En el marco de la tregua entre Israel y Hamas, que incluye un intercambio de prisioneros, salieron otra vez a la luz las pésimas condiciones a las que están sometidos los presos palestinos en las cárceles sionistas. El gobierno israelí viola los derechos humanos más elementales, aplicando una política de terror. La política penitenciaria del Estado de Israel tiene como objetivo contribuir al proceso de limpieza étnica que está teniendo lugar en el territorio histórico de Palestina.
“Cada semana, el Ejército israelí viene a golpearnos, nos quita toda la ropa, las mantas y los colchones”, relató Osama Naif Marmash a la Agencia Anadolu (27/11), un niño palestino que estuvo cinco meses recluido bajo detención administrativa. Como prima el más estricto hermetismo, lo que se sabe sobre la vida interna de las cárceles israelíes ha sido recabado por periodistas e investigadores en base a testimonios de palestinos liberados que valientemente se han animado a contar lo que vivieron allí.
Los presos palestinos están sometidos a un régimen de terror y de violencia extrema. Las fuerzas israelíes suelen pegarles palizas, a menudo en sus partes íntimas, provocándoles heridas; luego les niegan tratamiento médico (a su vez, se restringe el acceso a medicamentos). En las celdas reina el hacinamiento; muchas veces los detenidos duermen en el piso y carecen de mantas para protegerse del frío. Las fuerzas israelíes, asimismo, acostumbran a confiscar sus posesiones (ropas, zapatos, etc.), a patotearlos, a torturarlos y a humillarlos constantemente. En las cárceles también se han producido asesinatos. Los sionistas son criminales de guerra.
El ministro de Seguridad israelí, el fascista Ben Gvir, ha implementado en las instituciones carcelarias una política de hambre: la comida está racionada y no es nutritiva. “Nos daban dos comidas al día, pero por habitación, lo cual es un huevo y patatas cocidas a repartir entre todos, no era suficiente. Tuvimos que ayunar para ahorrar algo de comida y dársela a los más jóvenes o a los niños”, dijo un palestino liberado recientemente (El Diario Ar, 22/11). Gvir también limitó el tiempo de ducha a 4 minutos por persona.
Por otro lado, los presos palestinos no pueden ver a sus parientes ni recibir visitas de abogados ni del personal de la Cruz Roja, organización que tiene entre sus objetivos ingresar a las prisiones para observar si las personas privadas de libertad reciben un trato digno o no. Entre otras restricciones, “se vetó a los reos de acceder a la sala de comedor y se cortó el flujo eléctrico en sus celdas para evitar que contacten con el exterior ‘por medios ilegales’, lo que en general es a través de teléfonos que guardan clandestinamente”, señala un artículo de Infobae (25/10).
Un palestino cisjordano liberado hace poco relató que vio cómo soldados israelíes arrastraron a detenidos por el suelo después de haberlos golpeado y obligarlos a besar la bandera de Israel. También se ha denunciado cómo soldados sionistas obligan a detenidos palestinos a cantar el himno israelí.
“Al señalar que los reclusos palestinos se enteraron del acuerdo de intercambio de prisioneros el viernes después de la liberación de varios de ellos, Marmash, proveniente de la ciudad de Nablus, al norte de Cisjordania ocupada, indicó que los habían obligado a permanecer en el frío desde las 8 am hasta que llegó la Cruz Roja y los sacó de la prisión de Ofer” (Agencia Anadolu, ídem).
El sionismo se ensaña mucho con los niños. Según la ONG Save The Children, en el sistema de detención militar israelí, las infancias enfrentan abuso físico y emocional: el 86% de los niños son golpeados, el 69% son registrados al desnudo y el 50% son heridos al momento del arresto (incluso muchos llegan a las cárceles heridos de bala o con los huesos rotos). Además, varios niños han denunciado que fueron víctimas de violencia sexual. Los menores son sometidos a tribunales militares que no garantizan sus derechos básicos, un caso único en el mundo.
Israel mantiene encarcelados a más de 7.000 palestinos (entre ellos cientos de niños), de los cuales más de 2.000 están detenidos bajo el régimen de detención preventiva, el cual permite al sionismo encarcelar personas por tiempo indeterminado sin abrir juicio ni presentar cargos formales. Muchos de los detenidos son activistas, abogados y artistas. Recientemente fue aprehendida la activista Ahed Tamimi, ícono de la resistencia palestina.
El número de palestinos que se encuentran detenidos bajo esta modalidad está en ascenso. Pertenecen mayormente a Cisjordania, región en la que Israel desenvuelve una política de redadas y de asesinatos de tipo fascista. El gobierno sionista justifica esto diciendo que se trata de una herramienta para mantener a “terroristas peligrosos” fuera de las calles.
Según la Sociedad de Prisioneros Palestinos, desde que comenzara el conflicto el 7 de octubre, unos 3.000 palestinos han sido detenidos por las fuerzas represivas sionistas. Asimismo, cada año Israel detiene y procesa entre 500 y 1.000 palestinos menores de 18 años. Lo suele hacer mediante las redadas mencionadas anteriormente, las cuales se realizan en medio de la noche; los soldados trasladan a los niños con los ojos vendados y las manos atadas sin que los familiares sepan su destino.
De conjunto, estamos ante un régimen carcelario cuyo objetivo es contribuir al proceso de limpieza étnica que el Estado de Israel está desarrollando contra la población palestina hace más de 70 años. El terror apunta a quebrar políticamente y moralmente a los palestinos, sobre todo a su vanguardia militante.
El intercambio de rehenes entre Hamas y el sionismo continúa. La milicia puso en libertad a 17 rehenes e Israel excarceló a 39 palestinos, todos menores de edad. Se trata de un canje mediado por Estados Unidos, Qatar y Egipto. La ofensiva sionista contra la Franja de Gaza ha dejado casi 15.000 palestinos muertos, entre ellos más de 6.000 niños. Israel convirtió, con la ayuda del imperialismo norteamericano, a Gaza en un cementerio de niños.
El gobierno de Netanyahu pretende llevar al parlamento israelí un proyecto de ley que busca imponer la pena de muerte “a los terroristas cuyos actos estén dirigidos contra el pueblo judío”. Se apresta a dar un nuevo salto en su política de extermino contra el pueblo palestino. Paremos la masacre sionista con la movilización popular.
Nazareno Suozzi
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