A Willy Toledo, que ha tenido el coraje de denunciar a esa burguesía española “insolidaria, egoísta, lameculos, miserable, rastrera y cobarde” de la cual Eusebio Leal Spengler ha recibido la distinción Isabel la Católica.
A Eduardo Torres-Cuevas y Enrique Dussel, de quienes hemos aprendido las enormes monstruosidades que se cometieron contra la población aborigen de América por hombres que actuaban en nombre y bajo las órdenes de Isabel Católica.
A los foristas del prestigioso sitio cubano Cubadebate1.
Pensé que lo escrito era entendible.
¿"En contra de qué está Ud"?, pregunta YMGG.
Empezaré por decirle contra quien no estoy: no estoy contra Eusebio Leal, a quien no conozco, pero por lo leído sobre él (he visitado Cuba muchas veces, donde tengo muchos amigos) es un historiador admirable, algún texto de él he podido comprar en esas visitas (admirable lo que ha publicado sobre Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la Revolución cubana en 1868, en cuyas ruinas del Ingenio Demajagua he estado). Si ha decidido recibir la distinción del estado imperialista español (no me negará seguramente esto último) la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica es un asunto personal suyo, y como tal es una decisión que sólo atañe a él, ojalá los cubanos y sobre todo sus maestros de historia no hayan olvidado lo que fue y significó en el colonialismo español en la Isla de Cuba el siniestro personaje que la instituyó: el rey Fernando VII, el de las famosas "facultades omnímodas".
¿Contra quién estoy? En eso sí estoy claro y ello sí creo que se desprende de lo dicho: estoy contra el legado histórico de Isabel la Católica; estoy contra el estado imperialista español (aunque imperialista de “segundo orden”, porque España es un apéndice de las potencias imperialistas y capitalistas centrales: EE.UU. Alemania, Inglaterra, etc., básicamente no por su "debilidad económica"); estoy contra esa burguesía que ha pretendido cooptar (como todo indica) a Eusebio Leal con esa distinción, que en su origen, aunque ha sido posteriormente un poco edulcorada en su lenguaje, se instituyó con el fin de «premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios»; estoy contra un rey que se erige como jefe de Estado, alguien por quien nadie ha votado ni ha elegido en España, incluso en las mal llamadas elecciones democráticas que la burguesía nos “regala” cada cuatro años; estoy contra un gobierno que en nombre del pueblo español da una distinción a Leal cuando por él no ha votado ni siquiera el 30% de los españoles con derecho al voto; estoy en contra de los herederos espirituales de Isabel la Católica que son los que han entregado distinción Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a Leal; estoy en contra de la pionera (Isabel la Católica) del colonialismo español en tierras americanas ayer, y de los modernos colonialistas de la mal llamada América latina (Felipe VI, Alfonso Dastis, Mariano Rajoy, etc.) hoy, representantes de lo más reaccionario y podrido de la burguesía española, casi en pleno en los tribunales hoy en día. Baste decir un ejemplo, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) extrae más plusvalor en México que en la propia España que fue donde nació y tiene su sede central (¡por eso así va México queridos compañeros cubanos!). Como decía el camarada Fidel Castro “nos extraen más ahora como semicolonias que cuando éramos colonia”. Estos herederos son los que han distinguido a Eusebio Leal.
Solo nos ha quedado una curiosidad: leer el discurso de aceptación que hizo Eusebio Leal al recibirla, sería interesante leer el panegírico que hizo (sí lo hizo) de la reina Isabel la Católica, dado que en tales ocasiones siempre se tiende a hacer algún elogio a la persona de la figura histórica que le da en nombre a la distinción que se acepta. ¿Qué bueno se podrá decir de un personaje histórico de la calaña de Isabel la Católica en cuyo reinado se dio inicio al más grande holocausto humano que haya conocido jamás la historia?
Fue de tal magnitud el genocidio humano provocado por las huestes españolas enviadas por la reina Isabel Católica al mal llamado “nuevo mundo” que en un formidable libro, precisamente para escolares cubanos, el historiador antillano Eduardo Torres Cuevas llegó a calcular el monto de dicho exterminio humano para la Isla de Cuba al afirmar que “Para 1510, se ha calculado un monto demográfico en el archipiélago cubano de unos 112 000 habitantes, aunque esta cifra puede ser modificada por estudios posteriores. De ese total se calcula que el 90% estaba compuesto por taínos y el resto por los demás grupos aislados, aunque los definidos dentro de los taínos podían ser también resultado de la unificación y transculturación. Se estima que esta población tenía una esperanza de vida entre 20 y 25 años y que se duplicaba cada 115 años. A los 32 años de establecido el dominio colonial, según las fuentes documentales, sólo quedaban 893 aborígenes; esto significa que el 99,21% había desaparecido, cifra que pudiera considerarse elevada si se tiene en cuenta la natalidad. Una cultura que llevaba diez siglos de evolución en Cuba –su llegada en el tiempo coincide con la invasión bárbara visigoda de España y el fin del imperio romano occidental- despareció pocos años después de la llegada a América, a fines del siglo XV, de los descendientes de los visigodos, los españoles. Este hecho fue presentado como un choque entre civilización y barbarie pero, quizás, a los ojos de los taínos, los términos resultarían invertidos. Si se tiene en cuenta que aquella era una cultura antillano-caribeña presente en casi todas las islas y que de un cálculo de más de un millón y medio de personas apenas quedaban unos cientos hacia 1550, se entiende la magnitud del holocausto. Pare ellos, que recibieron a los recién llegados con muestras de paz y amistad, el encuentro de esos dos mundos no sería, como afirmaron algunos conquistadores2, el acontecimiento más importante después de la creación sino, por el contrario, el cumplimiento de la última profecía bíblica: el Armagedón pero sin sobrevivientes elegidos por Dios. Sería, en su realidad, el fin de la creación”3. Creemos que Leal conoce esto; los antisistemas del mundo, los anticapitalistas y anticolonialistas ni lo olvidamos y lo recordamos por si acaso. Con nosotros y me imagino que con la mayoría del pueblo cubano jamás se podrá contar para recibir de manos de la podrida y carcomida burguesía española jamás semejante distinción. Para recibir la distinción que lleva el nombre de tan macabro personaje la diplomacia no vale.
Rodolfo Crespo
Notas.
1. Condecoran a Eusebio Leal con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Cubadebate. 8 de mayo 2017. http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/05/08/condecoran-a-eusebio-leal-con-la-gran-cruz-de-la-orden-de-isabel-la-catolica/?replytocom=5073337#respond
2. Eusebio Leal y los que en Cubadebate han salido en tromba contra nuestra opinión debieran conocer que aquello que decían los antiguos conquistadores, también lo dicen hoy los nuevos depredadores e interpretadores históricos de la burguesía española. El presidente de la Corporación Radio y Televisión Española, designado por la burguesía que entregó a Leal la distinción Isabel la Católica tuvo la desfachatez de afirmar que en América “España no fue colonizadora sino evangelizadora”, menos mal que dijo también que le faltaba “conocimiento sobre el asunto”, pero más allá de lo que no conoce (la burguesía siempre le ha faltado intencionalmente memoria histórica) dijo lo fundamental: lo que siente su clase social, la burguesía española heredera de Isabel la Católica. España no fue colonizadora sino evangelizadora. La Vanguardia 5 abril 2017. Disponible en http://www.lavanguardia.com/television/20170405/421463673160/presidente-rtve-america-evangelizar-colonizar-sanchez.html
3. Torres-Cuevas, Eduardo. Loyola vega, Oscar. Historia de Cuba 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 2001. Página 25-26.
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