jueves, 25 de octubre de 2012
24 de octubre de 1962: el día más terrible de la historia
Se creía que los barcos soviéticos llegarían ese día a la línea del bloqueo naval que el Imperio le había impuesto a Cuba, pero no fue así hasta el día siguiente. La cordura de Nikita Jruschov y la actitud de John Kennedy frente a los esbirros del Pentágono evitaron la guerra nuclear.
EL GRAN CRIMEN
La creación de la bomba nuclear es el peor crimen que la humanidad ha perpetrado contra sí misma a lo largo de la historia, una aplicación criminal que los científicos han hecho de las leyes de la Física que, en una escala infinitamente superior, crearon el universo hace más de trece mil millones de años, en lo que se conoce como el Gran Estallido, teoría aceptada por los astrofísicos del mundo actual y por las personas que no se han embrutecido con la religión.
La desintegración del núcleo de un átomo de uranio que creó la bomba de Hiroshima siguió un principio similar al de la división del átomo original o élam, cuyo tamaño pudo haber sido el de una octillonava parte del átomo actual. Ambos liberaron un campo energético: el de éste, a un nivel subatómico original, crearía, en su evolución, al universo; el de aquél, asesinaría en Hiroshima a unos 100,000 seres humanos, en más de un 90% niños, mujeres y hombres de la tercera edad.
La historia del tiempo demuestra que las leyes de la Física crean si son dirigidas por ellas mismas, pero destruyen si lo son por algo tan primigenio como la mente humana.
EL CULPABLE ORIGINAL
Lo sensible, lo cuerdo, lo racional hubiera sido que ningún gobierno del mundo hubiese tenido el control de esa fuerza abominable; pero no ha sido así y fue, nada menos, que el gobierno imperial de Estados Unidos, con su extenso expediente de crímenes, el primero que la desarrolló, y la única vez que la usó no fue con fines militares, sino para asesinar inocentes, para aterrorizar al mundo con un poder que en ese momento sólo él poseía
La Unión Soviética se vio obligada a crear la misma diabólica fuerza para defenderse de un enemigo ideológico que se empeñaba en destruirla y que, finalmente, la destruyó cuarenta años después, pero de otra forma. ¿Podía el Kremlin fiarse de un gobierno que fue capaz de lanzar esa bomba en pleno centro de Hiroshima para matar inocentes, no para destruir las instalaciones militares, como el Castillo de Hiroshima que era el cuartel general del segundo ejército más poderoso del país al que le hacía la guerra? ¿Puede un ser humano confiar en la pasividad de las bestias que lo acechan?
Unos años después, Inglaterra y Francia desarrollaron la propia arma y el Imperio estableció en Italia y Turquía bases de cohetes nucleares que podían alcanzar a toda Europa y una parte de la URSS asiática. Esos cohetes, sobre todo los de Turquía, apuntaban directamente al corazón de la Unión Soviética; sin embargo, el Kremlin no tomó ninguna medida política ni militar en contra de lo que ponía en peligro, más que su seguridad, su propia supervivencia.
¿Tenían derechos los gobiernos de Moscú y La Habana a establecer bases de cohetes nucleares en Cuba en 1962? Los tenían en la propia forma en que Washington, Ankara y Roma se habían puesto de acuerdo para establecer bases de cohetes nucleares yanquis en Italia y Turquía, de 1958 a 1961 –el Imperio trató de establecerlas en Francia, pero De Gaulle se opuso--. Turquía no está a noventa millas náuticas de la URSS, como Cuba de EU, sino a un simple milímetro de distancia terrestre de Armenia y Georgia, entonces repúblicas soviéticas.
El gobierno de Cuba, aun más que el de la Unión Soviética, tenía poderosas razones para desconfiar de un imperio que lo había agredido y del que se sabía que estaba preparando una gran invasión al país, como se comprobó después cuando se revelaron los documentos oficiales de la época.
El bloqueo naval a Cuba violaba la Carta de Naciones Unidas, y la orden de abordar barcos de otras naciones en aguas internacionales es un acto de piratería condenado por las naciones civilizadas desde hace miles de años. El abordaje de una nave en aguas internacionales es, de acuerdo al Derecho Internacional, un acto de guerra, una invasión, ya que esa nave es considerada territorio del país bajo cuya bandera navega.
