Alguna vez desaparecerá el sistema capitalista en Estados Unidos, porque ningún sistema social de clases ha sido eterno (Fidel)
Donald Trump, actual dictador de la plutocracia gobernante en los Estados Unidos, es tan ignorante en política e historia como un obseso temeroso de las ideas socialistas, en sus múltiples variantes, que se mueven como fantasmas visibles o invisibles para las clases explotadoras y aun para las clases explotadas mismas.
Si Trump planteó en el reciente 74 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas que jamás su país será socialista, repitiendo algo que ha expresado en otras ocasiones, es porque tiene temor que el pueblo estadounidense, algún día, no importa el año, se canse de las monsergas ideológicas que la plutocracia reinante les ha hecho creer: que son en teoría y práctica la mejor democracia de la historia de la humanidad, y por lo tanto, eterna. El día que las vendas caigan de los ojos y los reflejos condicionados se inhiban y se demuestre su inutilidad, cada vez más ciudadanos empezarán a plantearse otro modelo de sistema, más justo, solidario y democrático, a través de ideas que irán abriendo los caminos a los pocos y muchos soñadores de los cambios sociales.
Bastaría la adopción de ideas y conquistas del socialismo tales como la igualdad plena de los derechos entre los hombres y mujeres, la educación, la cultura y la salud gratuitas y accesibles para todos, la solidaridad y la paz interna y entre todos los pueblos del mundo, la justicia, el cese de la filosofía y política del despojo y la explotación de los seres humanos y el cese de los privilegios de clases, para que sean evidentes la superioridad de las proyecciones socialistas a nivel de las sociedades contemporáneas.
Tal vez la obsesión de Trump proviene del discurso de algunos políticos actuales de su país, que hablan públicamente de socialismo en sus campañas electorales con una visión propia de la naturaleza patriótica del pueblo estadounidense y de sus necesidades y aspiraciones inveteradas.
Mucho se puede discutir y analizar sobre el socialismo y sobre los factores, circunstancias y épocas que permitan abordar un problema tan complejo para el presente. Sin embargo, este fue uno de los asuntos al que tuvo que enfrentarse Fidel en la entrevista concedida a la periodista norteamericana Bárbara Walters el 19 de mayo de 1977.
La pregunta concreta fue la siguiente: ¿Cree usted que Estados Unidos llegue algún día a ser un país socialista?
Estas fueron las ideas de Fidel contenidas en su respuesta inmediata:
“Yo sí. Un día.
Estados Unidos, las colonias se liberaron, se constituyó una nación; pero era un país esclavista. Si se hubiera podido preguntar aquella vez a alguien, a los dueños de esclavos, habrían dicho: no, nunca desaparecerá la esclavitud. Pero un hombre consciente en aquella época habría dicho: algún día se acabará la esclavitud. Se acabó la esclavitud, vinieron los obreros asalariados; vino el capitalismo, se desarrolló extraordinariamente. Y si a un hombre razonable le preguntan ahora si eso será eterno, tiene que decir: no, no será eterno. Alguna vez desaparecerá el sistema capitalista en Estados Unidos, porque ningún sistema social de clases ha sido eterno. Alguna vez desaparecerán las sociedades de clases. Es en ese sentido que lo digo.
Pero pueden estar tranquilos. No vislumbro a corto plazo ningún cambio hacia el socialismo en Estados Unidos.
Realistamente… Mire, por lo general, los que han pensado en los cambios sociales, siempre se imaginaron que iban a ocurrir mucho más rápidamente, muy pronto. La historia demostró que los cambios sociales no se producen tan pronto.
Si yo dijera que en la generación de sus hijos Estados Unidos va a cambiar hacia el socialismo, me podrían acusar de optimista con razón. Yo pienso que ni siquiera en la generación de sus hijos.
Ahora, no sé que pensarán los marxistas en Estados Unidos, los socialistas en Estados Unidos. Posiblemente ellos tengan un criterio diferente. Tal vez tengan esperanzas de que pueda ocurrir.
Pero sí le puedo decir una cosa: nadie les impondrá, ni les podrá imponer ese cambio.
Pero si un día la mayoría del pueblo de Estados Unidos quiere el socialismo, me hago una pregunta. ¿La CIA estará de acuerdo? ¿El Pentágono estará de acuerdo? ¿Las compañías multinacionales estarán de acuerdo? ¿La élite del poder estará de acuerdo?”
