jueves, 31 de marzo de 2016
Rock y socialismo, ¿todo gratuito?
“me vienen a convidar a tanta mierda”.
El Necio, Silvio Rodríguez
Los Stones tocaron gratis en Cuba. Bien por el medio millón de cubanas y cubanos que tuvieron la oportunidad de verlos y escucharlos. Cuando estuvieron en Chile o en Argentina o en Perú en días pasados, muchos de los admiradores y seguidores de su música no lo pudieron hacer. Los precios de las entradas eran prohibitivos, estos iban desde los 60 a los 750 dólares, para la gran mayoría de la ciudadanía, especialmente de los sectores trabajadores y populares, estos no tenían ninguna posibilidad de adquirirlas. Solo las y los chilenos ABC1, tuvieron la oportunidad de escucharlos. Lo mismo ocurrió en Argentina y en el Perú. Sin embargo las y los cubanos que apenas los conocen, por la estúpida e incomprensible prohibición de escucharlos por parte del Partido, pudieron asistir a un concierto de una de las bandas más costosas del circuito rockero mundial y de manera gratuita, es sin lugar a dudas, sospechoso.
Por eso, independientemente de lo positivo que tiene la presencia de los Stones en Cuba, deberíamos preguntarnos: ¿quién pago a los Stones para tocaran gratis en La Habana?
Cabe señalar que los Stones no es la primera ni la única vez que tocan en una sociedad "socialista". A lo largo de su historia musical tocaron en su decadente música, como fue declarada por el comunismo soviético, en los países del Este europeo o de la órbita soviética. Tocaron, por ejemplo, en Varsovia, Polonia, en 1967. Por cierto no lo hicieron gratis. En aquella ocasión hubo disturbios y protestas de las y los jóvenes que no pudieron ingresar a sus conciertos. Según Mick Jagger: "la gente que no pudo conseguir boletos era la que protestaba. En cambio, todos los hijos de los miembros del partido y la alta burocracia sí que los tenían".i
O sea, los Stones no hacen caridad musical. Alguien debió pagar el concierto de La Habana, lo más seguro que no fue el Gobierno cubano, por su pobreza endémica de divisas. Entonces, ¿quién fue y a cambio de qué?
Lo más seguro que lo hizo el Gobierno de B. Obama. El gobierno de EE.UU. igual que ayer, o sea antes de la revolución, comienza a comprar a las y los cubanos.
Habrá que esperar que el medio millón de ciudadanos cubanos socialistas que asistieron al concierto tengan consciencia de que el rock es y ha sido una manifestación artística musical extraordinaria. Pero a pesar de todos los aspectos de rebeldía libertaria que lo componen es una gigantesca industria capitalista que mueve millones y millones de dólares en todo el mundo.
Lo más probable que la presencia de los Stones en La Habana no se explique por otras razones que no sean los "negocios" no solo financieros del capitalismo sino también los ideológicos. Una dimensión más de la nueva ofensiva estadounidense para recuperar Cuba para el sistema capitalista regional.
Hasta ahora el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países ha estado dominadas por las simetrías simbólicas y sobre todo de un cuidado equilibrio político y de poder, por cierto ficticio, entre los dos gobiernos. Pues, lo verdadero es que el “poder” lo tiene EE.UU. y no Cuba. Hasta ahora no hemos visto a ciudadanos estadounidense vistiendo poleras con la bandera cubana como hemos visto a los cubanos portándola en La Habana.
Por lo tanto si se trata de mantener los equilibrios simbólicos, estaré esperando, por ejemplo, que el gran cantautor cubano Silvio Rodríguez sea recibido ya sea en el Madison Square Garden de Manhattan, Nueva York, o que sea debidamente homenajeado por su contribución a las artes musicales en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas en Washington DC. Y que B. Obama y su gente, más invitados selectos, aplaudan a Silvio interpretando, por ejemplo, “El Necio”.
Juan Carlos Gómez Leyton
Nota:
i Archivo personal de la Historia del Rock. Capitulo IV, Los Rolling Stones. Tomado de la Revista Ritmo. Los Rolling Stones no conocen las fronteras. Reportaje de la extensa gira realizada en Rusia.
Juan Carlos Gómez Leyton. Académico Universitario.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor medi
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