lunes, 5 de febrero de 2024

El Pentágono bombardea Irak y Siria, en otra escalada de la guerra mundial

El gobierno norteamericano ha lanzado ayer nuevos ataques militares en Medio Oriente –esta vez, contra lo que denominó fuerzas afiliadas a Irán-. Fueron utilizados aviones B-18, tripulados y no tripulados, con municiones de precisión y contra decenas de objetivos. Las autoridades de Estados Unidos alegaron que fue en represalia por ataques contra bases militares en Irak y Siria, que produjeron la muerte de varios soldados norteamericanos. En las semanas previas, la agresión militar norteamericana, en compañía de Gran Bretaña y Canadá, fue contra los hutíes de Yemen, y la justificación fue de otro tipo –los ataques yemenitas contra las naves que portaban material de y para Israel por el Mar Rojo-. Los países agredidos –Yemen, Irak, Siria– se encuentran instalados en la región desde al menos la primera guerra mundial; ni hablar de Irán, que tiene siglos de existencia continua. El único que está fuera del casillero es el imperialismo norteamericano, que ha instalado bases en países ajenos que piden su retiro y ha plantado la flota de guerra en el Mediterráneo para auxiliar el genocidio contra Gaza. Los gobiernos de Irak y de Siria vienen reclamando sistematicamente el retiro de las bases norteamericanas en sus países. 
 Para un inmenso número de observadores, el objetivo del despliegue militar norteamericano en el Medio Oriente apunta a una guerra contra Irán, algo que figura desde hace mucho tiempo en la agenda de Israel, que sin embargo apoyó a Irán militarmente en la guerra entre Irán e Irak, en la década del 80 del siglo pasado. En esa guerra, Estados Unidos estuvo del otro lado de la barricada, junto a Rusia, apoyando a Irak y a Saddam Hussein. A diferencia de lo que ocurre en Ucrania, donde ambos bandos en guerra –la OTAN y Rusia– poseen armas nucleares, en Medio Oriente el monopolio atómico es de Israel, que podría usar armas nucleares contra Irán sin el temor de una represalia similar. Una parte de la prensa norteamericana viene urgiendo a Biden al ataque contra Irán, en nombre de la democracia y de la defensa de las mujeres oprimidas por el régimen clerical de los ayatollas. Sería un ataque quirúrgico contra las instalaciones de producción de uranio de Irán, con la expectativa de producir un cambio de régimen y, más que eso, un realineamiento geopolítico en toda la región. Los planes de un acuerdo estratégico entre Arabia Saudita e Israel se encuentran a la espera de ese desenlace. El reino saudita, sin embargo, reclama el derecho a poseer su arsenal atómico.
 Este cuadro de conjunto explica los objetivos de guerra de Israel contra Gaza. La limpieza étnica de la población palestina sólo es viable en un nuevo contexto regional y, hasta cierto punto, mundial. Lo que ocurre en el Medio Oriente es un contrapunto con la guerra en Ucrania –el cambio del mapa político mundial. La Unión Europea acaba de anunciar un paquete de asistencia a Ucrania de 50 mil millones de euros; para esta semana se espera la salida del comandante en jefe del ejército ucraniano, partidario de iniciar conversaciones de paz con Rusia, expulsado por Zelensky.
 La cuestión de la guerra dominará la campaña electoral norteamericana, que acaba de comenzar. Vendrá acompañada de un elemento complementario: la cuestión inmigratoria en la frontera sur y por el desarrollo de cadenas de producción con América Latina. La crisis de municiones y asistencia militar que ha sufrido Ucrania de parte de la OTAN tiene que ver con la cuestión de la economía de guerra, su punto de partida elemental. Lo que gran parte de los medios de comunicación persiste en presentar como conflictos locales o un enfrentamiento de principios entre la democracia y el autoritarismo, forma parte de un escenario donde la guerra mundial está presente en la agenda de las naciones más poderosas, o sea el imperialismo mundial. 

 Silvina Yoga 
 03/02/2024

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