domingo, 9 de agosto de 2020
Haydée
Cuando se hablaba con ella de momentos históricos, los héroes y mártires de la Revolución dejaban de ser las gigantescas estatuas de mármol, los semidioses tan alejados de los mortales que resultan imposibles de imitar, y se transformaban en seres de carne y hueso como nosotros, que pueden tener, como nos decía, el color de los ojos del condiscípulo sentado delante o recogerse el pelo como la muchacha que está en la silla de al lado.
Haydée Santamaría Cuadrado (Encrucijada, 30 de diciembre de 1922-La Habana, 28 de julio de 1980) y su hermano Abel se opusieron a la tiranía batistiana desde el mismo día que el sátrapa usurpó el poder.
Su apartamento de 25 y O le sirvió a Fidel de centro de reunión en los meses que precedieron al asalto al Moncada. Participó en la acción –junto con Melba Hernández, tenía la misión de cuidar a los heridos en el hospital Saturnino Lora– y presenció el asesinato del doctor Mario Muñoz Monroy por parte de la soldadesca.
Encerrada en los lúgubres calabozos del cuartel, los sicarios se ensañaron con ella relatándole la forma en que su hermano y su novio, Boris Luis Santa Coloma, fueron asesinados.
Sancionada a seis meses de cárcel, la internaron en la prisión de mujeres de Guanajay.
Al recuperar la libertad, participó activamente en la impresión de La historia me absolverá y su distribución por todo el país.
Fundadora del Movimiento 26 de Julio, formó parte de su Dirección Nacional.
Colaboró con Frank País en el alzamiento del 30 de noviembre.
Se incorporó a la Sierra y Fidel la envía de misión al exterior, la cual cumplió cabalmente.
Después del triunfo, asumió la presidencia de Casa de las Américas, institución devenida emblemática entre los intelectuales del continente.
Mario Benedetti, al conocerla en esas funciones, afirma: “No era escritora ni pintora, ni música ni actriz, pero tenía una extraña sensibilidad para captar el arte y disfrutarlo”.
Electa miembro del Comité Central del Partido integró ese órgano, desde que fue constituido, hasta su fallecimiento.
Pedro Antonio García
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