lunes, 6 de junio de 2016
Testarudo capitalismo no deja a Cuba en paz
Cuando a los cubanos se les habla hoy de las bondades del capitalismo y se les trazan planes de ayuda para la transición a ese orden socio-económico, se está suponiendo en sus ciudadanos una amnesia histórica contra la cual están vacunados.
Con el nacimiento del siglo XX, Cuba inició el tránsito directo de una condición colonial a una situación neocolonial en la que todos los factores formadores de conciencia, incluyendo la enseñanza, la prensa y los entretenimientos, enfilaban hacia un modelo de nación capitalista, con la sociedad de consumo estadounidense como paradigma.
Profundamente dividida en lo interno por razones de raza, género, ingreso económico, partidos políticos y demás factores, todo se conformaba con los intereses de dominación del poderoso vecino. Los gobiernos eran electos según propuestas de candidaturas de los diferentes partidos políticos representantes de sectores de la burguesía dependientes casi todos de sus vínculos con Estados Unidos. Los comicios eran espectáculos tragicómicos iniciados con etapas de promesas, pasquines, chantajes, sobornos, estafas, fraudes y malversaciones, interrumpidos en ocasiones por ciclos de violencia que podían incluir intervenciones estadounidenses, golpes de estado y represión con asesinatos y torturas… y sus respuestas correspondientes de rebeldía, hasta llegar al inicio de un nuevo ciclo parecido al anterior.
El restablecimiento reciente de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba puso fin a una feroz guerra asimétrica entre dos países vecinos, con una clara victoria por resistencia de la nación caribeña, que soportó durante más de medio siglo la violenta hostilidad de la única superpotencia global -el país más rico y desarrollado tecnológicamente de la época actual-, empeñado en invertir el curso de su historia de luchas revolucionarias por la independencia nacional iniciada en 1868 y culminada en 1959.
Como explicara el historiador y sociólogo cubano Fernando Martínez Heredia, en un reciente panel por el 55º aniversario de la proclamación del carácter socialista de la revolución cubana: “Al inicio de la segunda gran ola revolucionaria del siglo XX -que tuvo su centro en el llamado Tercer Mundo pero incluyó un ciclo de grandes protestas en muchos países de los llamados desarrollados- el capitalismo apeló, para pasar a la ofensiva y revertir la situación, a manipulaciones tales como: debilitar las instituciones y coordinaciones que pudieran servir al Tercer Mundo; librar guerras “de baja intensidad”; conservatizar en alto grado las prácticas y el lenguaje políticos; apoderarse de banderas tales como la de los derechos humanos y lanzar campañas como las supuestas luchas contra el narcotráfico y la corrupción…”.
La poderosa maquinaria mediática de Estados Unidos logró escamotear a los pueblos en lucha por su segunda y verdadera independencia en Latinoamérica vocablos tan expresivos de sus objetivos de combate como “democracia” y “libertad” para ponerlos en uso al servicio precisamente de los intereses más encontrados con el valor semántico y efectivo de esos términos.
“Cuba está entrando en una etapa en la que el gran dilema es desarrollar el socialismo o volver al capitalismo”, advierte Martínez Heredia. “No es una pugna cultural entre el neoliberalismo y la economía estatal lo que se está librando: es entre un socialismo que tendrá que transformarse y ser cada vez más socialista o perecerá, y un capitalismo que ha apostado a acumular cada vez más fuerza social, ir conquistando a la sociedad con sus ilusiones y hacer que se vayan acostumbrando los cubanos a sus hechos, sus relaciones y su conciencia social”.
“El capitalismo sigue existiendo, y no de modo inerte, sino atacando siempre, de manera aguda o crónica, pero también y sobre todo ingresando, retornando, reviviendo, empapando, contagiando las instituciones y las actitudes individuales y de grupos de la sociedad que la quieren nueva y socialista”.
En la batalla entre esas dos maneras de vivir, la del capitalismo ha estado recibiendo muchos refuerzos en la época reciente… Su campo de batalla principal está en la vida cotidiana, las relaciones sociales, el aumento y la expansión de los negocios privados y sus constelaciones de relaciones económicas y sociales, las ideas y los sentimientos que se consumen.
“La estrategia actual de Estados Unidos contra Cuba deparará un buen número de recursos suaves e inteligentes, cual modernos cazabobos de la guerra del siglo XXI. Pretenden borrar toda la grandeza cubana y reducir al país a la nostalgia de “los buenos tiempos”, antes de que imperaran la chusma y los castristas”.
Es este el enemigo que ahora toca a los cubanos rechazar, el que intenta seducir a Cuba para recuperar el dominio que tuvo sobre la isla por medio de una guerra cultural tras el rotundo fracaso del bloqueo genocida al que aún se aferra, advierte Fernando Martínez Heredia.
Manuel E. Yepe
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