Para un inmenso número de observadores, el objetivo del despliegue militar norteamericano en el Medio Oriente apunta a una guerra contra Irán, algo que figura desde hace mucho tiempo en la agenda de Israel, que sin embargo apoyó a Irán militarmente en la guerra entre Irán e Irak, en la década del 80 del siglo pasado. En esa guerra, Estados Unidos estuvo del otro lado de la barricada, junto a Rusia, apoyando a Irak y a Saddam Hussein. A diferencia de lo que ocurre en Ucrania, donde ambos bandos en guerra –la OTAN y Rusia– poseen armas nucleares, en Medio Oriente el monopolio atómico es de Israel, que podría usar armas nucleares contra Irán sin el temor de una represalia similar. Una parte de la prensa norteamericana viene urgiendo a Biden al ataque contra Irán, en nombre de la democracia y de la defensa de las mujeres oprimidas por el régimen clerical de los ayatollas. Sería un ataque quirúrgico contra las instalaciones de producción de uranio de Irán, con la expectativa de producir un cambio de régimen y, más que eso, un realineamiento geopolítico en toda la región. Los planes de un acuerdo estratégico entre Arabia Saudita e Israel se encuentran a la espera de ese desenlace. El reino saudita, sin embargo, reclama el derecho a poseer su arsenal atómico.
Este cuadro de conjunto explica los objetivos de guerra de Israel contra Gaza. La limpieza étnica de la población palestina sólo es viable en un nuevo contexto regional y, hasta cierto punto, mundial. Lo que ocurre en el Medio Oriente es un contrapunto con la guerra en Ucrania –el cambio del mapa político mundial. La Unión Europea acaba de anunciar un paquete de asistencia a Ucrania de 50 mil millones de euros; para esta semana se espera la salida del comandante en jefe del ejército ucraniano, partidario de iniciar conversaciones de paz con Rusia, expulsado por Zelensky.
La cuestión de la guerra dominará la campaña electoral norteamericana, que acaba de comenzar. Vendrá acompañada de un elemento complementario: la cuestión inmigratoria en la frontera sur y por el desarrollo de cadenas de producción con América Latina. La crisis de municiones y asistencia militar que ha sufrido Ucrania de parte de la OTAN tiene que ver con la cuestión de la economía de guerra, su punto de partida elemental. Lo que gran parte de los medios de comunicación persiste en presentar como conflictos locales o un enfrentamiento de principios entre la democracia y el autoritarismo, forma parte de un escenario donde la guerra mundial está presente en la agenda de las naciones más poderosas, o sea el imperialismo mundial.
Silvina Yoga
03/02/2024
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