sábado, 11 de julio de 2020
El final de una batalla
Multitudinaria movilización popular acudió en apoyo de un padre que reclamaba la devolución de su hijo secuestrado
Una gran expectación reinaba en el aeropuerto. Tiempo después Fidel, quien se hallaba en el lugar, confesaría: “He vivido momentos emocionantes a lo largo de mi vida revolucionaria […] Dejando de mencionar otros momentos inolvidables, en ninguna de las ocasiones mencionadas experimenté tan intensa emoción como cuando al abrirse la puerta del pequeño avión que los trajo de Estados Unidos, después de tantos meses de batallar sin tregua, vi emerger a las 7:53 de la tarde del 28 de junio las figuras de Juan Miguel y Elián”.
Todo comenzó el 25 de noviembre de 1999, cuando las agencias cablegráficas reportaron el hallazgo de un niño aferrado a una cámara de neumático, por unos pescadores estadounidenses frente a las costas de Fort Lauderdale. Luego se supo que el pequeño se nombraba Elián González Brotons y había permanecido dos días a la deriva tras el naufragio de una embarcación –que viajaba ilegalmente hacia la Florida–, en el cual perecieron su madre y la casi totalidad de los pasajeros.
En la ciudad matancera de Cárdenas, el padre de la criatura, Juan Manuel González, estaba ajeno a los acontecimientos. Ese fin de semana había ido a buscar a Elián a casa de Elizabeth, la progenitora, se había encontrado un candado puesto en la puerta y el extraño silencio de los vecinos. En cuanto supo por el televisor el paradero de su hijo, escribió sendas cartas al Minrex y al Consejo de Estado solicitando apoyo para recuperarlo.
Una noche, según testimoniara años más tarde al portal Cubarte, recibió una llamada telefónica: “Ven para La Habana. Fidel quiere verte”. Llegó de noche al Consejo de Estado. El Presidente cubano lo recibió en su despacho: “¿Tú qué quieres hacer? Si quieres irte con toda tu familia se te hacen los papeles y te vas”. “No, yo quiero que me devuelvan a mi hijo a su país”. “Tranquilo. A partir de mañana mismo se vuelca la nación completa a hacer el reclamo por el regreso de tu hijo”.
Entretanto, en Miami el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) de Estados Unidos puso al menor al cuidado de Lázaro González, un tío-abuelo paterno residente en esa ciudad. Y una jueza le otorgó custodia legal. Ya estaba en marcha el tenebroso plan para apoderarse del niño, concebido por los sectores más reaccionarios de la comunidad cubanoamericana del sur de la Florida, los cuales convirtieron al pequeño en trofeo publicitario como parte de su guerra sucia contra la Revolución cubana.
Interrogado por unos periodistas, Fidel alertó que, si en tres días Elián no era devuelto, Cuba desencadenaría una batalla internacional. A la jornada siguiente, el estudiante de la secundaria básica Félix Varela, de Cárdenas, Yarían Daniel Medina, delegado a la VIII Conferencia de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), en el Palacio de las Convenciones propuso a los participantes dirigirse a la Sección de Intereses (actualmente la embajada estadounidense) y frente a ella exigir el regreso del niño cubano.
Comenzó así la cruzada de un pueblo por los derechos de un padre y su hijo, que incluyó no solo multitudinarias manifestaciones populares, sino también tribunas abiertas y mesas redondas televisivas. Cuenta el portal Cubarte que era tanta la identificación con la causa de Elián, que por aquellos días una académica cubana, en visita de trabajo a Washington, le dio una contundente respuesta a un aduanero en aquel aeropuerto: “¿Cubana?”. “Sí, señor”. “¿Viene a llevarse al niño?”. “Si me lo dan, me lo llevo”.
El 5 de enero de 2000 el INS reconoció el derecho de Juan Miguel a la patria potestad. La Fiscal General, Janet Reno, fijó el retorno del niño para antes del 14 de enero. Pero los parientes y los sectores más reaccionarios de Miami apelaron la decisión y llevaron el caso ante los tribunales estadounidenses. Miami había convertido el caso en un circo mediático; para su sorpresa la opinión pública norteamericana repudió esa actitud y se mostró partidaria de la causa del progenitor.
No es de extrañar que, al pasar el tiempo, un periodista de ideas conservadoras, Alejandro Ríos, haya reconocido: “Durante la saga del niño Elián González, la comunidad exiliada cubana del sur de la Florida comenzó a estar en entredicho. Recuerdo en mi oficina del Miami Dade College como un cordial amigo americano comenzó a evitar mi presencia cuando supo que yo abogaba por la estadía del niño náufrago con sus parientes de Miami”.
Más objetivo, el empresario cubanoamericano Carlos Saladrigas confesó recientemente: “Se dañó la reputación de la comunidad. Se nos vio una pasión y una intolerancia, que para el resto del mundo no era aceptable. Le dimos en bandeja de plata la imagen de que éramos unos bárbaros”.
Hubo necesidad de un operativo policial para rescatar a Elián de sus secuestradores. El 22 de abril, en una base aérea, se lo entregaron a su padre, a favor de quien sentenció la Corte Suprema el 26 de junio.
Veinte años después, en su ciudad natal, Elián declararía a la prensa: “Cada batalla que libra el pueblo de Cuba con justicia es una batalla de la que me siento partícipe, formo parte de ese reclamo como mismo este país un día hizo un reclamo por mí”. Y el hoy ingeniero industrial concluyó: “La gesta que una vez surgió por el reclamo de un niño, sirvió para aunar a todos los cubanos, y le siguieron otras por el regreso de los cinco héroes, el perfeccionamiento económico, por llevar los servicios de nuestros médicos y profesionales al mundo, porque Cuba sea cada vez más digna”.
Pedro Antonio García
Fuentes consultadas: Informaciones aparecidas en el diario Granma entre noviembre de 2019 y junio de 2020, y en El Nuevo Herald (4 de abril y 22 de noviembre de 2019). Los textos periodísticos Un niño que nos convocó a batallar por su destino (Portal Cubarte, 2019), Elián González fiel a las batallas de Cuba (Periódico Girón, 2019) y Elián González, la historia que estremeció al mundo (Portal Cubahora, 2014).
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