No fueron los gobiernos de Cuba ni de la URSS quienes violaron las leyes internacionales, ya que las bases de cohetes en Cuba fueron efecto de un acuerdo voluntario de dos naciones independientes y soberanas.
HACIA EL ABISMO
Veamos, con brevedad, cómo se desarrollaron los hechos:
1-. 14 de octubre: un avión espía U-2 del Imperio toma 928 fotos del occidente cubano.
2-. 15 de octubre: analistas de fotos de la CIA descubren que se están construyendo bases de cohetes nucleares de alcance medio SS-4, en San Cristóbal, provincia de Pinar del Río, al oeste de La Habana.
3-. 16 de octubre: Kennedy es informado de la situación. A las 6:30 p.m. se reúne con los nueve miembros del Consejo de Seguridad Nacional y cinco asesores. Se crea el Executive Committee –EXCOMM-- para dirigir todo lo relativo a la crisis.
4-. 17 de octubre y días siguientes: informado de la situación, el Estado Mayor Conjunto –Joint Chiefs of Staff-- de las fuerzas armadas de EU acuerda, en forma unánime, una invasión a Cuba, precedida por un bombardeo masivo a sus bases nucleares, varias aún en construcción, y a las instalaciones militares convencionales en todo el país. Se estima que sólo el previo bombardeo puede ocasionar al menos unos 100,000 muertos. El jefe de la aviación, general Curtis LeMay, culpable directo del asesinato de más de tres millones de civiles inocentes en Alemania, Japón y Corea (ver aquí en Kaos “Breve historia de un diablo”, 27 de abril del 2012) es el jefe militar que más insiste en el bombardeo inmediato, seguido unos días después por la invasión. Kennedy se opone a ese acuerdo militar y prefiere una solución negociada. LeMay lo acusa de cobarde (Muchos años después se reveló que si ese bombardeo se hubiese perpetrado, de Cuba habrían sido disparados, sobre todo hacia Washington y Nueva York, varios cohetes con cargas nucleares de tres megatones, 230 veces más poderosas que la de Hiroshima. Estados Unidos no poseía entonces anticohetes que pudieran evitarlo, ya que éstos eran efectivos unos doce minutos después de ser lanzados, y los que salían de Cuba llegaban a las ciudades más importantes de EU en cinco o seis minutos. Ése, por supuesto, hubiese sido el inicio de la Primera Guerra Nuclear en que podían morir hasta 1,000.000,000. de seres humanos, en su inmensa mayoría civiles inocentes)
5-. 22 de octubre: en un discurso televisado que tiene repercusión mundial, Kennedy informa sobre las bases nucleares y anuncia el bloqueo naval a 800 millas náuticas de Cuba. Las fuerzas militares del Imperio son puestas en alerta – DEFCON 3--.
6-. 23 de octubre: el premier Nikita Jruschov le envía una carta a Kennedy en la que expresa que el bloqueo naval “es una seria amenaza a la paz y seguridad del mundo” y asegura que los barcos proseguirán con rumbo a Cuba. Kennedy decide dar más tiempo para que se pueda lograr una solución negociada y decide que los barcos que imponen el bloqueo se sitúen a 500 millas de Cuba. Se espera que los más avanzados lleguen a la nueva línea del bloqueo mañana por la tarde. La alerta militar en EU asciende a DEFCON 2, la más alta desde el fin de la guerra mundial.
Veamos la crónica histórica que escribí hace unos años:
INMINENTE PELIGRO DE GUERRA NUCLEAR
El Dario de la Historia, Nueva York, 24 de octubre de 1962, ocho y diez minutos de la mañana. El gobierno de la Unión Soviética rechazó anoche el bloqueo naval que Estados Unidos ha de imponerle a Cuba, a partir de las diez de la mañana de hoy, y anunció que sus barcos seguirán avanzando hacia ese país, advirtiendo, además, que si alguno de ellos es detenido y abordado por los oficiales de la Marina de Guerra estadounidense que han de implantar la cuarentena, tal acción sería considerada un acto de guerra.
La nota oficial del Kremlin, divulgada por la agencia oficial TASS, dice, además, que la decisión del gobierno de Estados Unidos de bloquear a Cuba, anunciada por el presidente John F. Kennedy en la noche de antier, día 22, es una violación de la Carta de Naciones Unidas y un acto de piratería, ya que ningún gobierno del mundo tiene derecho a abordar por la fuerza barcos de ninguna clase en aguas internacionales. La nota aclara que, en alta mar, una nave es territorio del país bajo cuya bandera navega y que abordarla sin su permiso equivale a una invasión territorial.
