sábado, 17 de junio de 2023

Ucrania: ofensiva en curso


Imagen: un tanque Leopard 2A6 dañado rodeado de vehículos de combate de infantería Bradley y un blindado para despejar minas, dañados y destruidos. Varios otros blindados quedaron fuera de la imagen. 

 Hace una semana comenzó la fase activa de la tan anunciada “ofensiva de primavera” ucraniana. Efectivamente, como venimos advirtiendo por lo menos desde el año pasado, apenas a los pocos días se revela como otra catástrofe de la guerra.
 Como era previsible, Ucrania comenzó las primeras etapas de un asalto frontal sobre las líneas defensivas rusas en la región de Zaporiyia, con el objetivo de máxima de tomar las ciudades de Melitopol, Berdyansk o Mariupol y cortar así la conexión terrestre entre Rusia y Crimea. Recordemos que los rusos, desde septiembre del año pasado, se la pasaron construyendo líneas defensivas en todo el frente y en esa región en particular establecieron lo que se llama una ´defensa en profundidad´, no una sino múltiples y densas líneas fortificadas, cada una constando de varias capas de una variedad de tipos de obstáculos y fortificaciones (campos minados, trincheras, obstáculos antitanque, búnkeres y más) y cada línea hacia atrás siendo más fuerte que la delantera. El objetivo de este tipo de defensa no es que el enemigo no atraviese las líneas delanteras (si ni siquiera puede lograr eso, mejor, por supuesto) sino que al tener que atravesar cada una sufra una cantidad de pérdidas que agoten totalmente sus fuerzas antes de alcanzar su objetivo.
 En la doctrina militar estadounidense, el tipo de operación que los ucranianos están intentando se la llama ´brecha por armas combinadas´, se la considera el tipo de operación más dura y compleja que una formación militar puede hacer. Aun en condiciones que los estadounidenses consideran como mínimas, lo esperable en una operación de brecha exitosa (y para atravesar una única línea) es que se sufra la baja de la mitad del personal y material involucrado. Asimismo, como precondiciones necesarias se consideran el haber conseguido el dominio del espacio aéreo, poder desgastar a los defensores con bombardeo aéreo, ventaja en artillería y ventaja numérica de por lo menos 3 a 1. 
Los ucranianos no cuentan con ninguna de estas condiciones. Los ucranianos están desarrollando operaciones ofensivas en varios vectores del frente. El esfuerzo principal ucraniano por ahora se desarrolló por el vector desde Orejovo en dirección a Tokmak, que queda a 20 kilómetros al sur de la primera línea rusa. Un esfuerzo secundario lo desarrollan en la llamada ´saliente de Vremivske´, que es una saliente que conecta al frente de Zaporiyia con el de Donetsk más al este y se extiende hacia el norte unos 20 kilómetros por delante de las líneas fortificadas más al sur. 
 Para apoyar estos dos ejes de ataque, los ucranianos desarrollan operaciones secundarias de distracción en otros frentes para retener fuerzas rusas y evitar que refuercen el frente de Zaporiyia. Por el momento estas operaciones son ofensivas hacia los flancos norte y sur de Bajmut (que no se han movido de manera notable desde la retirada de Wagner después de capturar la ciudad) y los varios raids y bombardeos con artillería diarios desde Járkov, cruzando la frontera con Rusia, en la región de Belgórod. A esto se suma mantener una presión sobre todo el resto de los frentes activos.
 Para reducir de antemano el potencial ucraniano el máximo posible, los rusos hace más de un mes están realizando una campaña de bombardeo aéreo más intenso por toda Ucrania, priorizando la destrucción de los depósitos de municiones. En el frente de Zaporiyia mismo, además, reportan una cacería de los puestos de mando de las brigadas preparadas por Ucrania (y entrenadas por la OTAN) para su ofensiva. Otro blanco de la campaña aérea han sido los sistemas antiaéreos ucranianos de alcance corto y medio. La crisis de disponibilidad de munición antiaérea para sistemas de tipo soviético (ya reportada hace meses en las filtraciones del Pentágono) se está haciendo sentir. Esto fuerza a los ucranianos a acercar al frente sistemas más preciados y escasos (pero con disponibilidad de munición), de reciente donación de la OTAN. Acercarlos al frente los hace más vulnerables a los sistemas de ataque rusos, como los drones kamikaze Lancet. Hace unos días un Lancet encontró y destruyó el radar de una batería de IRIS-T, donada por Alemania. Sin su radar, toda la batería está inutilizada hasta conseguir un reemplazo. Con la cobertura antiaérea severamente degradada y una casi absoluta escasez de aviones cazas, los ucranianos tienen poca protección contra los bombarderos y helicópteros de ataque rusos.
