Entrevista a Miriam Montes Mock sobre las condiciones de la prisionera
La figura y trayectoria de Ana Belén Montes, ex analista principal de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) condenada a 25 años de prisión por conspiración para cometer espionaje a favor de Cuba, ha sido objeto de disímiles tratamientos mediáticos, el primero de todos fue tratar de rodear con una cortina de silencio su caso. Cuando esto no se ha logrado, se ha acudido a interpretaciones falsas o tergiversadas de sus acciones,de las motivaciones que la llevaron a actuar como lo hizo, atribuirle crímenes que no cometió o magnificar los supuestos daños que pudo haber causado a la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
Muchas personas alrededor del mundo, sensibilizadas con la causa de Ana y solidarias con ella, han deseado conocer más sobre la personalidad y la trayectoria de este ser humano excepcional. Por ello nos dirigimos a Miriam Montes Mock, prima de Ana y una de las personas cercanas a ella, que nos revela facetas poco conocidas de la personalidad de Ana y las particulares circunstancias en las que se desarrolla su condena en la cárcel.
1. Tú y Ana son primas. Entiendo que tu papá y el de ellas son hermanos. A partir de cuándo se relacionaron?
Ana y yo nos conocemos desde que somos niñas. A pesar de que ella se crió en los Estados Unidos y yo, en Puerto Rico, ella y su familia visitaban la familia que vivía en la isla durante algunos veranos. Cuando fuimos adolescentes, mis hermanos y yo nos quedamos en su casa durante una época navideña. Luego, ella y su hermana Lucy viajaban de vez en cuando a Puerto Rico en los veranos. Se turnaban entre las casas de dos tías y mi casa. Ya de adultas, después que yo me casé y me mudé, Ana también se quedaba en casa cuando venía a Puerto Rico. Entre todos los primos y las primas, por alguna razón Ana y yo siempre tuvimos una afinidad que nos hizo mantener correspondencia con alguna frecuencia.
2.¿Cómo era ella cuando niña? ¿Puedes compartir algunos episodios de su niñez?
Cuando niñas, compartimos, tal vez como en tres ocasiones, es decir, durante los veranos en los que ella y sus padres y hermanos viajaban a Puerto Rico. Somos una familia playera, de manera que uno de los destinos veraniegos era una casa de playa en Vega Baja que pertenecía a una de sus tías (en realidad, era una buena amiga de su mamá pero todos se referían a ella como su tía). Durante uno de esos veranos me invitaron a quedarme unos días en la casa playera. Yo tendría unos siete u ocho años. Ana es dos años y medio mayor que yo, ambas somos las hijas mayores nuestros padres (que eran hermanos), y tenemos un parecido físico que nos hace pasar como hermanas. No recuerdo que habláramos mucho; de hecho, no estoy segura si para ese entonces Ana dominaba el español. Desde su adolescencia, ya nos comunicábamos en español. Pero sí la recuerdo de buen carácter, callada, discreta, como diría nuestra abuela, “juiciosa”.
3. Y en esa etapa formativa y siempre difícil de la adolescencia, ¿Tuviste contacto con ella? ¿Cómo era la Ana adolescente?
Ana pasó algunos veranos en mi casa. Ahí sí que la pasamos bien. Su carácter era más bien introvertido, pero le encantaba estar con los primos que la hacían reír y con gente divertida. Mis amigas y amigos simpatizaban con ella. La recuerdo como una chica organizada, no dejaba sus cosas tiradas, como suele suceder entre adolescentes, y su aspecto siempre era pulcro. Tenía la piel bonita y una melena muy larga, bien cuidada y lustrosa, que ella trenzaba para dormir. Yo quise imitarla y decidí también dejarme crecer el cabello. Ana disfrutaba mucho la playa, comer piña fresca y beber agua de coco. Siempre tuve la impresión de que Ana era una persona privada y bastante madura para su edad.
Tengo varias anécdotas que demuestran la generosidad de Ana y su sentido solidario. En una ocasión (ella tendría 17 o 18 años) una pareja de amigos míos se casaba. Ellos iban a la misma iglesia que yo. Habíamos decidido hacer una colecta y que cada quien le entregara dinero en un sobre, pues los novios eran de escasos recursos económicos. Ana me preguntó, imagino que me vio echando dinero en el sobre, e inmediatamente abrió su cartera y echó del dinero que ella traía para disfrutar sus vacaciones. Ella no estaba invitada a la boda, su nombre no aparecería en ninguna parte, ni siquiera conocía a la pareja. Nunca me olvidé de ese gesto.
En otra ocasión, durante uno de esos veranos en PR, observé que Ana se vistió de negro. Como ella no solía vestirse así, le pregunté, a lo que ella me respondió: “El papá de mi amiga Terry murió y yo quiero estar con ella”. Terry vivía en Estados Unidos y no existían celulares ni redes sociales para esa época. Muchos años después, luego que un periodista me entrevistara y yo le contara la anécdota, supe que él buscó a esa amiga de la adolescencia. “I have a beautiful story to tell you”, le dijo. Terry nunca se enteró del gesto solidario de Ana el día en que su papá murió.
Cada vez que Ana partía de casa, hacía algo que no ha hecho ningún huésped que yo he tenido: sacaba las sábanas usadas y las llevaba a la máquina de lavar, junto a la toalla que había usado.
En otra ocasión, mis hermanos y yo nos quedamos en su casa durante unas navidades. Para entonces, Ana trabajaba parte del tiempo en una lavandería. No había cumplido los 17 años. Recuerdo que tuvo un detalle conmigo y mis hermanos. Nosotros en PR celebramos el Día de los Tres Reyes Magos, conocido en España como “la epifanía” (una festividad que no se celebra en los EEUU ni se celebraba en su casa). Es una celebración parecida al día de Navidad, en la que los padres regalan a sus hijos. Ese día, el 6 de enero, estaríamos en casa de la familia de Ana sin nuestros padres.En otras palabras, no recibiríamos ningún regalo. Ana salió de compras y nos trajo un regalo a cada uno de mis hermanos y a mí, a pesar de que era una costumbre que no se observaba en su casa.
Recuerdo que Ana siempre incluía en su itinerario de viaje un tiempo para visitar a su abuela y sus tías. Les llevaba obsequios. Era muy cariñosa con todos. Mis amigos y mis hermanos la queríamos. Ana se daba a querer.
4. A tu juicio, ¿cuales son las características personales que definen a Ana como ser humano?
Como podrás deducir a base de estas anécdotas, Ana tiene un sentido solidario hondo. No sé de dónde le vino. Su papá era médico, de manera que Ana creció en un hogar de clase media alta. Además, fue buena estudiante, inteligente, trabajadora, ordenada, atractiva. A pesar de que podía vivir con cierta holgura y con el privilegio que otorga la preparación académica, Ana podía identificarse con otros. No hacía alarde de ello. Creo que le resultaba más cómodo pasar inadvertida. De otra parte, tenía también un alto sentido de la justicia, era analítica, minuciosa en sus “lecturas” acerca de la gente y los acontecimientos. Eso lo supe por las conversaciones que he tenido con Ana. De acuerdo a lo que he conocido sobre Ana, estimo que es una persona bondadosa, muy responsable, generosa, independiente, consciente de los demás.
5. ¿Cual es el origen de la formación política de Ana? ¿Manifestó alguna vez inclinaciones políticas de izquierda?
Desconozco. Solo sé que escogió estudiar relaciones internacionales, lo que sugiere que le interesaba el tema de las relaciones entre países. Ana era buena estudiante, leía, viajó a América Latina y a España, era muy consciente de los otros. Supongo que fue una mezcla de todo ello. Tenía puntos de vista firmes acerca de algunos asuntos de política, lo sé porque Ana y mi esposo solían conversar sobre política cuando ella nos visitaba.
6. ¿Ana te habló alguna vez de la Revolución Cubana?
No, nunca hablamos de Cuba antes de su arresto. Hemos dialogado por carta y en persona, cuando la visité, pero las condiciones impuestas sobre ella me impiden divulgar información que Ana ha compartido conmigo.
7. Se sabe muy poco de las condiciones en las que transcurre la vida en prisión de Ana y sus duras condiciones de encarcelamiento. ¿Puedes ampliarnos cuales son esas condiciones?,
Ana lleva 15 años sujeta a condiciones extraordinariamente restrictivas, aun dentro del sistema carcelario de Estados Unidos. Además de estar confinada dentro de una unidad de la más alta seguridad, todos sus contactos con el mundo exterior están restringidos y vigilados bajo las Medidas Administrativas Especiales (SAMS, por sus siglas en inglés). Entre otras limitaciones, estas medidas prohíben su comunicación con el exterior, salvo con un número reducido de familiares y personas que la hayan conocido antes de su arresto. Los que tenemos el privilegio de comunicarnos con ella tampoco podemos comunicar lo que ella nos ha escrito o dicho. La prisión donde está Ana también ofrece servicios médicos a mujeres que padecen de sus facultades mentales.
8. ¿Cómo enfrenta Ana esas durísimas restricciones de su libertad? ¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Se siente derrotada?
