miércoles, 24 de agosto de 2022

24 de agosto, Día del Lector: cantar y contar historias, la importancia de que un pueblo lea


Llevar la palabra oral de manera sostenida y acercarnos a los más pequeños de distintas maneras y que esas maneras permitan transmitir el afecto, historias narradas que nos ponen en sintonía afectiva con ellos, por medio de juegos, poesías, cantos, nanas y arrullos, da riqueza a la vida a través de la palabra.
 Los primeros acercamientos a las letras vivas se realizan por medio de las canciones de cuna, desde la afectividad de quien la canta y quiere regalar al pequeño un velo de protección, un manto sonoro, llevándolo así a disfrutar del descanso a través de la melodía, independientemente de la letra. Es aquí donde ese ser independiente de quien le acerca el cantar comienza a entrelazar emociones, a desarrollar la creatividad y el deseo de transformar el entorno mediante su imaginación, su sensibilidad y su comunicación por medio de gestos, sonidos y efectos.
 Estas experiencias, por medio de la palabra, son las primeras que se construyen con un otro, un primer acercamiento, donde el que lee busca un otro para construir una relación simbólica, de ahí la importancia de las experiencias lectoras. No es raro ver que un pequeño entregue su libro a un “grande” para que se lo lea. Es una manera de comenzar a construir su relación con los demás.
 El acercamiento a los libros es también una forma de conectar generaciones: recordar arrullos propios mientras los compartimos, acercarles poemas, nanas, evocar los libros y recuerdos de historias contadas en nuestra propia infancia. Los más chicos necesitan de adultos que lean para ellos, que les cuenten historias, les abran mundos, les muestren libros emocionantes y compartan estribillos que se vienen a la mente.

 El lenguaje como instrumento del pensamiento

 Es aquí donde debemos luchar por una mayor educación, pensando en todo lo que abarca la frase “buena educación”, pasando por lo edilicio, la alimentación, calefacción en invierno y ventilación en verano, para que nuestros chicos en las escuelas puedan concentrarse y estudiar mejor. Una educación donde se corrijan las expresiones erróneas, que lleve a un enriquecimiento del lenguaje de la clase obrera, en todos los términos, preservando la riqueza de este tanto en claridad como agudeza.
 El lenguaje sigue siendo la expresión inmediata del pensamiento en un momento histórico dado, como el que estamos atravesando, en donde esta comprensión depende de la pertenencia de clase y experiencia material de cada individuo. La lectura debe realizarse en forma crítica, pero para aprender debemos sumirnos en los libros, porque el conocimiento real hoy está en los libros, porque el lenguaje hegemónico está en los textos y para eso hay que aprender a leer. Es lo que permite a los trabajadores formarse una conciencia de clase, una conciencia crítica de la sociedad y, en ese ejercicio de la lectura y en compartir esas lecturas, debatir y comprender lo que se lee y de este modo enriquecer el conocimiento del trabajador, además de formar un pensamiento crítico. 
 Ya que la cultura se mantiene a través de la economía, los bienes culturales son los primeros en dejar de estar al alcance de la clase obrera. El precio de los libros es un límite cultural y la lucha por este acceso va más allá del objeto libro, porque implica llegar a ser un pueblo que sepa leer y escribir y así no ser avasallado. 

 Lali Martínez 
 24/08/2022

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