Con fondos supuestamente provenientes de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), el plan está "destinado a financiar acciones y búsqueda de información para desacreditar y sabotear la cooperación internacional", según la cancillería cubana.
El gobierno de Cuba denunció este jueves un plan millonario de Estados Unidos para «desacreditar y sabotear» la cooperación médica que la Isla presta en decenas de países, programas «legítimamente establecidos» en los que los profesionales participan de «manera libre y voluntaria», aseguró La Habana.
A través de un comunicado, la Cancillería cubana expresó que «denuncia y condena enérgicamente la reciente agresión», que se une a las «groseras presiones ejercidas contra varios gobiernos para obstaculizar la cooperación cubana» en el exterior, una de las principales fuentes de ingresos del país caribeño.
Con fondos supuestamente provenientes de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), el plan está «destinado a financiar acciones y búsqueda de información para desacreditar y sabotear la cooperación internacional», explica el texto.
«El centro de la inmoral calumnia consiste en alegar, sin fundamento alguno, que Cuba incurre en la trata de personas o la práctica de la esclavitud y en pretender denigrar la meritoria labor que voluntariamente desarrollan (…) cientos de miles de profesionales y técnicos de la salud cubanos en varios países, particularmente del Tercer Mundo», señala la Cancillería.
En los últimos 55 años, más de 600.000 cubanos han prestado servicios médicos en al menos 160 países, cifras que en 2018 ascendían a unos 55.000 especialistas en 67 países, según datos oficiales.
La exportación de servicios profesionales –fundamentalmente médicos y maestros– es la principal fuente de ingresos de Cuba, donde la formación universitaria es completamente gratuita y cada año varios miles se licencian en la carrera de medicina para ejercer dentro o fuera del país.
El año pasado las misiones médicas en el exterior aportaron al país casi 6.400 millones de dólares, muy por encima de los más de 1.300 millones ganados por concepto de «servicios de soporte», la segunda fuente declarada de ingresos del país, que incluye asistencia a embarcaciones y aviones, entre otras prestaciones.
La gran mayoría de profesionales cubanos presentes atienden a comunidades desfavorecidas y trabajan en zonas apartadas, adonde raramente llegan especialistas.
Sin embargo, los críticos de estos programas los consideran una práctica lesiva para los médicos cubanos, debido a que una parte de su sueldo va a las arcas del Estado y a que no se les permite llevar consigo a sus familias.
La polémica alcanzó su punto máximo en noviembre pasado, cuando Cuba retiró a los más de 8.000 médicos en Brasil ante las amenazas del entonces presidente electo Jair Bolsonaro de cancelar esa iniciativa si La Habana no aceptaba unas nuevas condiciones, entre ellas que los doctores cobraran su salario íntegro.
De acuerdo con el comunicado de la Cancillería, «los técnicos y profesionales cubanos que participan en esos programas lo hacen absolutamente de manera libre y voluntaria» y durante su misión, «continúan recibiendo íntegramente su salario en Cuba y disponen, además, de un estipendio en el país de destino, junto a otras formas de compensación».
«En los casos en que Cuba recibe compensación por la cooperación prestada, esos colaboradores tienen el mérito de brindar un aporte altamente valioso, justo y totalmente legítimo para el financiamiento, la sostenibilidad y el desarrollo del sistema de salud masivo y gratuito» en el país, defiende La Habana.
Las «mentiras» sobre la «esclavitud» de los médicos cubanos «son reveladoras de la baja catadura moral del Gobierno de EE.UU. y los políticos que se dedican al negocio de la agresión a Cuba», destaca la Cancillería, que asegura que la campaña «cuenta con fondos millonarios y la complicidad de varios de los grandes medios».
Tras una breve etapa de «deshielo» en la que restablecieron sus nexos oficiales luego de casi medio siglo de enemistad, Estados Unidos y Cuba atraviesan nuevamente un delicado momento en sus relaciones, muy deterioradas desde la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca en 2017.
El actual mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, ha respondido con igual dureza la retórica agresiva de Trump y recientemente acusó a Washington de buscar restablecer el programa «parole» para médicos cubanos, que según la Isla, fomenta el «robo de cerebros» y desprestigia el sistema de salud del país caribeño.
Rebelión
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