Cuba iniciará este año una transición sin precedentes en América Latina para costear por sí misma toda la respuesta al virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, con el que conviven alrededor de 23.500 de sus habitantes.
La asistencia monetaria que recibe desde 2003 esta nación insular del Sur en desarrollo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria comenzará en forma paulatina a recortarse y sustituirse con recursos locales, en un proceso llamado “transición completa hacia la sostenibilidad nacional”.
“El Fondo Mundial vio a Cuba como un candidato a demostrar que es posible transitar de la cooperación externa hacia la sostenibilidad nacional”, dijo María Isela Lantero, la jefa del Departamento de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH/sida del Ministerio de Salud Pública.
Según precisó la epidemióloga a IPS en una entrevista exclusiva, “el primer país en la región (latinoamericana) que comenzará un proceso de ese tipo será Cuba”, por sus avances demostrados en ese sentido.
En 2016, se registraron 36,7 millones de personas con el VIH en el mundo, de las cuales 1,8 millones residían en América Latina y 310.000 en El Caribe.
“Ahora estamos en la fase de preparación del nuevo proyecto, donde el país seguirá asumiendo compromisos para demostrar que será capaz, cuando acabe 2020, de tener los recursos que recibía del Fondo Mundial, a medida que este vaya aportando menos y el país más”, explicó Lantero.
En 1996, este país caribeño comenzó a realizar proyectos de cooperación con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida). Justo desde su creación, el fondo mundial realiza aportes financieros sistemáticos que se iniciaron en 2003.
De 2003 a 2017, el fondo mundial ha movilizado 110 millones de dólares para la respuesta cubana al VIH/sida, en áreas que van desde la compra de antirretrovirales, reactivos para pruebas de laboratorio, capacitación técnica y profesional hasta cambios en el sistema de atención sanitaria.
Aún se ajustan detalles y se espera por iniciar la transición, pero Lantero puso como ejemplo que, “poco a poco, seguiremos desarrollando un grupo de medicamentos en la producción nacional para que no se interrumpa ningún servicio en 2020”.
Hoy la isla caribeña afronta con su presupuesto, entre otros, la compra de condones que se venden a precios subsidiados, los reactivos para pruebas de CD4 (molécula clave en inmunología) y la mitad de los costos de los reactivos y gastables necesarios para la realización de pruebas de carga viral (cantidad de virus en sangre).
“Es un tránsito que no está colocando al país en un riesgo alto”, aseguró la epidemióloga.
Considerado un caso único en América Latina, la atención a las personas que viven con VIH/sida en este país de 11,2 millones de personas y de gobierno socialista está integrada al sistema nacional de salud, que es público, gratuito y costeado principalmente con el presupuesto nacional.
Además, los portadores del virus y aquellos que han desarrollado el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) reciben costo el tratamiento antirretroviral y otros medicamentos.
El Registro Informatizado de VIH/sida revela que, al cierre de 2017, vivían con el virus alrededor de 23.500 personas, de las cuales 81 por ciento eran hombres y 19 por ciento mujeres. De las personas afectadas, el mayor grupo sigue siendo el de los hombres que tienen sexo con otros hombres, quienes representan 70 por ciento del total.
El pasado año se realizaron 2,6 millones de pruebas de VIH y se detectaron 2.246 nuevos casos, lo que mantuvo el período de meseta que comenzó en 2013. Los nuevos diagnósticos anuales oscilan en 2.000 desde esa fecha, por lo que el ramo trabaja en aras de lograr la esperada disminución.
El 30 de junio de 2015, Cuba fue coronada por la Organización Mundial de la Salud como la primera nación del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/sida y la sífilis. Desde entonces, Onusida identifica al país como un fuerte candidato a eliminar en 2030 como problema de salud a esta enfermedad crónica transmisible.
El país enfrenta grandes desafíos para cumplir con esa meta.
“(El VIH/sida) es una enfermedad como otra cualquiera, con la cual podemos convivir perfectamente y, si tomamos las medidas adecuadas, no tenemos por qué infectarnos”, explicó a IPS el médico Danilo Machado, que desde hace más 20 años dirige un Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia en el barrio habanero de Vedado.
Bajo su cuidado, el médico tiene 994 personas, de las cuales cinco son seropositivas, gracias a un proceso de descentralización de la atención sanitaria a las personas con VIH/sida que comenzó en 2006 y trasladó a consultorios y policlínicas municipales consultas de seguimiento, especializadas y pruebas de laboratorio.
Las autoridades califican a la descentralización de clave en el mejoramiento de la respuesta cubana al virus.
“Este cambio nos ha exigido que elevemos la cultura sanitaria de la población con respecto a las personas con VIH/sida”, valoró Machado, sobre un proceso que enfrentó resistencias. “Es muy positivo que el paciente sea atendido en su medio y se logre más aceptación social, que es fundamental para aprender a vivir con la enfermedad”, dijo.
Uno de los pacientes de Machado es el joven Gilberto Pérez, que además trabaja como promotor voluntario de salud sexual y reproductiva.
Pérez observa que, para seguir avanzando, se debe “llevar la prevención hasta el momento actual, incluyendo las nuevas tecnologías y haciendo más atractivos los mensajes”. “(La red social) Facebook, Internet, es a lo que más se están conectando los jóvenes ahora”, comentó a IPS, sobre vías que deben explotarse más.
También alertó sobre la necesidad de elevar más el conocimiento de la población, “tanto en la sociedad civil como entre el personal de la salud”, para evitar el estigma y la discriminación que aún sufren las personas portadoras.
Onusida persigue lograr el escenario 90-90-90 en 2020, que significa que en todos los países 90 por ciento de las personas con VIH/sida sean diagnosticadas, 90 por ciento de las personas contagiadas reciban tratamiento antirretroviral y 90 por ciento de las personas con tratamiento tengan su carga viral indetectable.
Según Lantero, su departamento calculó recientemente cómo Cuba avanza en el cumplimiento de los tres compromisos globales. Los indicadores nacionales en las dos primeras metas son respectivamente de 83 por ciento, pero solo 65 por ciento de las personas en tratamiento tienen su carga viral indetectable, indicó.
Estos cambios suceden en medio de una recaída económica del país desde 2016, que hasta ha provocado desde esa fecha inestabilidad en el suministro de medicamentos esenciales a la red de farmacias, donde al cierre de 2017 faltaban 49 medicamentos, de ellos 44 de producción nacional y cinco importados.
Ivet González
IPS
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