Desde 1977 el sindicato de estibadores, International Longshoremen's Association (ILA), no tomaba una medida semejante, la cual afecta a más del 43 % del comercio marítimo del país y podría costar más de 2.000 millones de dólares por día (Clarín, 2/10). Además del salario, el cual está congelado desde hace siete años cuando se firmó el anterior convenio, el sindicato reclama por regulaciones en la automatización del trabajo ya que la misma está generando despidos en el gremio.
Las negociaciones entre la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX), que representa a la patronal, y el sindicato ILA "están estancadas". El convenio colectivo alcanza a unos 25.000 trabajadores sindicalizados en ILA en grandes puertos como Nueva York/Nueva Jersey, Boston, Filadelfia, Savannah, Nueva Orleans o Houston.
El tamaño del conflicto es tal que Joe Biden instó a las partes a llegar a un acuerdo, aunque descartó la intervención de las fuerzas federales. Es que la cercanía de las elecciones presidenciales –solo falta un mes para que se dirima si Kamala Harris o Donald Trump dirigirá el gobierno de los Estados Unidos– convierte a la huelga en un factor político.
La dimensión de la presión de los trabajadores para responder al atraso salarial queda demostrada en el hecho de que la burocracia sindical se haya visto obligada a tomar semejante medida de fuerza estando tan cerca de las elecciones. Es decir, que el hambre salarial es tal que los trabajadores no se han dejado correr con estar “haciéndole el juego a Trump”.
Y el reclamo trasciende fronteras. Los trabajadores portuarios de Montreal, Canadá, están de huelga por 72 horas. Esto se debe a que el ILA es un sindicato norteamericano que representa a los estibadores de la Costa Este de los Estados Unidos y Canadá, la Costa del Golfo, los Grandes Lagos y Puerto Rico.
Boeing
De esta manera, los trabajadores portuarios se han sumado a los 33.000 trabajadores de Boeing que llevan más de dos semanas en huelga y a los miles de trabajadores aeroespaciales de Textron y Eaton. En total, al menos 85.000 trabajadores están en huelga en Estados Unidos en sectores estratégicos clave.
Más del 90% de los maquinistas de Boeing rechazaron la propuesta patronal del 30 % y un bono de ratificación del contrato de US$ 6.000 –que duplicaba lo que se había ofrecido inicialmente– y votaron por ir a la huelga a pesar de que la propuesta era apoyada por el sindicato.
La burocracia intentó reivindicar el 30% frente a los aumentos salariales del 8% que hubo durante los últimos 10 años, muy lejos del aumento de precios que registró la economía norteamericana en el mismo período. Sin embargo, los trabajadores no dan el brazo a torcer pese a que la patronal argumenta con la gran crisis que la compañía debe afrontar tras los juicios por los accidentes que costaron cientos de vidas por fallas técnicas.
Algunos legisladores demócratas apoyan públicamente la huelga, como si su gobierno no tuviera responsabilidad en el atraso salarial.
La huelga de Boeing toma otra dimensión, además, porque la empresa alimenta a la industria armamentista en momentos en que la guerra mundial escala en Medio Oriente.
Este año se han producido otras grandes huelgas de trabajadores en automotrices, también por salario y condiciones laborales. La cuestión salarial es brasa caliente en Estados Unidos desde la inflación pospandemia. Los subsidios al capital otorgados durante el gobierno de Trump para paliar la crisis económica ocasionada por el covid, generaron inflación como en el resto del mundo, sin estar acompañados por un incremento salarial acorde. Además del salario, uno de los principales reclamos es por la automatización y los despidos que está ocasionando en un sinfín de sectores.
Planificada, puesta al servicio de mejorar las condiciones laborales, la automatización puede reducir la jornada de trabajo sin afectar negativamente el salario. Esta perspectiva es la que empieza a asomar en los reclamos obreros.
Aldana González
03/10/2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario