sábado, 28 de noviembre de 2015

La historia que precede…




Hace 60 años, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, se develó un cuadro que portaba la imagen de Abel Santamaría, primer homenaje público a un már­tir del Moncada

“Hay una foto histórica, el develamiento del retrato de Abel en el Instituto. Fue allí en el primer plantel de Cuba donde se develó un retrato, en plena dictadura, de un mártir del batistato. Creo que debe destacarse este hecho”.
Es el párrafo final de una carta que Jesús Suárez Gayol enviara en el año 1966, justo antes de partir a Bolivia para formar parte de la guerrilla del Che, a su amigo y compañero de lucha es­tudiantil y revolucionaria, Elpidio Lezcano Agre­da.
Ambos fueron, junto a un tercero —Charles Morell— protagonistas y líderes principales del mencionado suceso.
Reunidos en la casa No. 5 de la calle 20, entre Calzada y Línea, en el capitalino barrio del Ve­dado, cuatro antiguos lu­chadores contra el régimen de facto instaurado en 1952 explicaban el hecho al que se refería la misiva anterior.
Antonio Massiá Fernández, entonces estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey; Aristarco Pérez Varona, alumno de la Escuela Normal de Maestros; Noel Sánchez Ávila y Manuel Lefrán Christ de la Escuela de Comercio, también centros de enseñanza de la misma ciudad, son los nombres de quienes vivieron los días del batistato en Camagüey y hoy revuelven su memoria en busca de los detalles.
Coinciden en que hay mucha historia por contar anterior al suceso que menciona la carta.
“Corría la década de 1950. Nosotros éramos adolescentes de 16 y 19 años, seducidos por nuestra historia local: la de Frasquito Agüero Ve­lázquez, quien estuviera al frente de la primera expedición de Cuba contra España, el toque épico de la caballería mambisa de Ignacio Agra­monte, las cartas de amor entre él y Amalia Si­moni. La historia de la Avellaneda, de Nicolás Guillén y la de los que vinieron después, aquella generación de dirigentes estudiantiles y combatientes revolucionarios inmediata anterior a la nuestra. Ahí estaba la raíz nutriente política nuestra”, dice Tony Massiá.
“No se puede hablar del hecho que tuvo lu­gar aquel día de noviembre de 1955, símbolo de patriotismo, rebeldía y valor del estudiantado ca­magüeyano —el cual diez años más tarde Suá­rez Gayol destacaría en la carta a su compañero— omitiendo los antecedentes y el escenario de interinfluencias políticas y cívicas entre el es­tudiantado revolucionario y los profesores iz­quierdistas”, añade Lefrán.
Noel le interrumpe con una sentencia que “le parece justa y pertinente”: nosotros teníamos un motor impulsor que era el legado de la ortodoxia. De ahí provenían parte de las ideas de nuestros principales dirigentes: Suárez Gayol (presidente de la Asociación de Es­tu­diantes en el Instituto), Charles Morell y Elpidio Lezcano.
“Ellos lograron aglutinar en torno suyo al es­tudiantado de los distintos centros de enseñanza camagüeyanos y una de las muestras de la unidad alcanzada por la juventud revolucionaria de la época fue el propio homenaje a Abel Santamaría”, subraya Aristarco Pérez.
Lefrán comenta que hace 60 años, el 27 de no­viembre de 1955 —aprovechando el tradicional acto conmemorativo y de repudio por el fusilamiento de los estudiantes de Medicina en 1871, para desvirtuar la atención de las autoridades del gobierno— a las 7 de la noche, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, se develó un cuadro que portaba la imagen de Abel Santamaría, primer homenaje público a un már­tir del Moncada. Al evento fue invitado Armando Hart Dávalos, miembro de la dirección nacional del recién creado Movimiento 26 de Julio, quien en su discurso a estudiantes y pro­fesores exaltó el arrojo, la rebeldía y las ideas nacionalistas de este héroe del Moncada.
Cuenta este grupo de veteranos que en las afueras del Instituto estaban los oficiales de la po­licía y el ejército de Batista con el objetivo de cuidar a figuras importantes que participaban en el acto de los estudiantes de Medicina y evitar cualquier pretendido intento de manifestación. Por estas razones el homenaje a Abel fue un discreto encuentro, de aproximadamente 60 personas, que se convirtió en ejemplo de unidad y tribuna de oposición al régimen.
Sesenta años después del hecho, con algunos de sus protagonistas entre nosotros como Elpidio Lezcano, se realizará este 27 de noviembre, en el Instituto de Segunda Enseñanza, hoy preuniversitario Charles Morell de la ciudad de Camagüey, un nuevo encuentro alegórico de aquel primero.

Lauren Céspedes Hernández | lauren@granma.cu

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