La decisión del presidente ucraniano, Volodomir Zelensky, de reemplazar al comandante en jefe de las fuerzas armadas, Valery Zaluzhny, es un síntoma de las crecientes dificultades que Kiev está enfrentando en la guerra con Rusia.
Zelensky y Zaluzhny habían protagonizado roces públicos en los últimos meses, cuando el ahora desplazado titular de los militares sostuvo ante medios internacionales que la contraofensiva ucraniana emprendida en 2023 había fracasado y era preciso encarar un reclutamiento masivo (de cientos de miles de hombres) para reemplazar a los muertos y heridos por el conflicto. Zaluzhny goza del reconocimiento de políticos opositores como el alcalde de Kiev, el exboxeador Vitali Klitschko, y el expresidente y magnate del chocolate, Petro Porochenko. Se estima que se lanzará a la arena política. Es el rival más serio con que cuenta el presidente actual en una potencial disputa por la máxima magistratura.
Desgaste
A casi dos años de la invasión rusa, las tropas ucranianas no solo no han podido mover las líneas en el frente con la contraofensiva, sino que Moscú “está avanzando de nuevo en el frente de la provincia de Donetsk y en el de Járkov, superando en infantería, dominio aéreo con drones, blindados y artillería a los ucranios” (El País, 2/2).
El desgaste se siente en los campos de batalla y el reclutamiento se complica debido a esta misma situación. “A diferencia de lo que ocurría durante los primeros compases de la invasión, ahora no se alistan demasiados”, dice el mismo diario (26/12/23). Testimonios del diario madrileño indican que muchos hombres eluden las salidas públicas por temor a cruzarse con alguna patrulla de enrolamiento.
Hay otro hecho a tener en cuenta: la corrupción dentro de las fuerzas armadas, donde se descubrieron casos de sobornos a cambio de no cumplir con el servicio; también se conoció en enero la compra ficticia de armas por hasta 40 millones de dólares. Un exviceministro de Defensa, en tanto, fue detenido bajo la acusación de compras con sobreprecios de raciones para los soldados. No hay que ser muy astuto para imaginar el impacto de estas denuncias entre la población, especialmente entre los potenciales reclutas.
Kiev ha conseguido un respiro con el anuncio de la Unión Europea de un auxilio por 50 mil millones de euros, tras superar el veto que imponía Hungría dentro del club de los 27. Pero, en cambio, sigue trabado el desembolso de nuevos fondos estadounidenses: el mismísimo Trump dinamitó un acuerdo bipartidario en el Senado para asignar 60 mil millones de dólares a Kiev, como parte de un paquete que incluía también ayuda a Israel y más efectivos para reprimir las migraciones en la frontera con México. No solo se trata de la campaña electoral: muchos republicanos recelan de seguir entregando dinero para una guerra que no avanza en el sentido deseado. Un grupo de ocho legisladores del Old Party escribió una carta al presidente Joe Biden el 31 de octubre pasado que señala que “los contribuyentes americanos se están cansando de tener que financiar una guerra eterna, en tablas y en la que no hay visos de victoria”. Hasta aquí, Washington ya aportó 75 mil millones de dólares (ídem, 8/2).
La conflagración está también extenuando a Ucrania en el frente económico. La deuda pública se habrá duplicado para fin de este año con respecto a la invasión, según datos del FMI (ídem, 2/2).
El Kremlin
Putin se mostró, en estas condiciones, triunfalista en la entrevista recientemente concedida al periodista conservador estadounidense, Tucker Carlson, si bien el conflicto armado ha provocado también bajas masivas en las filas rusas y ha sido acompañado por una “economía de guerra” que sufre la población. El mandamás del Kremlin volvió a insistir en la “desnazificación” de Ucrania, pero en verdad se trata de un pretexto: solo persigue la consolidación de los intereses de la camarilla oligárquica en la región. Después de todo, es sabido que cultiva vínculos políticos con referentes de la extrema derecha de numerosos países europeos.
Llegando al segundo aniversario, son aún más claros que antes los horrores que conlleva para las masas esta guerra entre el gobierno proimperialista de Zelensky, peón de la Otan, y la camarilla del Kremlin. Por eso, este 24 de febrero habrá movilizaciones en todo el mundo en rechazo de esta guerra imperialista.
Gustavo Montenegro
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