El empresario Elon Musk, quien dijo haber comprado la red social Twitter para “intentar ayudar a la humanidad”, envió una intimación a sus empleados (los que quedan, ya que se desprendió al asumir de la mitad de la plantilla) que rezaba: “para tener éxito en un mundo cada vez más competitivo, tendremos que ser extremadamente duros. Esto significará trabajar muchas horas a gran intensidad. Solo un rendimiento excepcional constituirá un aprobado”.
El que no avalara esta orientación corporativa antes del jueves, se quedaba fuera, con una indemnización equivalente a tres meses de sueldo.
El aporte de Musk a la humanidad, así, empieza por la más cruda superexplotación del personal.
Se estima que cientos de empleados no respondieron (o lo hicieron negativamente) el formulario enviado por el hombre más rico del mundo (dueño de Space X y Tesla), en lo que ha sido definido por los medios como una ola de renuncias masivas.
La sangría de personal, entre despidos y renuncias, abre la duda sobre la capacidad de funcionamiento de la red del pájaro. Hasta el 21, la empresa cerró su sede en San Francisco e invalidó los pases de seguridad, mientras procesa los cambios.
A la vez, la caótica instrumentación del servicio Twitter Blue, que arancela la verificación de autenticidad de una cuenta por 8 dólares mensuales, obligó a poner en el congelador el proyecto hasta fin de mes. Aparecieron todo tipo de impostores que registraron cuentas con el nombre de importantes figuras y empresas (hasta un Jesucristo), emitiendo luego mensajes apócrifos.
La era Musk en Twitter coincide con un ajuste en las grandes tecnológicas. Facebook y Amazon también lanzaron despidos masivos. Se trata de firmas favorecidas durante la pandemia, que a la primera de cambio buscan descargar sus problemas sobre los trabajadores.
Twitter, además, es centro de agudas disputas políticas, debido a la posibilidad de que Musk rehabilite la cuenta del expresidente Donald Trump. El megamillonario de origen sudafricano llamó en estas últimas elecciones a votar por los republicanos, aunque bajo un ángulo democrático -dividir el poder.
Siete senadores demócratas han presentado un pedido de investigación a la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés), argumentando posibles vulneraciones a la seguridad de los usuarios como resultado del despido de personal clave.
La puja recién está empezando.
En la era de los monopolios, la libertad de expresión y los derechos de los trabajadores son igualmente pisoteados.
Gustavo Montenegro
No hay comentarios:
Publicar un comentario