Desde que Donald Trump inició oficialmente en 2018 un bloqueo de insumos, mercados y software de occidente para los productos de Huawei y otras subsidiarias, se tambalea el monopolio de los microchips. Joe Biden continúa e intensifica esta política, que ha impactado en la empresa China. Sin embargo, los resultados parecen no ser los esperados. Veamos.
La bomba no explota, pero la tensión aumenta
El bloqueo tiene un impacto impresionante en los balances de Huawei. La escalada de medidas primero bloquearon contratos de instalación de antenas 5G SA, luego esa prohibición se extendió a los equipos secundarios NSA, y siguieron con la instalación Android en los celulares Huawei. Esto último es tal vez sea la de mayor impacto, ya que sin ese sistema operativo, ni WhatsApp, Facebook o Play Store las ventas se desplomaron internacionalmente -aunque ya se están desarrollando alternativas.
Ahora tenemos el impacto en la cadena de suministros de chips de menos de 10 nanómetros (nm) por transistor. La última medida de avance relevante fue la prohibición a la holandesa ASML, a vender equipos en 7nm a China, que aun debía adecuar sus empresas fundidoras de chip a ese nivel técnico.
El bloqueo no impidió la instalación 5G chino en muchos países occidentales, incluso en Argentina, México o Chile, donde los equipos 5G NSA ya están operativos. Fue España quien impidió un bloqueo total, al adoptar íntegramente el 5G NSA y SA; Inglaterra se acopló sin miramientos. La UE siguió el camino de Estados Unidos, pero no al 100%. En este proceso las intenciones no solo eran retrasar el despliegue del 5G para atacar la capacidad de producción de chips a gran escala de China, sino también beneficiar a las fundidoras occidentales. Pero fue un boomerang, porque los precios se dispararon un 200% desde 2019 por la escasez “artificial” que impuso el bloqueo y 400% en placas de GPU (placas de video e inteligencia artificial), sumada a la demanda producto de la pandemia y el estallido de la guerra Rusia Ucrania-Otan.
La posibilidad de una confrontación armada en Taiwán (en plena guerra de Rusia – Ucrania) bloquearía la producción de TSMC, la única empresa fundidora en 5 y 3 nm del mundo occidental. Podría paralizar mundialmente la producción de cualquier aparato moderno, incluso de miles de productos que necesitan de un chip fundido por Taiwán, y los precios aumentarían escandalosamente más de lo que ya aumentaron, acelerando una escalada de confrontaciones.
Todo se mueve, y nada está garantizado
Sin embargo, desde finales de 2022 estos precios vienen cayendo trimestre a trimestre, porque los asiáticos no se quedaron quietos y desarrollaron su propio mercado con el despliegue de la infraestructura y venta en todo Asia y países no alineados a EEUU como Francia. Finalizando el año pasado se descubrieron GPUs de 7 nm en placas gráficas de entera fabricación China en los mercados occidentales, lo que demostró que ya dominaban la técnica en forma masiva antes del bloqueo.
Al igual que el 5G, el nicho de negocio es muy limitado, ya que solo por mayor velocidad nadie consideraría actualizar la red masiva. Los chips de 7nm, 5nm, 3nm requieren de un proceso de fabricación extremadamente complejo y caro, solo es viable en colaboración con otros países y empresas, su nicho de negocio está limitado a los equipos militares de punta, la IA, los smartphone más livianos y eficientes, pero no más. El resto del mercado es mucho más amplio y no necesita de chips a 5nm, ni siquiera de 7nm.
Mientras esto sucede, China está invadiendo los mercados mundiales con fundidoras a 10nm y 7nm en infinidad de productos, desde chips embebidos en Motherboar a ¡un tercio! del valor que piden fuera de China por un combo igual, y que está al mismo nivel que la más moderna 11° Generación de Intel o las famosas Ryzen 9 5800X. Todo esto ha hundido más las ventas desde PC hasta memorias.
Argentina en la crisis capitalista y guerra comercial
La estrepitosa caída de las tecnológicas refiere mucho a este punto. La disputa por el 5G y el bloqueo en un contexto de crisis mundial aceleró el proceso de desarrollo autónomo de los chips chinos, mucho más baratos y de alto rendimiento producidos masivamente, que van ganando mercado pese a las sospechas y riesgos. China no tardará en dominar la fundición de 5nm y se perfila para dominar toda la cadena productiva, terminando por solucionar problemas y limitaciones en hardware y eficiencia del 5 y 6G.
Telecom y Telefónica vienen adoptando el 5G de Huawei pero la devaluación frena su implementación. Aun así, el espectro más rentable sigue en disputa, uno de ellos (5925 a 7125 MHz) acaba de ser habilitado por Massa sin licencia para su explotación por las prestadoras, posibilitando a las empresas de EEUU a instalar antenas wifi 6. Esta tecnología ya está desarrollada en el país por Huawei, pero la medida responde a la presión de las corporaciones yanquis para bloquear su avance. Liberando el espectro, Sergio Massa intenta arbitrar en las arenas movedizas de la bancarrota capitalista y la guerra comercial con el único plan de conseguir un rescate, tanto de China como de EE.UU para no caer en default.
Mientras la crisis continúe o se agrave, las tensiones por una definición sobre el bloqueo aumentarán.
José Sosa
Matías Tomasello
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