Sendos informes del New York Times y Washington Post mostraron la relación de Zuckerberg con Trump, y levantaron preguntas sobre si Facebook está apoyando a Trump para evitar el llamado a la regulación entre las grandes compañías tecnológicas.
El Washington Post, mediante entrevistas a más de una docena de empleados de Facebook y documentos internos, publicó un informe en junio que detalla cómo la política ha dado forma a los procesos de toma de decisiones de la compañía con respecto a la moderación de contenido y el “News Feed” (actualizaciones de amigos de FB) en los últimos cinco años (período en que Trump ascendió al poder).
El 20 de noviembre de 2019, NBCnews anunció que Mark Zuckerberg, Donald Trump y un miembro de la junta de Facebook, Peter Thiel, habían cenado juntos en la Casa Blanca en octubre. “No está claro por qué la reunión no se hizo pública o qué discutieron Trump, Zuckerberg y Thiel”, señala el informe. Facebook había sido demandada por aceptar publicidad política falsa, sobre todo en las escandalosas elecciones de 2016 (“Russiagate”). Trump gastó en Facebook 44 millones de dólares en 2016 y se espera que supere con creces este año, lo que significa que necesita a la compañía en su campaña de reelección, sobre todo cuando está acorralado por los medios (sólo Fox lo apoya) y por las movilizaciones populares contra la violencia racista. En su intento de establecer un estado policial, los medios de comunicación ocupan un lugar central.
El NYT se pregunta: “¿El Sr. Trump y el Sr. Zuckerberg llegaron a algún tipo de acuerdo? Zuckerberg necesita, y parece estar recibiendo, una aprobación tanto de los tuits enojados del presidente como de las serias amenazas de demandas y regulaciones que enfrentan otras grandes compañías tecnológicas. Trump necesita acceso a la plataforma de publicidad de Facebook y su poder viral” (21/6).
“Creo que tienen un acuerdo”, dijo Roger McNamee, uno de los primeros inversores de Facebook que ahora es un crítico feroz, y agregó que “probablemente fue implícito en lugar de explícito (…) El acuerdo de Mark con Trump es altamente utilitario, básicamente se trata de obtener rienda suelta y protección contra la regulación. Trump necesita el pulgar de Facebook en la escala para ganar estas elecciones” (ídem).
Durante la campaña presidencial de Trump en 2016 y 2017, Facebook y Twitter desarrollaron políticas sobre “interés periodístico” e “interés público”, que parecían diseñadas para acomodar las publicaciones de Trump a sus plataformas. “Trump, por su parte, ha sido notablemente más suave en Facebook que en Amazon, Google, Twitter o Netflix en un momento en que su aparato regulador a menudo se centra en los enemigos políticos que identifica en los tweets” (ídem).
Facebook decidió no actuar en la publicación de Trump en Minneapolis: en una declaración publicada en línea, Zuckerberg argumentó que la invocación de Trump a la Guardia Nacional significaba que se entendía mejor como “una advertencia sobre la acción estatal”. “Creemos que la gente necesita saber si el gobierno planea desplegar la fuerza”, escribió (ídem). Facebook tuvo una revuelta de sus empleados. Zuckerberg, dijo que no es el rol de la compañía convertirse en “árbitros de la verdad”. Timothy Aveni, un ingeniero de software, dijo: “Mark siempre nos dijo que trazaría una línea en el discurso que llama a la violencia”, “Facebook seguirá moviendo los postes cada vez que Trump escala”.
En 2019, los investigadores de Facebook descubrieron que los usuarios de Instagram percibidos como negros tenían un 50% más de probabilidades de ser deshabilitados de sus cuentas que los blancos (NBCnews, 23/7).
34 ex empleados de Facebook, publicaron “El Facebook al que nos unimos diseñó productos para capacitar a las personas y las políticas para protegerlos”, decía. “Ahora, al parecer, ese compromiso ha cambiado”. No tienen sindicato, gracias a las políticas antisindicales de diferentes administraciones.
Jesse Lehrich, cofundador de Accountable Tech, dijo que “Trump puede enfurecerse con Big Tech y Mark (Zuckerberg) puede decir que está disgustado por las publicaciones de Trump, pero al final del día el statu quo sirve a sus intereses” (NYT, ídem).
A principios de este año, en una entrevista con el Times, Joe Biden propuso revocar la Sección 230 en su totalidad, para “Zuckerberg y otras plataformas”. El Departamento de Justicia está llevando a cabo investigaciones antimonopolio. Facebook adquirió compañías, y fusionó Messenger, WhatsApp e Instagram, creando un monopolio.
La Sección 230 afirma que “ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado como el editor o la voz de cualquier información proporcionada por otro proveedor de contenido de información”. Según la Sección 230, Airbnb no es responsable si las unidades para alquiler so ilegales, y no hace responsable a Dropbox del contenido de lo que se distribuye utilizando su servicio.
Detrás de esto está el tráfico sexual, la pornografía infantil, la trata de personas, o el Lawfare. Detrás de diferentes leyes, las tecnológicas se han librado de la responsabilidad legal del contenido de sus servicios.
Como mecanismo de presión, Trump firmó una orden ejecutiva (que debe pasar por el Congreso) que alienta a los reguladores federales a reexaminar un escudo legal que impide que compañías como Facebook, Twitter y Google sean legalmente responsables de lo que publican los usuarios y les da a las plataformas la capacidad de controlar el contenido según sus propias reglas internas (NPR, 2/6). Trump necesita a las tecnológicas de su lado para su alicaída campaña y para el intento ahondar el estado policial norteamericano. Sólo la lucha de los trabajadores podrá quebrar este intento.
Emiliano Monge
25/07/2020
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