Durante su primer mes en la presidencia de Cuba, Miguel Díaz-Canel dio muestras de que para gobernar debe salir a la calle, escuchar a la gente y aprovechar, en vez de evadir, a los medios de comunicación, en su camino para ganar y mantener respaldo ciudadano.
En medio de un amplio despliegue de prensa, se le vio en reunión con el Consejo de Ministros, luego pasando revista a programas alimentarios y de energía renovable, valorando los planes de preparación de la Habana para celebrar en 2019 medio milenio de su fundación, o en un recorrido, los días 17 y 18, por barrios de la capital.
“La gente comenta que así es como se hace, conversando con las personas de a pie, que trabajan mucho y ganan poco. La esperanza es que continúe esas visitas, pero que sean sin aviso previo para que no lo engañen”, dijo a IPS una empleada de una tienda de la Habana Vieja, María Caridad, quien pidió no dar su apellido.
En las redes sociales, hubo quien recordó los tiempos en que Díaz-Canel, de 58 años, fue primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Villa Clara, una ciudad a 270 kilómetros de la Habana. “Cuando menos el pueblo se lo esperaba aparecía en bicicleta. Esa era su forma de actuar”, comentó el usuario Kamilo en un debate en un medio digital local.
A su vez, otro usuario, arturo@1975, consideró “muy importante que los principales dirigentes toquen los problemas con la mano, que vean con sus propios ojos lo que estamos haciendo y de ahí corregir el tiro para que las cosas vayan mejorando.” Carlos Crespo, por su parte, remató: “Eso es lo que hace un buen presidente”.
Tanto la agenda de trabajo de Díaz-Canel como las reacciones de la gente confirman que el principal desafío que enfrenta el nuevo gobierno es el de avanzar en las transformaciones destinadas a sacar al país de su crónica depresión económica.
En declaraciones a IPS en días previos al cambio presidencial, el 19 de abril, el analista político Carlos Alzugaray advirtió que “hay suficientes presiones sociales ante la demora en producir un socialismo próspero y sustentable como se ha prometido”, pues Cuba “no ha logrado la mayor parte de los objetivos previstos en los Lineamientos”.
En su opinión, la economía sigue siendo el reto principal. Es decir “la materialización de las promesas previstas en los Lineamientos (como se denomina oficialmente a las reformas iniciadas en 2011) sobre mayor prosperidad”, recalcó.
El accidente de aviación ocurrido el 18 de mayo, en el habanero aeropuerto internacional José Martí, interrumpió la agenda presidencial, que ese día se centraba en Meteoro 2018, un ensayo general que se realiza en todo el territorio cubano, previo al inicio, el 1 de junio, de la temporada de huracanes y tormentas tropicales.
Tras el accidente, Díaz–Canel estuvo entre las primeras autoridades en llegar hasta el escenario de la caída del Boeing 737 rentado a la compañía mexicana Global Air, con 107 pasajeros y seis tripulantes a bordo. El siniestro, cuyas causas se investigan, dejó hasta ahora 111 víctimas mortales y dos sobrevivientes en estado crítico.
Más tarde se le vio en el Instituto de Medicina Legal, donde se trabaja en la identificación de las víctimas, y en el hotel Tulipán, confortando a las familias, procedentes en su mayoría de la provincia de Holguín, a 734 kilómetros al este de La Habana, hacia donde se dirigía el vuelo siniestrado en su maniobra de despegue.
El domingo 20, el mandatario terminó su semana participando en la última jornada de Meteoro 2018, simulacro que se realiza anualmente para preparar órganos de dirección y de mando de todos los niveles y a la población en el enfrentamiento de sismos, huracanes de gran intensidad, sequías severas y otros desastres.
“Este (ejercicio) en particular ha tenido una prueba de la vida lamentable. Hubo que actuar en función de una catástrofe”, afirmó el gobernante, quien exaltó la capacidad de sus compatriotas para “compartir el dolor, sacar fuerzas de la adversidad y seguir avanzando”, según informaron los medios oficiales locales.
Díaz-Canel es el primer dirigente que no pertenece a la llamada generación histórica de la Revolución, encabezada por los hermanos Fidel y Raúl Castro, que asume el cargo de presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Una razón por la que concentra actualmente las expectativas internas e internacionales sobre este país insular caribeño.
Alzugaray define al nuevo gobernante cubano como un político de gran experiencia, a quien además lo caracteriza, plantea, su discreción, cautela, modestia y lealtad al liderazgo histórico, “ante todo hacia Fidel (1936-2016) y en segundo lugar hacia Raúl Castro”.
En una breve entrada que compartió en la red social Facebook, el investigador cubano suma entre las condiciones políticas del actual gobernante “su organización y su capacidad de escuchar antes de tomar decisiones”.
Habría que “añadir su modernidad: es de los pocos dirigentes cubanos que maneja los conceptos clave de la revolución tecnológica y de la informatización y digitalización de la sociedad cubana y utiliza una tableta como instrumento de trabajo”, señaló Alzugaray.
El primer mes del presidente Díaz- Canel al frente del país tuvo además un importante avance diplomático, con la celebración el 15 de mayo en Bruselas de la primera reunión del Consejo Unión Europa (UE)-Cuba, el máximo órgano de dirección del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, suscrito por la nación caribeña y el bloque en diciembre de 2016.
La UE es el principal inversor de Cuba y también su primer socio comercial. Se prevé que el acuerdo contribuya al aumento del intercambio. “También nos permitirá apoyar mejor el proceso de reforma económica y social de Cuba y contribuir a su desarrollo sostenible”, indicó Federica Mogherini, alta representante para Asuntos Exteriores de la UE.
Mogherini y el canciller cubano Bruno Rodriguez firmaron un nuevo programa de cooperación en energías renovables para ayudar a Cuba a alcanzar su meta de obtener el veinticuatro por ciento de la electricidad del país a partir de fuentes de energía renovables, en tanto se prepara otro proyecto sobre seguridad alimentaria y agricultura sostenible.
Entre otros acuerdos, decidieron institucionalizar el diálogo sobre derechos humanos, “como un pilar clave” de la relación bilateral, que se basará en las consultas informales, iniciadas en 2015 en esta área.
El 16 de mayo, el canciller Rodriguez defendió, en Ginebra, el informe de Cuba al Tercer Ciclo del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos.
Patricia Grogg
IPS
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