Como se puede constatar en las palabras de Fidel están sintetizados aspectos fundamentales a la luz de la experiencia conocida hasta aquella fecha. Pero habría que añadir que las ideas y aspiraciones socialistas en personalidades y grupos diversos y sus acciones para empujar los cambios hacia el sistema correspondiente llevan mucho tiempo en la contienda política y electoral, aunque siempre en una minoría discriminada y hasta perseguida. El macartismo es el ejemplo más connotado de un proceso que fue traumático para sectores diversos de la sociedad norteamericana.
En el transcurso de la historia mundial las ideas socialistas, como las otras sociales, han tenido su momento de auge lento o rápido, y también de retroceso. Desde la publicación del Manifiesto Comunista en 1848 hasta hoy han transcurrido 170 años. Y 69 años después del Manifiesto triunfó la primera Revolución Socialista en Rusia y después de la segunda guerra mundial se produjeron triunfos socialistas, por una causa u otra, en los países integrantes de la Unión Soviética, China y otros países de Europa, Asia, África y, por supuesto Cuba en América Latina.
Al cabo de este proceso liberador socialista, más del 40 % de la población mundial residía en países con sistemas socialistas con distintas características. El mundo capitalista entonces se balanceaba en una cuerda floja, y apelaba a todas sus fuerzas, mañas y agresiones subversivas para impedir lo que se veía como una tendencia inevitable.
Después del derrumbe del campo socialista en la década del 90, con la caída también del socialismo en otros países más vulnerables, algunos países socialistas permanecieron firmes alzando esta bandera, A principios del siglo XXI surgieron procesos socialistas de gran aliento en varios países de América Latina, que por sus características podían y pueden servir de ejemplo, por sus realizaciones, a otros pueblos del mundo. El llamado socialismo del siglo XXI, con renovados fundamentos irrumpió cuando menos lo esperaban los agoreros del “fin de la historia”. La revolución bolivariana ha sido el proceso más sobresaliente y de mayor influencia.
Hoy viven en sociedades de países socialistas más de un 25 % de los habitantes del mundo. Así que la experiencia en la construcción de este sistema aun esta vigente, y presenta matices y características propios de cada uno de los países, teniendo en cuenta su historia, cultura, desarrollo social y económico y organizaciones dirigentes. Además, dependiendo de las dificultades y agresiones miles que los países desarrollados, especialmente el imperio estadounidense, han impuesto en forma ilegal y criminal. Al respecto, habría que calcular cuanto millones de seres humanos han perdido la vida o vivido sufrimientos infinitos. En fin, cuanto daño material y espiritual han causado a los pueblos con sistema socialista esas verdaderas guerras libradas durante años contra países grandes y pequeños, que no pudieron o no han podido disfrutar plenamente de las bondades, conquistas y realizaciones que son inmanentes de la construcción socialista auténtica.
Todo lo que se diga de los sistemas capitalistas entronizados desde su surgimiento sería poco. El sistema neoliberal actual es solo la manifestación de un proceso histórico largo, pues el capitalismo como sistema ha tenido y tiene muchos rostros. No se puede olvidar que las guerras que asolaron a Europa fueron provocadas y se desarrollaron entre países capitalistas. El nazismo en Alemania, y el fascismo en Italia y España fueron formas extremistas del capitalismo. Los regímenes más represivos e inhumanos de América Latina, como los de Chile, Argentina, etc., todos fueron modelos ejemplares de capitalismo y amorosamente apoyados por Estados Unidos.
El sistema capitalista vigente en Estados Unidos, en su fase superior de imperialismo, ha provocado más muertes de seres humanos que ningún otro en la historia, ya sea por las guerras desatadas contra países en todas partes del mundo o por la explotación y las miserias que han impuesto a los países bajo su égida malvada, incluyendo agresiones a países con sistemas capitalistas y socialistas. Como hecho relevante, hay que recordar los días más horrendos del uso de las bombas atómicas, el 6 y 9 de agosto de 1945, contra las ciudades de Hiroshima y Nagazaki.
En conclusión, razón tenía Fidel al definir, el 12 de noviembre de 1999, al sistema capitalista de esta manera.
"Este sistema abominable no solo encamina la humanidad hacia su exterminio físico, sino que la destruye espiritualmente; convierte a cada ser humano en un egoísta, en un competidor ciego el uno del otro, en enemigo de todos los demás; a cada uno de los ciudadanos de un país, en avaros, egoístas, falsos, mentirosos".
Wilkie Delgado Correa
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