El alarmante nivel de empobrecimiento generalizado de la población trabajadora en el Reino Unido ocupó, desde el comienzo de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, la tapa de la prensa internacional.
Las cifras ofrecidas por el Departamento de Estado y Pensiones (DWP) son brutales: “el 25 por ciento de los niños en el Reino Unido en 2022-23 vivían en pobreza absoluta, frente al 23,8 por ciento del año anterior”. Estos niveles, según la autora de la nota, sería el salto interanual más alto desde que comenzaron las mediciones en 1994-95.
Desde el año 2017/18, como parte de la política del Brexit, Reino Unido comenzó una reducción y limitación a las prestaciones sociales. Lo que ha impactado en un nivel más alto de empobrecimiento en las familias denominadas “numerosas” (3 o más hijos). Esto se debe al límite de asignaciones por hijo a solo 2 y a la eliminación de otra gran cantidad de prestaciones que se sustentaban con fondos provenientes de la Unión Europea. Ya en 2018, un experto de la ONU en Derechos Humanos, Phillip Alston, relator especial en pobreza infantil, había advertido que la implementación del Brexit haría crecer en un 7% la pobreza infantil para 2022.
Estás políticas resultaron en un recorte de fondos del 49% destinados a los Ayuntamientos de Reino Unido, junto con el cierre de librerías, clubes sociales y otra gran cantidad de centros especiales orientados a solventar, parcialmente, las carencias hogareñas de las familias más pobres. El relato de Alston, en 2018, resultaba rotundo: “gente que depende de los bancos de alimentos para su próxima comida”, gente “que ha vendido sexo por dinero o refugio” y jóvenes “que sienten que las bandas son la única forma de huir de la miseria” (news.un.org, 16/11/18).
En estos años, la escalada de la pobreza infantil ha confirmado todas las advertencias realizadas y la guerra de la OTAN solo ha empeorado todas las predicciones anteriormente realizadas. La crisis inflacionaria resultante del conflicto bélico ha convertido la cuestión en una crisis humanitaria. Las familias trabajadoras, ocupadas, han comenzado a engrosar las filas de los comedores comunitarios.
El cierre de estas instituciones comunitarias ha llevado la presión a escuelas y organizaciones benéficas. Pero el abrupto crecimiento de la pobreza infantil lo vuelve una tarea imposible. Según el Grupo de Acción contra la Pobreza Infantil (CPAG), para fines de 2023, 4,2 millones de niños y niñas crecían en la pobreza. Esto trasladado a la realidad cotidiana de la escuela significa la presencia de 9 alumnos pobres por aula en un curso de 30 (https://cpag.org.uk/child-poverty/poverty-facts-and-figures).
Un informe especial del periódico The Guardian - retomado por WSWS - señala, “el director de una escuela primaria en una zona desfavorecida del noroeste de Inglaterra dijo: "Tenemos un niño al que metemos en la ducha un par de veces por semana". El periódico informó: “Su escuela lavaba rutinariamente uniformes para niños cuyas familias no tenían lavadora”. Una “escuela intervino recientemente para ayudar después de descubrir a un alumno mendigando afuera de un supermercado”.
Se calcula que actualmente el Reino Unido destina 2,5 mil millones de libras esterlinas en programas de ayuda a las hijas de las familias más pobres. Los informes del CPAG muestran que 7 de cada 10 niños pobres tienen un padre con trabajo formal remunerado. Según el mismo portal, de eliminarse los límites en pensiones a las familias, más de 300 mil niños y niñas saldrían de la pobreza. Otro tanto se lograría con la recomposición de programas y fondos comunitarios y educativos recortados. En contrapartida, las fuerzas armadas han visto incrementar su presupuesto hasta superar los 50 mil millones de libras.
El aumento espiralado de la pobreza, principalmente entre los hijos de las familias obreras, muestra la decadencia de las potencias imperialistas y su incapacidad para garantizar ya las condiciones mínimas de subsistencia de los explotados. Ante las elecciones generales de este año, el Partido Laborista ha garantizado el sostenimiento de la guerra y su profundización, una línea de continuidad con los gobiernos conservadores de la última década. El régimen político británico en su conjunto se encuentra alineado a esta política belicista y anti-obrera.
La lucha contra la guerra se enmarca en la lucha más general por eliminar todas las privaciones, miserias y vejaciones a las que son expuestos los hijos de los trabajadores del mundo desde su nacimiento.
Joaquín Antúnez
15/04/2024
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