martes, 27 de julio de 2021

Juegos Olímpicos: militarizados y bajo el asedio de las protestas


Como los anteriores juegos olímpicos que se realizaron en Río de Janeiro (2016), los de Tokio (2021) también están bajo intensa custodia policial y el asedio de enormes protestas. En lo que la prensa juzga como “algo histórico”, la oposición en Japón es vehemente: entre el 60 y 80% no quiere los juegos (Al Jazeera, 23/7). Varios atletas testeados arrojaron resultado positivo, mostrando la falibilidad de las “burbujas”. Se teme que la variante Delta rápidamente se esparza entre las delegaciones. Los juegos, luego de haberse pospuesto un año por la pandemia, comenzaron con una lúgubre inauguración y con protestas afuera del estadio olímpico. Las presiones del del gobierno de Japón para que se llevaran adelante contrastaban con el rechazo de la mayoría de la población, que no los quiere. 
 El costo de los JJOO de Tokio pasó 7,3 billones de dólares a 30 billones, según una auditoría estatal. Sin embargo, la población trabajadora no recibe ningún tipo de beneficio de esta fortuna. El turismo está paralizado, y el dinero fluye hacia las élites y el capital financiero. Las protestas van a acompañar todas las sedes, aseguran los manifestantes. 

 Inauguración con protestas afuera 

La ceremonia de inauguración fue bastante sombría. El estadio de 68.000 personas estaba vacío, mientras en las afueras había una movilización que hacía ruido para frenar la inauguración. “Los manifestantes se expresaron durante varias partes del himno japonés, y mucho más durante el momento en que se hizo silencio para recordar a las víctimas del Covid-19”, naturalmente, en repudio a la hipocresía de las autoridades por llevar adelante los juego. Los parlantes del estadio retumbaban a todo volumen para tapar la protesta. 
 Los manifestantes comenzaron a marchar hace varios meses, exigiendo la cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio mientras el país lidia con una cuarta ola de infecciones por Covid-19. Las pancartas en las diferentes movilizaciones decían “los juegos matan a los pobres”. En mayo una petición contra los juegos recibió 350.000 firmas. 

 Protestas, libre expresión y rebeliones populares 

El Comité Olímpico Internacional tuvo que “flexibilizar” las reglas para permitir protestas de los atletas, que hasta hace poco estaban prohibidas y podían costar la descalificación. Sin embargo, según estas reglas, las protestas no pueden apuntar a “países específicos” ni ser “disruptivas”. En 1975 se creó la regla 50, que prohibía la “propaganda política” a los atletas, cuando los juegos son un enorme espacio de propaganda política y de negocios para los gobiernos que los organizan y numerosos grupos capitalistas. Los deportistas, para el capital, son máquinas que generan dividendos, no sujetos implicados en la realidad política y social que los rodea. 
 La reforma de la reglamentación del artículo 50 del COI, a principios de julio, se realizó luego de las protestas contra el asesinato de George Floyd el año pasado en EEUU, y de las constantes manifestaciones de los atletas, algo que amenazaba con una deserción masiva. Sin embargo, el cambio no incluye que estas manifestaciones se puedan hacer en la entrega de medallas. Las declaraciones políticas durante los eventos, las ceremonias de victoria y en la Villa Olímpica todavía están prohibidas. Sin embargo, en Tokio las manifestaciones de los atletas no se hicieron esperar.
 Las futbolistas británicas se arrodillaron el miércoles en el primer día de competencia en los Juegos Olímpicos de Tokio, en una protesta contra la discriminación y el racismo que fue rápidamente correspondida por sus oponentes de Chile. Algo repetido en otros partidos y por otras delegaciones. No fue el único caso. 
 Una atleta argelina, la judoca Fethi Nourine, abandonó los juegos luego de conocer su cruce con una luchadora israelí, en protesta a favor de la causa Palestina y denunciando las masacres, ocupación ilegal y genocidio perpetrado por el estado israelí en la TV argelina. Dijo que no se iba a “ensuciar sus manos” y que luchar habría sido avalar el apartheid israelí (SMCP, 23/7). 
 Muchos atletas norteamericanos de origen asiático denunciaron el racismo que se vive en el país e incluso contra ellos mismos, en las calles o en los campos de entrenamiento.
 De reojo mira China, que será sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, a realizarse en en febrero próximo. 
 El deporte está completamente enajenado bajo este modo de producción, convertido en una mercancía más. Pero el deporte es un valor de uso, asociado a una de las expresiones físicas y artísticas más creativas que conoce el ser humano. También a la salud física y mental de los pueblos, destruida por las reglas de reproducción de la sociedad capitalista y las condiciones de reproducción de la fuerza laboral. Se trata de transformar el deporte y todas sus expresiones en el libre desarrollo individual en función del libre desarrollo del conjunto de la sociedad.

Emiliano Monge
23/07/2021

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