Ana está enfocada en su restablecimiento físico. El cáncer es una enfermedad devastadora y persistente, más cuando se mutila una parte del cuerpo. Pero peor, cuando la persona se enfrenta a esa enfermedad alejada de su familia y sus seres queridos, sin opciones de tratamientos alternos, sin ayuda espiritual, sin grupos de apoyo y, para colmo, en un entorno de por sí angustiante y lleno de restricciones. ¡Solo puedo imaginar lo doloroso y horrible que ha sido para Ana! Pero conociéndola, estoy segura de que ella está haciendo lo posible para superar esta crisis, aun dentro de su encierro. Ha habido mucho apoyo y esperanza para su recuperación entre las personas que la quieren y le desean bien. Sin embargo, nos queda la preocupación de la alta tasa de reincidencia de este cáncer, que suele ocurrir durante los primeros cinco años después que se detecta.
9. ¿Ana se siente sola?
La cárcel es un lugar solitario, no hay duda. Solo ella sufre las consecuencias de sus acciones, que a mí me han parecido nobles y solidarias. Sin embargo, no creo que Ana esté olvidada. El pueblo cubano se ha volcado en demostraciones de solidaridad y apoyo hacia Ana. En Puerto Rico, también. La Mesa de trabajo por Ana Belén Montes en Puerto Rico celebra actividades culturales y educativas para dar a conocer a Ana. Su nombre también se escucha en Francia, España, Brasil, Argentina, Chile, República Dominicana, Estados Unidos, Irlanda, entre otros países. Existen comités solidarios en muchos de estos países. El premio Nobel de la Paz, Mairead Maguire, se unió al reclamo de su excarcelación, además de cientos de ciudadanos de docenas de países, entre estos, figuras públicas dentro del ámbito religioso, artístico, académico y olímpico. Los cantantes cubanos Silvio Rodríguez y Vicente Feliú, han hecho expresiones públicas de apoyo a Ana.
Hay un movimiento creciente a favor de Ana, sobre todo después del 17 de diciembre de 2014, cuando el ex presidente Obama declaró su determinación de iniciar un proceso de normalización en las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Imagino que para Ana, esa noticia debió haberla emocionado mucho. Es como ver que por lo que ella tanto luchó, recién comienza a hacerse realidad. No, Ana Belén no está sola. Aislada, sí, sola, no.
10- Con la anterior administración de Obama, y los acuerdos del 17 de diciembre, hubo esperanzas de la excarcelación de Ana. ¿En la actualidad, se mantienen esas esperanzas?
Por supuesto. La esperanza es lo último que se pierde. Sabemos que hubo presiones públicas a favor de su excarcelación; muchas cartas y endosos. Como dije, las expresiones de Obama en el 2014 parecieron abrir una ventana de esperanza, puesto que las palabras del ex presidente prácticamente hicieron eco de las declaraciones de Ana. Hubiera sido lógico excarcelar a Ana, considerando su intención de “dejar atrás el pasado”, como él mismo expresó acerca de abandonar las relaciones hostiles entre ambos países. Aunque yo diría más: hubiera sido un gesto de buena fe. Pero yo no tengo detalles sobre las particularidades de estos procesos, de manera que no sé por qué no se indultó a Ana.
Para los que ponemos el corazón en las causas justas, como el inmenso acto solidario de Ana Belén Montes para con el pueblo cubano, la persistencia y la esperanza van siempre de la mano. No hay otra manera de luchar. Persistencia y esperanza. Así logramos la excarcelación de los Cinco Héroes Cubanos y, recientemente, de nuestro Oscar López Rivera. Solo espero que al momento de abandonar la prisión, Ana reciba el abrazo fuerte de tanta gente que la ha querido en la distancia.
11. ¿Qué mensaje le puedes trasmitir a todos aquellos que en el mundo están sensibilizados con la causa de la excarcelación de Ana?
Invito a todos a solidarizarse con la causa de Ana Belén Montes. Es vital que se conozca sobre ella y los principios que la impulsaron a sacrificar su vida como lo hizo. Es importante también contextualizar su proceder, conocer que el caso de Ana es un resultado anacrónico de la Guerra Fría. Que durante ese período el gobierno estadounidense intentó derrocar al gobierno cubano (entre otros gobiernos en América Latina);que al hacerlo, ha sido responsable de crímenes de Estado y de políticas de agresi ٕ ón que pusieron en peligro al pueblo cubano. Que Ana escogió solidarizarse con el pueblo agredido, como un acto valeroso que respondió a su propia conciencia y a sus principios de respeto y paz entre los pueblos. Ese es el trasfondo histórico. Apelo también a la fibra humana de todos. Ana Belén ya cumplió sesenta años y padece de cáncer de mama. Se enfrenta a su enfermedad bajo condiciones carcelarias muy duras. Ningún ser humano merece luchar por su vida sin el apoyo y el amor de sus seres queridos.
Carlos Benet Pérez. Periodista Cubano. Miembro del Grupo Cuba por Ana Belén Montes.
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