 La ofensiva sobre Zaporiyia ya lleva una semana, la región es relativamente plana, con campos amplios y poca cobertura o edificaciones. Durante este tiempo, el frente experimentando los combates a campo abierto más grandes en lo que va de la guerra, decenas de brigadas y unidades están tomando parte por ambos bandos. En el eje principal, los ucranianos han tenido un fracaso total, no han podido ni siquiera alcanzar la primera línea defensiva rusa, todo el combate ha tenido lugar en la “zona gris” o en las posiciones rusas de avistamiento delanteras. Cualquier movimiento de columnas de blindados ucranianos es avistado con mucha anticipación por los drones rusos que patrullan cada rincón del sector a todo momento. La escala de los campos de minas es tal que los ucranianos están limitados a moverse casi exclusivamente por carreteras. Por primera vez en la guerra los rusos han comenzado a usar a gran escala el sistema de minado remoto Zemledeliye (“Agricultura”). Conceptualmente es similar al HIMARS. Puede lanzar voleas de hasta 50 cohetes a decenas de kilómetros, pero estos cohetes en vez de impactar contra un objetivo son vehículos de transporte y dispersión de decenas de minas antitanque y antipersonal. En pocos minutos uno sólo de estos sistemas puede crear un campo minado tan grande como un estadio de fútbol. Cuando los ucranianos avanzan por rutas creyendo que esquivan campos minados, los rusos lanzan minas en su camino pero también en sus rutas de retirada. Los blindados, inmovilizados, usualmente son destruidos por artillería corregida por drones o rematados uno a uno por helicópteros de ataque en distancias de 8 km, por fuera del alcance de los misiles antiaéreos portátiles que este tipo de unidades ucranianas llevan consigo. Como era de esperarse, las pérdidas ucranianas en esta ofensiva están siendo muy altas. A modo de ejemplo, de una unidad ucraniana de 50 soldados luego de su primer ataque hacia las posiciones rusas, sólo lograron volver 20 (Washington Post, 12/6). De algunos modelos de blindado (como los valiosos y escasos sistemas para despejar minas), durante las 3 noches de ataque ucraniano ya la mitad de los que tenían han sido destruidos. Lo alarmante no es solamente el número de las pérdidas sino que se producen en un espacio de tiempo extremadamente corto. Estamos hablando de brigadas ucranianas entrenadas por la OTAN durante estos meses específicamente para esta operación, equipadas con tanques y blindados occidentales. 
 Los ucranianos lograron cierto éxito avanzando sobre unos 3 o 4 pequeños poblados ubicados en los márgenes de la saliente de Vremivske. Recordemos que se tratan de posiciones que están por fuera de las líneas fortificadas rusas y son combates en los que los rusos están retrasando y desgastando a los ucranianos. En este sector los rusos están usando tácticas similares a las mostradas en la defensa de Jersón del año pasado: bombardean constantemente con artillería a los ucranianos mientras se acercan y si logran hacerlo, en vez de mantener el contacto y exponer a sus soldados al combate directo, los retiran a posiciones traseras más elevadas. Si los ucranianos logran capturar la posición, los siguen bombardeando hasta forzarlos a retirarse y al día siguiente los rusos vuelven a ocupar la posición. Este tipo de procedimiento hace que muchos observadores comparen estas tácticas con las de los antiguos mongoles. Una variante de este procedimiento conocida como ´bolsón de fuego´ contempla dejar avanzar al enemigo en lugares planificados específicos del frente, donde son rodeados y bombardeados constantemente con artillería. También de manera poco sorprendente, en el ataque sobre la ´saliente de Vremivske´ los ucranianos están sufriendo un desgaste importante. 
 Con toda la brutalidad observada, estos han sido apenas movimientos iniciales. Ucrania todavía posee reservas de hombres y material muy importantes y no ha empleado en combate a la fuerza de ataque principal. Es muy probable que el fiasco en Orejovo haga que el mando ucraniano reconsidere sus planes y quizás opte por dirigir a sus fuerzas frescas a otro frente más prometedor. Los ucranianos necesitan mostrar algún logro de cara a la próxima reunión de la OTAN el 16 de julio; de no lograrlo se exponen a que varios miembros comiencen a preguntarse si vale la pena seguir apoyando el esfuerzo de guerra. El equipo militar donado, sobre todo de origen alemán, no es fácil ni rápido o barato de reemplazar. Lo único seguro es que en las próximas semanas veremos lo que venimos anunciando desde hace tiempo: una escala de destrucción y horror aún mayor. 

 Leib Erlej 
 16/06/2023

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