El presidente Biden se valió de un truco para hacer valer el paquete financiero a Ucrania, que es al mismo tiempo coherente con su estrategia de guerra. Reunió en el paquete, por 95 mil millones de dólares, la asistencia militar a Israel y a Taiwán, el conjunto del territorio que forma parte de esta guerra mundial. El bombardeo reciente a la embajada de Irán en Damasco ha creado un conflicto militar potencial con Rusia, que ha asumido, desde 2014, el control del espacio aéreo de Siria. El mismo día en que Biden ponía en vigencia el paquete legislativo, el estado sionista anunció el comienzo de una ofensiva de conjunto contra Líbano, donde opera la milicia Hizbollah. También preparaba el asalto a Rafah, en el sur de Gaza, en lo que describe como la operación final de la masacre que inició a partir del 7 de octubre pasado. Este asalto cuenta con el apoyo del imperialismo norteamericano, que habría obtenido a cambio una represalia ‘calbrada’ de Israel a Irán, la semana pasada.
Ni Biden ni Zelensky han esperado a la activación del paquete financiero para mostrar el propósito de ampliar la guerra en Ucrania. Por el lado del norteamericano, ordenó el envio ancitipado de un billón de dólares para contener el derrumbe del frente oriental ucraniano ante Rusia. Zelensky, por su lado, ordenó el ataque a instalaciones eléctricas ubicadas a 400 kilómetros en el interior de Rusia. El paquete militar de Estados Unidos prevé la entrega de misiles de ese poder de alcance, lo que incluye a Moscú. “Washington empezará a entregar a Kiev los ansiados ATACAMS, misiles de largo alcance que llegan a objetivos situados a 300 kilómetros, Con esas armas, continúa el corresponsal de Clarín (25/4), Kiev podrá seguir atacando en territorio ruso”. El gobierno norteamericano busca provocar una guerra europea para involucrar en la guerra más decididamente a la Unión Europea y a Alemania. La UE, y Alemania especialmente, han votado un enorme paquete para Ucrania, focalizado en la defensa antiaérea y en la disputa del espacio aéreo. Por otro lado, “los primeros ministros de Gran Bretaña y Alemania anunciaron planes para desarrollar sistemas de artillería de ruedas de 155 mm, por control remoto. El primer ministro alemán, Olaf Scholz, se niega a entregar a Zelensky los poderosos misiles Taurus, de poderosos alcance y precisión, para evitar una represalia contra su propio territorio”. Pero esta negativa sólo añade otra razón para echarlo del gobierno, pues “La presidenta de la comisión de defensa del Bundestag, Marie-Agnes Strack-Zimermann, dijo este miércoles que si Estados Unidos entrega los ATACMs, no hay razones para no entregar los Taurus” (Clarín).
Una noticia de menor alcance por ahora, acerca de coimas y fraudes del viceministro de Defensa de Rusia, vuelve a recentrar el carácter político de la guerra. Apunta a reconfigurar, por medio de crisis de gobierno y de régimen, el escenario político de los estados en guerra. Las victorias y derrotas militares constituyen una perspectiva de última instancia, porque supondría el uso de armamento atómico. Otra cosa es un derrumbe político de los regímenes en presencia, como consecuencia, de un lado, de los reveses en el terreno militar, conjuntamente con el desarrollo de crisis financieras y económicas, rebeliones populares y fracturas de alianzas internacionales.
Los nuevos paquetes de la OTAN -EEUU, UE, Australia- extienden la guerra mundial a Gaza y Palestina; a Líbano y Siria; a Irán, y potencialmente al Cáucaso sur. Con Milei, el ecuatoriano Noboa, Bolsonaro, Uribe y otros, el imperialismo yanqui la extiende a América Latina.
Jorge Altamira
25/04/2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario