Tan diversas como las propuestas mismas, resultaron las impresiones de los participantes en el Festival “Artes de Cuba: De la isla para el mundo” (“Arts of Cuba: From the Island to the World”) en el Kennedy Center.Acompañar al piano a la inmensa Omara Portuondo en la gala inaugural, resultó para el aún estudiante de la Universidad de las Artes Roldany Hernández : “extraño, magnífico, sencillamente insuperable”. Para Beatriz García, joven integrante de la Compañía Malpaso, “fue muy bonito ver y sentir como el público americano reconoció y halagó nuestra presentación”.Para “litter Cubanito”, como para su madre, fue una celebración su incursión por sus raíces, esas que laten debajo de su tez blanca y pelo rubio.
En igual sentido no resultó la cobertura mediática del Festival. Una observación sosegada, pasadas las pasiones, nos informa de una tendencia y un comportamiento común de los reporteros y las agencias hegemónicas. Pareciese como si fragmentar, disolver ciertas aristas del fenómeno artístico sustituyéndolas por otras preferentemente políticas, hubiese sido la estrategia -ingenierilmente consensuada-, para impedir a sus lectores aquilatar el suceso artístico en su justa medida. Tendencia más clara si la comparamos con la promoción del Festival, desde la propia institución anfitriona, desde su sitio web, su canal de Youtube y las redes sociales.
"A Cuban cornucopia at the Kennedy Center" de Anne Midgette para el The Washington Post fue de los primeros y que mejor sintetizó la versatilidad de las propuestas. Un “cuerrno de la abundancia” le pareció la noche inaugural en el Teatro Eisenhower. “Un crisol de culturas, intrincado y gratificante”, la interpretación de la sonata del reconocido compositor cubano Leo Brower por el guitarrista Alí Arango. Sin embargo, al señalar la actuación de la Orquesta del Lyceum Mozartiano de La Habana, dejó caer entre paréntesis que algunos de estos estudiantes practican con instrumentos en los que sustituyen las cuerdas por cables de teléfono. ¿Sería una crítica para los responsables del bloqueo y las carencias de insumos y materiales necesarios para el estudio de las diferentes disciplinas en la enseñanza artística?
"El Kennedy Center se contagia con la “cubanía” en festival de arte de Cuba" fue el título de la reseña de María Peña para La opinión, de Los Angeles, y replicado por el también hispano El Diario , de Nueva York. En este, se presentó el Festival como la oportunidad de mostrar y disfrutar “lo mejor de la diversidad y riqueza cultural de la isla”, "un verdadero festín para los sentidos” y “una especie de ofensiva diplomática-cultural”.
Fue un reporte bastante abarcador del programa concebido por el Kennedy y que destacó las intenciones de la curadora del festival Alicia Adams y la de los artistas cubanos -representados por los plásticos Roberto Diago y Manuel Medive, así como del pianista clásico Ulises Hernández- de mostrar su orgullo por la “cubanía” y “tender puentes” entre ambas naciones, “mientras la Administración Trump exige un muro fronterizo”.
Dos días después, ese mismo medio publicó una nota informativa: "Arturo Sandoval critica exclusión de artistas del exilio en festival cubano en Washington". Era sobre una gira internacional para promover el último disco del músico cubanoamericano y terminó con ese título por los comentarios de Sandoval, cuestionadores del criterio curatorial de los del Kennedy Center. La nota igualmente se publicó El Diario y en otros sitios hispamos.
Para contar la llegada a Washington de una “muestra de la vanguardia artística cubana”, la periodista de CNN en español Ione Molinares, insistió con los artistas en que se refirieran a lo “difícil de hacer arte en Cuba”. Esta fue la sincera y contundente repuesta de Celia Ledón : “Dificil no es, si hay un país para hacer arte es Cuba, todo el mundo es artista”.
No debe resultar extraño que uno de los textos más replicados haya sido el del corresponsal de Associated Press Luis Alonso Lugo, tanto en su versiones en inglés ("Cuban culture spotlighted by Kennedy Center festival") como en español ("Kennedy Center celebra la herencia cultural de Cuba"). Se hicieron eco The Washington Post, The New York Times, Chicago Tribune y los hispanos El Nuevo Heraldo, de Texas, y El Nuevo Herald, de Miami.
En este último, más que en ejemplificar la opinión de Deborah F. Rutter, presidenta del Kennedy Center, y que “Cuba es una potencia cultural, y poder presentar una lista tan diversa de artistas cubanos y cubano-estadounidenses en un lapso de dos semanas no tiene precedentes”, el periodista se centra en exponer las controversias que acompañaron al Festival.
Para ello, contrapone las constructivas consideraciones de la curadora Alicia Adams, la diseñadora Celia Ledón y del artista Roberto Diego, con las diluvianas posturas de los legisladores cubano-estadounidenses Carlos Curbelo, Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen de Florida, así como del representante Albio Sires, de Nueva Jersey, quienes escribieron en abril una carta al Secretario de Estado Mike Pompeo para pedirle que reconsiderara la conveniencia de permitir que “tantos cubanos a favor del régimen de Castro” entraran a Estados Unidos.
Una ojeada por la cuenta de twitter de Luis Alonso Lugo, da cuenta de su especialización en temas políticos en la región. Antes del trabajo referido sobre el Artes de Cuba en Washington, había reportado sobre la respuesta del FMI ante una solicitud del gobierno de Macri y la “orden” de renunciar a Nicolás Maduro por la embajadora estadounidense ante la ONU Nikki Haley.
