El sindicato estadounidense de actores (el SAG-Aftra, de 160 mil afiliados) lanzó desde la medianoche del jueves un paro. La medida, que enfrenta una suerte de reforma laboral para el sector, coincide con la huelga de guionistas iniciada hace casi tres meses. Un hecho que no ocurría desde 1960.
Los reclamos del sindicato combinan la problemática salarial, oponiéndose a los contratos por debajo de la inflación, con la defensa de los actores frente a la reconversión que está experimentando la industria del espectáculo –y que los estudios quieren descargar sobre los trabajadores.
Un punto significativo es el cobro de regalías por las emisiones en los servicios de streaming (como Netflix o Amazon Prime). La cámara empresarial estaría dispuesta a habilitar un porcentaje de este circuito, pero la propuesta es tramposa. Las cifras que trascendieron son ínfimas. Además, el pago estaría atado a la cantidad de visualizaciones de los contenidos, aunque esto en plataformas que no hacen públicos sus números de audiencia. La auditoría propuesta por el sindicato fue impugnada por la patronal, rompiendo las negociaciones.
El otro elemento resistido por los actores es la inclusión en los contratos de cláusulas de cesión de derechos, esto para que sus imágenes puedan ser manipuladas (y reproducidas) con inteligencia artificial u otras tecnologías. Su implementación significaría la destrucción de miles de puestos de trabajo. Por ejemplo, para los actores figurantes o “extras” implicaría contratos de jornada única, cediendo luego el registro a la productora, que podría utilizarlo para cualquier finalidad que desee -sin volver a pagar regalías.
Según trascendidos, la cámara empresarial habría estirado las negociaciones para no bloquear el lanzamiento de grandes producciones, como el esperado film “Oppenheimer” de Christopher Nolan. Pero el resultado fue esquivo. Durante la gala de estreno en Reino Unido, el director se solidarizó con los huelguistas y anunció que el elenco estelar de Cillian Murphy, Robert Downey Jr., Matt Damon y Emily Blunt ya se había sumado a las protestas.
La huelga de los actores del SAG-Aftra fue aprobada casi por unanimidad. El procedimiento consistió en la votación de la mesa directiva tras una consulta virtual a los afiliados. Días atrás, una convocatoria con el mismo procedimiento alcanzó la participación de más de la mitad del sindicato. En ella se resolvió mandatar a los negociadores con el inicio de las medidas de fuerza en caso de no lograr las mejoras deseadas.
En este proceso, la figura de la secretaria general del sindicato, Fran Drescher (mundialmente famosa por su rol protagónico en la serie “La Niñera”) tiene luces y sombras. Un sector del activismo fue muy crítico con el tono conciliador de las negociaciones, a lo que se suma sus reiteradas ausencias. La gota que rebalsó el vaso fue la foto en una presentación laboral en Italia junto a Kim Kardashian –de conocidas posiciones antisindicales.
Drescher es la cara visible del ala moderada que preside el sindicato de actores. La “Niñera” brinda apoyo público al Partido Demócrata y fue una entusiasta de Hilary Clinton en la última campaña electoral.
Su rol es expresión de la composición heterogénea del sindicato. Allí conviven las superestrellas de Hollywood, cuyas ganancias las emparentan al mundo empresarial, con quienes trabajan para vivir. Como referencia, el SAG-Aftra exige cotizar en base a ingresos de, al menos, 26 mil dólares anuales –equivalente al salario mínimo- para brindar cobertura médica. Pero el 87% de los afiliados no llega a esa cifra.
En el corazón mundial del entretenimiento, la salida también está en manos de los trabajadores. ¡Viva la huelga de actores!
Lucas Vallejos
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