Los condenados son los ex militares Ernesto Bethke, Edwin Dimter, Nelson Haare, Juan Jara, Raúl Jofré y Hernán Chacón, quien se suicidó antes de ser detenido. En el caso de Pedro Barrientos, se le revocó la ciudadanía estadounidense y se aguarda su extradición desde Estados Unidos. Es sindicado como el responsable de torturas y posterior asesinato de Víctor Jara, en los vestidores del Estadio Nacional de Chile, que llegó a albergar a más de 5.000 detenidos.
Con edades entre los 73 y 85 años, los condenados seguían el proceso en libertad. Su destino será el Centro de Detención Preventiva y Cumplimiento Penitenciario Especial Punta Peuco, una cárcel de cinco estrellas, al punto que ha sido denunciada por los organismos de derechos humanos como un penal VIP. La prisión cuenta con pileta, habitaciones individuales, sala de juegos, acceso a internet, entre otras comodidades. Lo que reclaman los organismos es que los presos cumplan condena en cárceles comunes, como cualquier reo y no como un preso de élite.
Victor Jara, resiste
Víctor Jara Martínez fue cantautor, folclorista, militante del Partido Comunista y colaborador del gobierno de la Unidad Popular de Allende y ejercía la labor de docente en la Universidad Técnica del Estado (UTE), en el momento del Golpe militar. Al conocer la noticia estremecedora del alzamiento militar, siguió la directriz del “compañero presidente” Salvador Allende de presentarse a sus lugares de trabajo.
Víctor fue detenido y trasladado al estadio Chile, recinto que fue convertido en campo de concentración. Ahí fue torturado, vejado, le realizaron quemaduras con cigarrillo, le rompieron los dedos, le cortaron la lengua y lo sometieron a simulacros de fusilamiento. Se contaba que le cortaron las manos y fue obligado por sus opresores a tocar su guitarra con los muñones sangrantes. Pero las pericias balísticas y las autopsias pedidas por los abogados arrojaron que fue acribillado con 44 balazos mientras que Littré tenía 23 tiros en su cuerpo y también mostraba rastros de tortura.
Littré Abraham Quiroga Sandoval fue un abogado y militante comunista y era el director general del Servicio de Prisiones. Al momento del Golpe, se encontraba con licencia médica, pero se acercó a sus oficinas, de la misma manera que lo hizo Jara, al día siguiente y se entregó voluntariamente. Fue trasladado al Regimiento Blindado N°2, y después llevado al Estadio Chile.
Sus cuerpos fueron trasladados y ocultados en la Población Santa Olga en cercanías del cementerio, junto a otros cuerpos. Fueron los pobladores quienes encontraron y reconocieron sus cuerpos y avisaron a las familias. Gracias a esa acción, evitaron que ambos pasar a engrosar la inmensa lista de detenido desaparecidos de la dictadura chilena.
“Canto que mal que sales, cuando tengo que cantar espanto. Espanto como el que vivo. Espanto como el que muero…”, rezan los versos atribuidos a Víctor Jara, los últimos que habría escrito poco antes de su muerte, cuyas copias, por ventura, lograron evadir los muros y los fusiles del Estadio Chile, desde 2003, Estadio Víctor Jara.
Lali Martínez
30/08/2023
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