Esas mismas “controversias” resaltadas por Alonso, habían sido el núcleo del artículo “La política choca con el arte por festival cultural cubano en el Kennedy Center de Washington” de Mimi Whitefield para El Nuevo Herald. Según el texto, los ya mencionados representantes federales “escribieron una carta a David M. Rubenstein y Deborah Rutter, presidente del directorio y presidente, respectivamente, del Kennedy Center, en que expresaron su "profunda preocupación" sobre el festival en el principal centro de artes escénicas del país”.
Los únicos elogios del Festival fueron puestos en voz de Alicia Adams, la también vicepresidenta de programas internacionales y danza del Kennedy Center, quien catalogó como “una pesadilla logística" el hecho de que “las 242 personas que necesitaban visa volaron a la Ciudad de México y presentaron sus documentos y fueron entrevistados en la embajada estadounidense allí”.
Mientras menos hegemónicos, devinieron más libres para centrarse en lo artístico. El Tiempo Latino, un medio hispano localizado en Washington, se refirió en cuatro ocasiones al Festival. El 17 de mayo dedicaron un reporte a la presentación de la orquesta cubana Los Van Van en el Eisenhower Theater. En "Kennedy Center's Artes De Cuba Festival, An Unprecedented Cultural Bridge", publicado en la web de la emisora de radio Alt.Latino, la reportera Marisa Arbona-Ruiz reseña el “concierto espectacular” con el que se dio inicio a una exhibición multidisciplinaria y sin precedentes de la cultura cubana. En la Web de la WESM913 aparece otra crónica de Marisa Arbona-Ruiz, "A Historic Music Festival Celebrates Cuba's Vast Rang e" , en este caso referido a las “históricas” actuaciones de Yissy García, Los Van Van y Haydée Milanés.
Puede decirse que el Festival Artes de Cuba fue tibiamente cubierto por los medios de prensa europeos. La agencia francesa AFP, con el título "Centro Kennedy abre en Washington enorme muestra de arte cubano", anunció someramente el programa general del Festival. Finalmente, a través de un intercambio con Roberto Diago, se esbozó lo difícil de la logística del Festival, las influencias recíprocas entre las artes y las culturas cubanas y estadounidenses, asícomo la cubanía del artista. Este artículo fue replicado, entre otros más, por Miaminews24 y Nuevo Herald, de la Florida; La Jornada, de México, y France 24, del grupo francés France Médias Monde.
Llama la atención la española EFE que antes del inicio le dedicó al menos tres reportes a anunciar el Festival, su programa artístico, las motivaciones de los organizadores y las expectativas de los artistas participantes, apenas informó sobre los espectáculos y acontecimiento acaecidos en el Kennedey del 8 al 20 de mayo. De ese período, solo encontramos en la red un reporte televisivo, donde se reiteró su presentación como el “mayor festival cubano visto nunca en Estados Unidos, con más de 400 artistas y 50 eventos” en el “templo de las artes de Washington”, y se entrevistaron a los artistas de la plástica Roberto Diago y José Parlá.
La BBC que dedicó al lamentable accidente aéreo del 18 de mayo al menos 11 reportes, no dedicó uno solo al Festival. Tampoco lo hizo El País de España. En Latinoamérica, predominó la réplica de las cadenas hegemónicas. Por ejemplo, La Prensa, de Panamá, hizo un resumen a partir de la información de AFP con el título "Cuba es la estrella absoluta del Kennedy Center".
Medios como TeleSurTV y Al Mayadeen TV español, también trasmitieron informes del Artes de Cuba, pero con otra mirada. La multinacional televisora TeleSurTv se refirió en varios momentos al Festival de Artes de Cuba "De la isla al mundo". Al reportar sobre el espectáculo inaugural de la cita, además de enunciar las actuaciones, destacó las palabras del embajador cubano y de la presidenta de la institución anfitriona Deborah Rutter.
Al Mayadeen TV Español le dio seguimiento con “Festival de Artes de Cuba en Estados Unidos, éxito total”. Antes lo había anunciado como “el mayor evento cultural de Cuba en Estados Unidos”, contextualizándolo con el notable retroceso de los nexos diplomáticos entre ambos países desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Desde esa misma perspectiva lo abordaron, a través de las sistemáticas actualizaciones del periodista Alexis Triana, las radioemisoras Tesoro, RadioMiamiTV y Hermes América.
A los reporteros occidentales, era como si una especie de mantra les impidiese describir el ambiente aludido por el joven músico Ethiel Faílde o destacar lo que se hizo evidente: lo talentosos, humildes y asequibles que son los artistas de Cuba, o cómo cambiaron al tradicional público del Kennedy Center que los premiaba con “prolongadas ovaciones de pie” y los aplaudía “con las manos en alto” -como anotó en Twitter el embajador cubano Ramón Cabañas y lo que de seguro percibió el público asistente.
Resaltar solo lo artístico, el entusiasmo de los organizadores y de los artistas participantes de “construir puentes”, era como si el “Gran Garrote" se hundiese en el Potomac. Una metáfora que de resultar creíble disgustaría demasiado a los grandes patrocinadores, a magnates como Trump, Murdoch y los hermanos Koch.
J. A. Téllez Villalón
Cubahora
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