Los centros de datos de IA alrededor del mundo consumen cuantiosas sumas de capital que van en aumento de manera exponencial. Según la BBC, del presente al 2029 se volcarán al sector unos 3 billones de dólares destinados a mantener los datacenter. El banco de inversiones Morgan Stanley realizó la estimación de que la mitad de esta suma se destinaran al costo de construcción y la otra mitad costearán los costosos hardware que sostienen la operatividad de la IA (BBC, 22/9) . Zahl Limbuwala, especialista en datacenter, señala que "la IA tendrá más impacto que las tecnologías anteriores, incluido Internet. Así que es factible que necesitemos todos esos gigavatios" y agrega que los centros de datos "son el espacio real del mundo de la tecnología", pero que los cuantiosos gastos que se necesitan para su mantenimiento no pueden durar para siempre. A diferencia de la burbuja especulativa tecnológica que se desarrolló en la década del 90 con las puntocom -que no necesitaban de una base material tan grande para funcionar- los centros de IA son inmensos conglomerados de servidores, donde el requerimiento de energía asciende a decenas de megavatios, antes de que los gigavatios, mil veces más grandes que los megavatios, entren en escena, con su consecuente impacto en el medio ambiente, sobre todo en el considerable suministro de agua, usada como enfriador de los procesadores.
En Virginia, Estados Unidos, que alberga a Amazon y Google, se está considerando un proyecto de ley que limite el asentamiento de nuevos datacenter por el cuantioso uso de agua. Por su parte, en Lincolnshire en el Reino Unido, la puesta en pie de un datacenter está siendo objetada por la empresa de agua Anglian Water, argumentando que no está obligada a suministrar agua para uso no doméstico. Recientemente Google canceló un centro de datos en Indiana después de que los residentes protestaran porque el centro de datos "aumentaría los precios de la electricidad" y "absorbería incontables galones de agua en un área ya plagada de sequía".
El economista marxista Michael Roberts reprodujo en su blog las palabras de Ruchir Sharma, presidente del Rockefeller International, en relación a las expectativas depositadas en la IA por los “señores tecnofeudales”: "A pesar de las crecientes amenazas a la economía estadounidense, desde los altos aranceles hasta el colapso de la inmigración, la erosión de las instituciones, el aumento de la deuda y la inflación persistente, las grandes empresas y los inversores parecen imperturbables. Están cada vez más seguros de que la inteligencia artificial es una fuerza tan grande que puede contrarrestar todos los desafíos" (Michael Roberts Blog, La burbuja de la IA y la economía estadounidense). Coincidiendo con lo informado por la BBC, los datos recabados por Roberts, en 2025 las empresas desarrolladoras de IA han representado el 80% de las ganancias de las acciones estadunidenses, sosteniendo a la economía yanqui por medio de la absorción de capitales de empresas de todo el mundo. En este frenesí que despierta la IA “los extranjeros invirtieron un récord de 290.000 millones de dólares en acciones estadounidenses en el segundo trimestre de 2025 y ahora poseen alrededor del 30% del mercado, la participación más alta en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial” (ídem).
Según Roberts la “burbuja” generada por la IA, es 17 veces mayor que las puntocom y cuatro veces a la burbuja de las hipotecas de alto riesgo del 2007. Como comenta Sharma, Estados Unidos se ha convertido en "una gran apuesta por la IA", que vertiginosamente se esparce como una mancha de aceite en el agua por la economía yanqui y mundial. Matt Eagan, gerente de cartera de Loomis Sayles, dijo que los precios altísimos de los activos de las IA sugerían que los inversores estaban apostando por "ganancias de productividad del tipo que nunca antes habíamos visto”, y, según Eagan "es lo primero que podría salir mal".
Sin las cuantiosas sumas de capital volcados por las tecnológicas, la economía norteamericana habría entrado en recesión durante el 2025. Paradójicamente las grandes inversiones de capital destinado a la construcción y mantenimiento de los datacenter están frenando la economía de EE. UU. Según Roberts, “el 40% del crecimiento del PBI real de EE.UU. el trimestre pasado fue impulsado por el gasto de capital tecnológico y la mayor parte de ese gasto de capital fue en inversiones relacionadas con la IA” (idem). Desde 2022 a la actualidad la infraestructura que sostiene a las IA fue de 400 mil millones de dólares, que se han destinado en gran parte a equipos de procesamiento de información. El economista de Harvard Jason Furman ha señalado “que la inversión en equipos y software de procesamiento de información equivale a solo el 4% del PBI de EE.UU., pero fue responsable del 92% del crecimiento del PBI en la primera mitad de 2025. Si se excluyen estas categorías, la economía estadounidense creció a una tasa anual de solo 0,1% en el primer semestre” (idem).
