El estudiantado universitario cubano fue siempre terreno fecundo, del cual surgieron líderes que iluminan el sagrado nicho de héroes que murieron combatiendo dictaduras sangrientas o asesinados por ellas. Uno de ellos fue José Antonio Echeverría Bianchi, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Universidad de La Habana, entre 1954 y 1957.
José Antonio, como era conocido en la colina universitaria, nació hace 90 años, el 16 de julio de 1932, y podría haber cumplido muchos años si no hubiera caído combatiendo a la dictadura batistiana el 13 de marzo de 1957, a los 25 años, luego de tomar la emisora Radio Reloj y organizar el asalto al Palacio Presidencial, con el propósito de ajusticiar al tirano en su propia madriguera.
Fundador del Directorio Revolucionario como brazo armado de la FEU, este joven oriundo de Cárdenas, Matanzas, fue uno de los principales líderes opositores a la dictadura de Fulgencio Batista, que firmó, junto a Fidel Castro Ruz, la Carta de México, donde se unían la FEU y el Movimiento 26 de Julio en la lucha por la liberación de Cuba.
Aunque desde niño padecía de asma, tuvo una vida normal y practicó remo, natación y baloncesto pese a su tendencia desde joven a la gordura. Terminó el bachillerato en ciencias en su natal Cárdenas, en 1950, y el 22 de agosto de ese mismo año matriculó en la Escuela de Arquitectura en la Universidad de La Habana, carrera que eligió por su afición a las matemáticas y el dibujo.
En la capital residió en varias casas de huéspedes y viviendas particulares que alquilaban habitaciones a precios módicos para estudiantes del interior del país. Casi desde su ingreso a la Universidad fue elegido delegado de asignaturas y de curso, y luego organiza el Grupo Arquitectónico de Renovación Estudiantil (GARE), que reunió a los estudiantes más radicales.
Poco tiempo después sus condiciones de líder lo llevan a ser elegido, progresivamente, secretario general, vicepresidente y presidente de la Asociación de Alumnos de Arquitectura, hasta alcanzar, tiempo más tarde, la secretaría general y luego la presidencia nacional de la FEU.
El 10 de marzo de 1952, de vacaciones en Cárdenas, conoce del Golpe de Estado de Fulgencio Batista y regresa inmediatamente a La Habana, donde se suma a las protestas estudiantiles por el cuartelazo, y profundiza aún más su posición revolucionaria y combativa.
La dirección de la FEU le encomienda organizar la huelga estudiantil en los planteles de enseñanza secundaria, y para ello viaja por todo el país. Su misión surte efecto y la dictadura allana los colegios y detiene a los dirigentes para acabar con la huelga. Entre el 2 y el 6 de abril de 1952, participa en la jura de la Constitución de 1940, cuyos principios había violado el cuartelazo batistiano.
El 8 de mayo, ya como secretario general de la FEU, se ocupa de la celebración del III Congreso de Estudiantes Secundarios, que tiene lugar en el Salón de los Mártires de la Universidad de La Habana. El 28 de octubre, José Antonio, Álvaro Barba y otros estudiantes, viajan a México para participar en el VIII Congreso Panamericano de Arquitectura. El gobierno de Batista ofrece un avión militar para el traslado de los participantes, pero se niegan a aceptarlo.
El 10 de enero de 1953, José Antonio participa en el acto de homenaje en que se devela el busto de Julio Antonio Mella, el cual es profanado cinco días después. El estudiantado manifiesta, de forma violenta, su rechazo a esta ofensa y son golpeados y detenidos muchos líderes estudiantiles, José Antonio entre ellos. El 27 de enero es uno de los organizadores de la Marcha de las Antorchas, desde la escalinata universitaria hasta la Fragua Martiana, y al siguiente día encabeza una concentración en el Parque Central para conmemorar el centenario del natalicio del Héroe Nacional de Cuba.
Junto a Álvaro Barba, Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá y René Anillo, protagoniza, el 28 de marzo de ese mismo año, una fuerte protesta contra el gobierno de Batista frente al palco presidencial del carnaval habanero, por la cual es detenido y trasladado al Castillo del Príncipe.
El 30 de septiembre de 1954 José Antonio ocupa la presidencia de la FEU al renunciar el vicepresidente y graduarse el presidente en funciones. Desde ese alto cargo fortalece y desarrolla la lucha estudiantil contra la dictadura y promueve la solidaridad con los problemas económicos de Latinoamérica y el apoyo a sus luchas sociales y políticas. Durante su presidencia también promociona la vida cultural en los predios de la Universidad.