La declaración soviética afirma, además, que el establecimiento de las bases de cohetes nucleares en Cuba ha sido efecto de la libre voluntad de dos naciones independientes que sólo están sometidas a sus leyes, no a las de ningún otro país, en la propia forma que la instalación de las bases de cohetes nucleares de Estados Unidos en Turquía fue producto del libre albedrío de ambos países y el Kremlin no impuso bloqueo alguno a Turquía, país fronterizo con la URSS.
Los cohetes nucleares de Cuba son de alcance medio e intermedio. Los primeros tienen un radio de acción de unas mil millas aéreas, o sea pueden llegar hasta Washington y Nueva York. Los segundos alcanzan unas dos mil millas y llegarían desde la Bahía de Hudson hasta Lima.
De desatarse esta guerra, las naciones usarían, como es lógico –la lógica de la locura--, todas las armas a su alcance para defenderse a sí mismas, como han hecho siempre en la historia. Es imposible imaginar, por ello, que se pueda producir una guerra entre las tres superpotencias nucleares del mundo --EU, la URSS y Cuba-- sin que éstas utilicen las bombas nucleares que ahora poseen.
Se cree que el primer buque soviético pudiera llegar a la línea del bloqueo en el transcurso del día de hoy. Si el capitán de este barco, como es de esperarse, acata la orden del Kremlin de proseguir su viaje sin detenerse y atravesar la línea de cuarentena naval y, por su parte, como se espera también, los oficiales de la Marina de Guerra de Estados Unidos acatan las órdenes de la Casa Blanca de detener a cualquier barco que trate de cruzar dicha línea y hundirlo si no lo hace, la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética pudiera desencadenarse hoy mismo. El mundo vive, pues, momentos de enorme tensión. En esta guerra pudieran morir mil millones de ser humanos, casi la tercera parte de la humanidad.
Algunos científicos han declarado que esa cifra pudiera ser mucho mayor, porque incluyen a quienes morirían por las consecuencias indirectas de la guerra. De tal forma, estiman que la explosión de miles de bombas nucleares pudiera desencadenar graves fenómenos naturales en el planeta, como terremotos de escalas más altas de los que hasta hoy se conocen, que podrían matar a otros muchos millones de seres humanos y provocar grandes mareas tidales, o tsunamis, que inundarían las costas de varios continentes ahogando a cientos de millones de personas que viven en las zonas próximas a los océanos.
Otros científicos sugieren que la atmósfera terrestre podría ser bloqueada por cuerpos físicos y elementos químicos que tan ciclópeos estallidos les lanzaría, impidiendo que la radiación solar llegue a extensos territorios del planeta, provocando la desaparición de la agricultura y la ganadería y la subsecuente hambruna mundial, en la que perecerían, lentamente, muchos de los que no tuvieron la suerte de morir achicharrados, pero con benigna rapidez, por el inmenso calor que generan las explosiones nucleares, mayor que el de las capas exteriores del sol. (nota posterior a esta crónica: eso provocaría el enfriamiento del planeta y el regreso, al menos por 50 años, de una era glacial, o sea lo que se conoce como Invierno Nuclear) .
Se ha dicho que los cohetes de Cuba llevan bombas nucleares de tres megatones. Se desconoce la cantidad real de bombas nucleares que existen en los arsenales de Estados Unidos y la Unión Soviética, pero se calcula que pueden ser de quince a veinte mil, casi todas con un poder de destrucción de un megatón o más. Se estima que pueda haber cientos, quizás miles, de bombas de uno, tres, cinco, diez, cincuenta y hasta cien megatones. Una bomba nuclear de tan sólo tres megatones equivale al poder destructivo de tres millones de toneladas de TNT, o sea que una bomba de cien megatones equivale a cien millones de toneladas de TNT. Recientemente, Nikita Jruschov reveló que su país tiene varias bombas nucleares de cien megatones, por lo que se calcula que Estados Unidos las deba tener también.
