lunes, 7 de septiembre de 2015
El FBI espió por décadas a Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez y su esposa Mercedes Barcha.
Comenzó a ser espiado por el FBI en 1961, cuando se alojó durante un mes en el Hotel Webster, en Manhattan. El entonces director de la agencia de inteligencia estadounidense, Edgar J. Hoover, ordenó abrir la investigación y pidió que siempre se le avisara de inmediato si “entra a Estados Unidos por cualquier propósito”.
En los informes, figura que el FBI mantenía contacto con informantes confidenciales que detallaban sus pasos. La investigación sobre Gabriel García Márquez recién se cerró en los años ’80, según los documentos desclasificados que reveló ayer The Washington Post.
El diario estadounidense pidió a la agencia federal desclasificar 137 páginas de una investigación desarrollada durante más de dos décadas y que revelan que el galardonado escritor fue vigilado desde el año 1961, cuando se alojó durante un mes en el Hotel Webster, en Manhattan, acompañado de su esposa y su hijo Rodrigo García
Por aquellos años, el autor de Cien años de Soledad llegó a Nueva York para trabajar como empleado de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, y con el tiempo se volvió un amigo cercano del líder cubano Fidel Castro. A pesar de esto, el artículo del Washington Post reconoció que “las motivaciones del FBI para investigarlo son poco claras”.
Los documentos desclasificados no dan pistas de que al premio Nobel de Literatura se le abriera una investigación criminal, aunque la agencia federal mantiene aún 133 páginas clasificadas y sin ser puestas de conocimiento público.
Según se desprende de los documentos, la orden para que se le abriera un expediente interno al colombiano habría provenido del propio director del FBI, Edgar J. Hoover, quien instruyó de que la agencia sea avisada de inmediato si el escritor “entra a Estados Unidos por cualquier propósito”.
En los primeros reportes sobre las actividades del escritor figura que el colombiano pagó una tarifa de 200 dólares mensuales por alojarse en el hotel de Nueva York, y que el FBI mantuvo contacto con por lo menos “nueve informantes confidenciales” que detallaban los pasos del escritor y periodista.
El diario estadounidense aclara que el FBI, ajeno a la importancia que el colombiano iba adquiriendo en el mundo de las letras, inicialmente confundió su nombre y etiquetó su archivo bajo el rótulo de José García Márquez, en el que con los años se acumularon reseñas y perfiles escritos por medios como el Times, The New York Times y publicaciones en español.
Su hijo Rodrigo García, hoy cineasta radicado en Los Ángeles, dijo que su familia no tenían pistas de que su padre fuera objeto de una investigación por parte del FBI, aunque la noticia no le sorprende. “Considerando el hecho de que este colombiano estaba en Nueva York para abrir una agencia de prensa cubana, hubiera sido inusual que no lo espiaran”, comentó Rodrigo García, quien reveló que pocos meses después su padre fue despedido de la agencia de noticias.
El cineasta también dijo que su padre “nunca perteneció a ninguna organización política” y recordó que por esos años, en más de una ocasión, el escritor le mencionó que había descubierto que en su camino de regreso a casa era seguido por dos hombres que hablaban entre ellos mediante susurros.
El expediente del escritor colombiano, que contiene entradas con fechas de hasta los primeros años de la década de 1980, se suma a otros también relacionados a seguimientos de políticos, artistas y escritores, ordenados todos por el controvertido director de la agencia, Edgar J. Hoover.
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