El 20 de enero de 1955, José Antonio, Fructuoso Rodríguez y otros jóvenes revolucionarios parten hacia Costa Rica para combatir el golpe y la invasión mercenaria del dictador nicaragüense Anastasio Somoza a ese país. Son ubicados en el frente de Guanacaste donde reconoce luego, públicamente, haber participado en numerosas acciones. A su regreso a Cuba son detenidos.
El 13 de febrero de 1955 organiza una manifestación estudiantil para conmemorar el segundo aniversario de la muerte del estudiante Rubén Batista, la cual es reprimida violentamente por la policía y José Antonio cae inconsciente debido a los golpes que recibió. El 24 de ese mes hace declaraciones a la prensa donde denuncia la farsa electoral de Batista y se pronuncia contra la toma de posición del nuevo presidente constitucional. Con esta intervención deja definida la posición revolucionaria de la FEU.
José Antonio realiza importantes declaraciones en favor de la amnistía de los presos políticos incluyendo a los asaltantes de los cuarteles Moncada y el de Bayamo. El 27 de marzo de 1955 la revista Bohemia publica sus declaraciones: ¡Qué no quede en la cárcel uno solo de los dignos luchadores contra la dictadura! ¡Todo intento de excluir a los combatientes del Moncada de la amnistía, encontraría el más amplio repudio de la opinión pública!
El 17 de abril de 1955 José Antonio denuncia nuevamente la farsa electoral del 1 de noviembre de 1954 y desenmascara a los grupos seudooposicionistas de Batista y sus componendas para acceder al poder. Dos días después, el 19 de abril, es reafirmado como presidente de la FEU en las elecciones universitarias.
El 8 de mayo, José Antonio participa en el acto celebrado en El Morrillo y en la velada en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, en recordación al asesinato del luchador revolucionario Antonio Guiteras. El pacífico acto es atacado por la policía, y es apresado luego de sufrir la fractura de un brazo y graves contusiones en el cráneo.
Iniciado el año 1956, el joven líder reafirma la posición revolucionaria de los estudiantes y su estrecha unión con la clase obrera. El 24 de febrero publica su Carta abierta de la FEU al pueblo de Cuba, donde da a conocer la creación del Directorio Revolucionario, brazo armado de la FEU. El 9 de marzo de 1956 pronuncia uno de sus discursos más importantes: Contra las dictaduras de América, donde puntualiza el carácter antimperialista y latinoamericanista de su pensamiento revolucionario.
El 13 de julio de 1956 José Antonio es reelegido presidente de la FEU por mayoría casi absoluta. El 28 de ese mes viaja a Chile para representar a Cuba en un congreso estudiantil, y el 29 de agosto llega a México para entrevistarse con Fidel Castro y firmar juntos la Carta de México.
José Antonio regresa a Cuba el 24 de octubre de 1956 y destaca la solidaridad de las asociaciones estudiantiles del mundo con la lucha del pueblo cubano contra Batista. El 28 de octubre de 1956 se recrudece la acción de las fuerzas represivas como consecuencia del ajusticiamiento del coronel Antonio Blanco Rico, jefe del sanguinario SIM, por un comando del Directorio Revolucionario, tras lo cual José Antonio y los dirigentes de la FEU pasan a la clandestinidad.
El 13 de marzo de 1957, tras la toma de la emisora Radio Reloj, José Antonio se dirigió a la Universidad de La Habana. Su automóvil fue interceptado por la policía al costado del recinto universitario y se entabla el combate. Fructuoso Rodríguez, uno de sus más allegados, relató luego que: «El Gordo (José Antonio) cayó como un valiente. Con desprecio absoluto de su vida avanzó sobre una perseguidora y les disparó por la ventanilla. Cayó al suelo y volvió a pararse sobre sus rodillas y sacando un revólver (que le había quitado a un soldado) volvió a tirar por la ventanilla para dentro, en ese momento una ráfaga de ametralladora lo remató». Su valentía y firmes convicciones revolucionarias se convirtieron, para siempre, en un ejemplo para la juventud cubana.
Pedro Ríoseco | internet@granma.cu
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6 de julio de 2022 08:07:54
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