La bomba de Hiroshima tuvo un poder destructivo equivalente al de trece mil toneladas de TNT –otras fuentes estiman que pudo haber sido hasta de veinte mil-- y mató al 80% de las personas que se hallaban en el radio de un kilómetro de su hipocentro, o sea el punto en que, a 618 metros de altura sobre la ciudad, hizo explosión, matando a mas de 100,000 seres humanos.
Una bomba de tres megatones equivale a 230 bombas de Hiroshima y de cien, a 7,592. ¿Es el poder destructivo de estas bombas proporcional al que tuvo aquel original estallido genocida? ¿Matará una bomba de tres megatones al 80 % de las personas que se encuentren en un radio de 230 kilómetros de su hipocentro, o quizás al 100% porque las bombas de hoy son más mortales que las de entonces? ¿Matará una bomba de cien megatones al 80 o al 100%, de las personas que se hallen a 7,592 kilómetros de su hipocentro? De ser así, una bomba de cien megatones que explote, por ejemplo, en París, mataría del 80 al 100% de las personas que se encuentren en toda Europa, el norte de África, el cercano Oriente y una part de Asia. Otra de éstas que haga explosión, por ejemplo, en La Habana, si tal proporción fuese cierta, mataría del 80 al 100% de los seres humanos que se hallen en el Caribe, México, América Central, Estados Unidos, casi toda América del Sur y las dos terceras partes de Canadá.
Por lo pronto, este cronista regresará en breve a su hogar de esta ciudad, abrazará con fuerza a su esposa y sus dos pequeñas hijas, y, para ponerle un poco de sensatez a esta inmensa locura, abrirá, una vez más, su libro de cabecera porque siempre ha tenido la tierna ilusión de morir, junto a sus seres más queridos, leyendo el capítulo de Los Miserables en que Jean Valjean encuentra a la pequeña Cosette, junto al pozo, temblando de frío y de miedo bajo las sombras tenebrosas de la noche, en el bosque de Montfermeil.
LO QUE SUCEDIÓ DESPUÉS
7-. 25 de octubre: los barcos soviéticos disminuyen su velocidad. Se cree que algunos puedan haber iniciado su regreso a Europa, sin embargo, nuevas fotos de los U2 señalan que se ha acelerado los trabajos para finalizar la construcción de las bases en Cuba.
8-. 26 de octubre: El premier Jruschov le envía otra carta a Kennedy en la que dice que estaría dispuesto a desmantelar las bases si el gobierno de Estados Unidos se compromete, públicamente, a no invadir a Cuba.
9-. 27 de octubre: Jruschov envía una nueva carta en la que propone el desmantelamiento de las bases de Cuba si EU hace lo mismo con las de Turquía. Un U2 es derribado sobre territorio cubano. El Pentágono aumenta su presión sobre los miembros del EXCOMM para que se invada a Cuba lo antes posible. Kennedy se resiste y decide aceptar los términos de la carta anterior de Jruschov sobre el compromiso de EU de no invadir a Cuba.
10-. 28 de octubre: Jruschov anuncia en Radio Moscú el desmantelamiento de las bases nucleares en Cuba –unos meses después, el Imperio cerraría las bases nucleares de Turquía--.
DUEÑO DEL CRIMEN, NO DEL MUNDO
La política imperial que se opuso a la decisión soberana de dos naciones independientes, hace medio siglo, dando origen a la Crisis de Octubre… aún perdura. Ahora ya no es Cuba, sino Irán… y pudieran ser otras naciones en los próximos años.
El Imperio, que actúa como si fuera dueño del mundo, declara que no permitirá que Irán, país independiente y soberano, una de las cunas históricas de la civilización, posea una sola bomba nuclear, pero fue el propio imperio el que convirtió a Israel en una gran potencia nuclear dotándolo de cientos de bombas y, además, de cohetes que alcanzan hasta los ocho y nueve mil kilómetros. Se cree que Israel posea hoy unas 400 bombas nucleares que lo convierte en la tercera potencia nuclear del mundo. Eso no lo hizo el gobierno de Israel por sí mismo: fue un curioso regalo del Imperio.
¿Bajo qué principios, qué leyes, qué moral puede el gobierno sionista poseer ese arsenal mientras se le niega una sola de esas bombas a otras naciones?
A nadie le extrañe que el insolente capricho del Imperio y el sionismo sobre Irán provoque en el futuro inmediato una guerra que sería mucho más catastrófica que la que pudo comenzar hace hoy medio siglo
Carlos Rivero Collado
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