Las revelaciones hechas por John Bolton, exconsejero de seguridad de Donald Trump, sobre Cuba y Venezuela, resultan no ser tan reveladoras cuando son puestas ante el peso de la historia, es decir, cada uno de los detalles descritos por Bolton, si bien pueden sumar datos sobre las formas, no modifican en nada los contenidos ya conocidos de la política imperialista de los Estados Unidos.
La continua agresión contra la Revolución cubana a través de atentados, difamaciones, fake new, subvención a grupos contrarrevolucionarios para desestabilizar al interior de la isla caribeña, invasiones militares, propaganda fascista, un largo y genocida bloqueo económico, la Ley Helms-Burton, el apoyo directo de los gobiernos estadounidenses a la mafia de Miami, las amenazas y sanciones dirigidas a gobiernos, empresas y organizaciones que mantengan relación e intercambio comercial con Cuba, la campaña que ahora se vive de difamación a los médicos cubanos de la Brigada Henry Reeves sin importar las miles de vidas que han salvado en diferentes circunstancias como el COVID-19, la manipulación de organismos internacionales para atacar y obstaculizar el crecimiento de la revolución como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Grupo Lima para la campaña contra Venezuela, la compra de intelectuales sometidos al pensamiento occidental-liberal proimperialista, la publicación de miles de libros y revistas para tergiversar la historia, así como la desarticulación del pensamiento crítico en las universidades y centros de investigación mediante la guerra cultural, entre otras muchas acciones y estrategias impulsadas desde la Casa Blanca cuyo fin siempre ha sido pretender la caída de la Revolución cubana.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel, respondió de forma sintética y contundente sobre el revuelo publicitario que se ha formado por la puesta en circulación del libro de Bolton The Room Where It Happened: A White House Memoir (“La habitación donde sucedió: una memoria de La Casa Blanca”), en su cuenta de twitter, Díaz-Canel mencionó: “Cuba en el libro de Bolton: revela cuán cínica e inmoral es la política del imperio. Cuba y Venezuela no necesitan leerlo para dar fe. Nuestras naciones son castigadas cruel y cotidianamente, pero han sabido resistir y vencer”. Como afirmó el presidente cubano, el libro en sí, únicamente viene a confirmar lo que los pueblos latinoamericanos y del mundo saben muy bien, y, en especial Cuba y Venezuela; la política imperialista de los Estados Unidos inspirada en la Doctrina Monroe y otros documentos, pretende desde hace mucho, dominar, controlar y anexar cada uno de los países de la región, para extraer sus recursos naturales y explotar la fuerza de trabajo de sus poblaciones. Esta política imperialista no cambia en su objetivo final aunque por momentos históricos ligados a coyunturas particulares pueda manifestar alguna modificación en su forma como aconteció al final del gobierno de Barack Obama, pero como el mismo Obama reconociera no se trataba de dejar de pretender dominar a Cuba sino de cambiar la forma en que hasta esas fechas lo habían hecho, la administración de Trump rápidamente regresó a las agresiones abiertas y las profundizó con el incremento del bloqueo económico y la Ley Helms-Burton.
Bolton participó decididamente en el recrudecimiento de la política imperialista sobre Cuba y Venezuela, sus revelaciones son también una expresión de cinismo, él fue quien acuñó el término “trica de la tiranía” para hacer mención de Cuba, Venezuela y Nicaragua, en sus intervenciones públicas demostró su deseo de ejecutar acciones militares sobre Venezuela, fomentó el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos incluyera a Cuba en la lista de países terroristas, ya desde antes de llegar a la puesto de consejero de seguridad Bolton maquinaba planes para agredir a Cuba junto a los sectores ultraconservadores y extremistas ligados en intereses a la mafia de Miami, las revelaciones plasmadas en el libro aunque apuntan a desfigurar más la imagen de Trump a cuatro meses de las elecciones evitando así su reelección, son en sí mismas confesiones del “Halcón” que si se leen con cuidado se nota que están dirigidas a esos sectores ultraconservadores, neofascistas y extremistas diciéndoles de una u otra forma que fue por la indecisión y los titubeos de Trump que no se llevaron a cabo esos planes militaristas, siendo que Bolton estaba de acuerdo con su ejecución, la ruptura entre Bolton y Trump no es en términos ideológicos, ambos son decididos imperialistas, la continuidad de la política imperialista únicamente se detendrá con la resistencia, organización y lucha de los pueblos en defensa de su soberanía, autodeterminación y de la humanidad, luchas al interior de los Estados Unidos como en el resto del mundo. Recordemos las sabias palabras de Ernesto Che Guevara; “No se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantito así, nada”.
Cristóbal León Campos
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