En contrapartida al sector tecnológico, el resto de la economía norteamericana se encuentra estancada. La recesión ha golpeado por segundo año consecutivo a la industria manufacturera. Situación similar se da en el sector de servicios, lo que redunda en el mercado laboral, que en la primera parte del año creció apenas un 0,5%. La franja más golpeada por la recesión económica es la de la juventud, que ve como la desocupación en este sector “ha aumento del 6,6% al 10,5% desde abril de 2023” (idem). Esto no se revierte entre los trabajadores ligados a ocupaciones en las IA, donde se registra una caída relativa en el empleo del 13%. A este cuadro se le adosa la inflación del 3% anual, un punto por encima de lo proyectado por la Reserva Federal, con el consecuente impacto en el poder adquisitivo de los salarios. Los rubros que más han aumentado son los de alimentos y energía. Esta última cuesta un 40% más que cinco años atrás.
Los aumentos en los precios de la electricidad están apalancados, en una parte importante por el acelerado desarrollo de los datacenter. En el caso de las instalaciones de OpenAI utiliza una cantidad de electricidad comparable al suministro para las ciudades de New York y San Diego juntas.
Mientras la política económica del trumpismo, con los aranceles como bandera, hunde a la producción yanqui, “los ingresos operativos de las empresas (excluyendo a las financieras) del Standard & Poor’s 500 (índice bursátil que agrupa a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos que cotizan en Bolsa) crecieron un 9% en el trimestre más reciente, en comparación con el año anterior. Los ingresos aumentaron un 7% (antes de la inflación). Pero eso es solo para las principales empresas lideradas por los Siete Magníficos (Nvidia, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Meta Platforms y Tesla). En general, el sector corporativo no financiero de EE.UU. está comenzando a ver desaparecer el crecimiento de las ganancias” (idem) y todo comienza a depender de que los rendimientos de las inversiones en IA no se derrumben. Pero las alarmas comienzan a encenderse ya que las IA están “recurriendo cada vez más a la emisión de capital y deuda”, por el agotamiento de las reservas en efectivo de las empresas del sector.
Ante esta situación Roberts augura un fracaso financiero y señala que cuando “estallan las burbujas de inversión financiera, la nueva tecnología no desaparece”, pero se convertirán en capital sobrante que podrán ser “adquiridos a precios bajos.” A su vez este proceso se ve torpedeado desde China con DeepSeek, que ha desarrollado su tecnología sin utilizar los últimos y mejores chips y sofward de Nvidia, y, por ende, no necesitó desembolsar las sumas de capital de las gigantes estadunidenses para desarrollar su modelo de IA. Otra de las ventajas de la tecnología DeepSeek es su carácter de “código abierto”, a diferencia de OpenAI o Gemini de Google, que mantienen bajo siete llaves los códigos con el objetivo de maximizar ganancias.
Los “señores tecnofeudales” miran de reojo las sanciones impuestas por Trump en su guerra comercial con China, ya que estas no han impedido que avance rápidamente en la carrera tecnológica y de chips. A pesar de los controles de exportación, que vienen de la administración Biden, y que tienen como objetivo que China no acceda a chips más poderosos y a las herramientas para fabricarlos, DeepSeek y otras tecnológicas asiáticas han introducido una cuña en el mercado de la IA, liderado, por ahora, por “las siete magnificas”
Las IA en manos de los “señores tecnofeudales” nos presentan una herramienta que sólo busca maximizar ganancias a costa de la fuerza de trabajo y la depredación ambiental. Las IA bajo una propiedad de carácter colectiva y una planificación bajo control de los trabajadores, podría en principio, reducir las horas de trabajo sin afectar el salario, dando paso a un trabajo transformador de las condiciones materiales de vida de todos los oprimidos por el capital, que solo el humano a través de su inteligencia puede alcanzar.
Lucas Giannetti
23/10/2025


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