domingo, 12 de junio de 2016
Lucha obrera en Miami.
En este momento se está dando una importante lucha obrera en Miami. Los choferes y tripulantes de rastras y camiones han decidido tomar las calles para dar a conocer sus demandas. Un grupo de ellos se ha dirigido a Tallahassee, la capital del estado de la Florida, para hacerse escuchar por los legisladores y el gobierno. Otro grupo permanece en Miami, donde tomaron segmentos de la autopista o expressway Palmetto, y Okeechobee. Trabajadores de otros estados se les están sumando.
El primer día de la protesta, iniciando semana, los demandantes estacionaron sus grandes camionetas en la vía o al borde de esta, obstaculizando el tráfico vehicular. Crearon un verdadero caos durante la llamada hora del tranque o del embotellamiento, que violentó a algunas personas que no entendían muy bien el objetivo de la protesta. “¿La protesta es para vivir mejor?”, preguntó un viajero molesto por la demora en la circulación; “La protesta es para sobrevivir”, le respondió uno de los manifestantes. A propósito Jorge Alvariño, vocero de la protesta en Miami, dijo que el objetivo no era el “overtime” o pago por horas extra de trabajo, sino la eliminación de los gravámenes que les impedían mantenerse a flote.
La policía multó y detuvo algunos rastreros por bloquear el tráfico, por lo que han optado por circular de manera muy lenta; con lo que consiguen llamar la atención, a la vez que evitan la multa por estacionamiento indebido.
Un chofer que aceptó ofrecer declaraciones mientras salía bajo fianza de su detención, aseguró que aunque ya se habían manifestado en otras ocasiones, esta vez constituía un momento especial donde están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias porque la situación se les ha hecho insostenible. Sencillamente, la cuenta no les da.
Santiago Flores, un rastrero jubilado, que participaba en las protestas en solidaridad con sus viejos amigos, reiteró la tan extendida convicción de que la vida en Estados Unidos ya no es como pudo haber sido antes. La apreciación de que esta protesta es parte de una difícil y crítica situación más general, es algo que se nota tras la mayoría de las opiniones. Igual que en las consignas que gritan los indignados del transporte en las calles de Miami; como esa tan conocida que suele utilizarse para pedir cambios, “Sí se puede”.
Es aleccionador el escenario de estos trabajadores, la mayoría de ellos cubanos, que en las calles de Miami reiteran un “Sí se puede” que destruye la imagen bucólica de un Miami turístico y playero habitado por exiliados adinerados que lograron el sueño americano tras su supuesta huida del comunismo. El mentís más rotundo a la propaganda de la prensa adormecida de Miami lo dan estos trabajadores que se muestran desesperados por las duras condiciones de trabajo.
Las protestas apuntan a los elevados costos de los seguros, permisos y licencias que se les exige para trabajar. También objetan la disminución de pago por milla recorrida, que habría bajado de unos 2 dólares y medio hasta los 0.85 centavos. Este corte se justificó en que el petróleo había disminuido de precio, pero ocurre que el combustible ya ha vuelto a subir y lejos de restituirle el pago por milla atendiendo a la fluctuación, lo que ha sucedido es que lo siguen bajando.
Una de las quejas más reiteradas se relaciona con el egoísmo y la ambición de los “brókeres”; que son agentes, corredores e intermediarios que manejan los contratos con los almacenes y empresas, sin que los trabajadores participen en la negociación. Los transportistas sencillamente no tienen información de la cantidad de dinero por la que se firma un contrato, por lo que el “bróker” le puede pagar según un total concertado de dos mil, cuando la suma real pactada puede ser siete u ocho mil dólares.
Para atizar más la indignación, algunos trabajadores critican la vida que se dan esos “brókeres”, a quienes describen como personas dadas al lujo, que viven tranquilamente en cómodas residencias sin conocer siquiera lo que pasa en las carreteras.
A todo esto habría que añadir el aumento en pagos por peaje, por alimentación, por las reparaciones de los equipos, por el cambio de las ruedas o gomas, etc. Además de las crecientes multas y los descuentos más inesperados.
Funcionarios en Tallahassee les han dicho que tendrán respuesta a sus peticiones en un mes o mes y medio. A lo que los trabajadores han respondido que no, que necesitan algún tipo de información sobre sus demandas en 48 horas, ya que su situación es realmente crítica y no pueden esperar más.
Algunos choferes se veían realmente molestos y aseguraron que las protestas seguirían sin importar las consecuencias. Es algo que debe preocupar a quienes tienen la facultad para resolver este problema y evitar males mayores. Todo esto y más ocurre bajo la llamada “ciudad mágica” de Miami, en “la capital del sol”; un periodismo que se respete no puede esconder estas verdades.
Edmundo García
(www.latardesemueve.com / @edmundogarcia65)
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