lunes, 28 de marzo de 2016
Fidel Castro: “No necesitamos que el imperio nos regale nada”
A una semana de la visita de Obama a Cuba el expresidente Fidel Castro responde desde una columna del diario oficial Granma al discurso que el presidente de EE.UU. dio en el Gran Teatro de La Habana.
El expresidente cubano Fidel Castro rompió hoy su silencio tras la visita de Barack Obama a la isla con una de sus “reflexiones” en el diario oficial Granma titulada “El hermano Obama”. En la misma Castro afirma que Cuba no necesita regalos del “imperio” y critica partes del discurso que Obama dio en el Gran Teatro de La Habana el martes pasado.
En el artículo Castro retoma las palabras de Obama cuando dijo que “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida por esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene herencias en esclavos y esclavistas”, para criticarle al presidente estadounidense que “Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana.”
Castro aprovecha también para señalar los olvidos de Obama sobre la invasión estadounidense a Bahía de Cochinos en 1961 “apenas un año y tres meses después del Triunfo de la Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados Unidos”, y también recuerda la participación cubana en la guerra en Angola para cuestionar "la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel". Sobre todos estos temas Castro se pregunta si Obama conoce "sobre esta historia" y afirma que "es muy dudoso que no supiera absolutamente nada".
Más adelante Castro afirma que Obama utilizó palabras "almibaradas" cuando dijo: "Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro (…) mi estadía aquí me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos".
Sobre estas afirmaciones Castro ironiza "Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto", y le recuerda a Obama que Estados Unidos es responsable por el "bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años" y se pregunta cómo olvidar a “los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza”.
Hacia el final de la carta Fidel castro sintetiza “Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.”
Fidel Castro, de 89 años, se alejó de los cargos políticos en 2006, momento en el que asumió la presidencia su hermano Raúl. Sin embargo ha mantenido sus columnas de “reflexiones” en los medios oficiales, desde donde eventualmente aparece como la “voz moral” de la Revolución, sobre todo frente a los aspectos de los giros políticos de los últimos años que resultan más indigeribles entre sectores de la base del Partido Comunista. Un rol similar cumplió en los días previos a la visita de Obama al recibir al presidente de Venezuela, Nicolas Maduro, país que fue el principal socio político y comercial de la Isla durante los primeros años del siglo XXI. La visita de Maduro trató de ser un contrapeso a la de Obama, aunque con poco éxito. De hecho el día que llegó el presidente de Estados Unidos, la tapa del diario Granma trató de "ningunearlo" de manera un tanto infantil poniendo dos fotos de la visita de Maduro y solo un recuadro anunciando la llegada de Obama.
Pero la visita de Obama era difícil de contrapesar con gestos. Se trataba de una visita histórica con un objetivo claro de avanzar en la restauración capitalista en la isla y devolverla a la órbita del imperialismo estadounidense, barriendo de paso con las conquistas que aún quedan de la revolución. La reunión con los “emprendedores” (los sectores más prósperos de entre los 500.000 cuentapropistas que tiene la isla), estuvo destinada a ganar una base de apoyo abiertamente procapitalista, al igual que la reunión con la “disidencia” de derecha, que es profundamente restauracionista. Junto a estas acciones estuvo el discurso en el teatro de La Habana, donde Obama llamó una y otra vez a que sea el “pueblo cubano” quién decida el futuro de la isla, en un llamado (indirecto) hacia una mayor apertura política de parte del gobierno del PC.
Raúl Castro está a la cabeza del proceso de “transformaciones”. Las políticas impulsadas por el gobierno cubano en los últimos años van en un sentido de apertura capitalista en la isla. Las diferencias con el gobierno de Estados Unidos tienen que ver con los tiempos y con asegurarse ser el Partido Comunista el vehículo y garante de la restauración.
Pero la visita de Obama fue políticamente ofensiva y no trajo siquiera una propuesta seria sobre el levantamiento del bloqueo criminal que EEUU mantiene sobre la isla hace más de medio siglo. Su discurso en el teatro de La Habana ha circulado intensamente en redes alternativas de distribución como el conocido paquete de contenidos audiovisuales, que esta semana incluye una copia del discurso de Obama en texto y video.
La reaparición de Fidel Castro con su columna de reflexiones viene a intentar dar respuesta al “huracán” político que provocó en la isla la visita de Obama, y la falta de una “crítica” oficial. Las columnas de Fidel, que juegan un rol de contención y “balance” frente a la política oficial de mayor apertura, no son nuevas, y se han vuelto compatibles, permitiendo ser una vía de descompresión para los sectores descontentos con los ritmos y condiciones del acercamiento a Estados Unidos. Sin embargo, los símbolos parecen tener cada vez menos efectividad, para hacer las veces de contención, frente a la política de estado que ya hace tiempo ha puesto el norte en el camino de un proceso de restauración capitalista en la isla.
Juan Andrés Gallardo
@juanagallardo1
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