El 2006 de la Chile encabezada por la presidente Michelle Bachelet estuvo marcado por la movilización de estudiantes secundarios más grande la historia del país. Ello fue así por su masividad y duración en el tiempo, pero sobre todo por las banderas que levantó que apuntaban en definitiva a terminar con el negocio de la educación privada, uno de los pilares del régimen económico y político instaurado con sangre por la dictadura de Pinochet y defendido por los gobiernos que lo sucedieron hasta la actualidad. En su punto más álgido más de 400 colegios se encontraban paralizados por las tomas y las movilizaciones superaron los 600.000 estudiantes a lo largo de todo el país y sumaron el apoyo de docentes, padres, estudiantes universitarios y varios sindicatos que pararon y se movilizaron en apoyo a la lucha de lxs secundarios.
La «revolución de los pingüinos» fue el nombre con el que pasó a la historia, en referencia a los uniformes característicos de lxs estudiantes y se inicia con la toma del Liceo Carlos Cousiño por las pésimas condiciones edilicias que provocaba que se inunden sus aulas y pasillos cada vez que llovía. No era un hecho aislado sino, por el contrario, la situación en la que se encontraban la mayoría de los colegios, sobre todo en las regiones más empobrecidas de Chile ya que dependían del financiamiento de los municipios. La toma del Cousiño, coincidió con la movilización de colegios de Santiago convocada contra el cobro de la Prueba de Selección Universitaria-PSU- requisito para el ingreso a la universidad y la restricción del pase escolar (boleto) a solo dos veces por día.
En los días que siguieron las movilizaciones crecieron en participación y las tomas de colegios se multiplicaron, sumándose establecimientos emblemáticos. La temprana coordinación fue clave y para el paro nacional de estudiantes convocado para el 30 de abril más de la mitad de los colegios del país se encontraban tomados, incluidos los privados. Si bien los detonantes fueron problemáticas más inmediatas, rápidamente el estudiantado levanta entre sus demandas la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza- LOCE- dictada por Pinochet antes de irse, por medio de la cual, se privatiza la educación y el fin de la municipalización de los colegios estatales.
Así, las y los estudiantes no solo ponen en cuestión la herencia de la dictadura sino que vienen a romper con la paz de la transición, levantándose contra sus sucesores, apuntado a los 16 años de gobierno de la concertación defensores del sistema de educación privatizado en todos sus niveles. La respuesta del gobierno de Bachelet transitó de la negativa a sentarse a dialogar con lxs estudiantes en lucha y desatar una brutal represión en las movilizaciones y, finalmente, la política de distraccionista y de cooptación de estudiantes que significó el establecimiento del Consejo Asesor Presidencial. Se presenta un proyecto de reforma de la LOCE, en lo que respecta al nivel medio, que luego resulta aprobado y que excluye las demandas estructurales de lxs pingüinos. No solo no termina con el negociado de la educación privada sino que, por el contrario, pone al estado como su garante a través de subsidios, becas y créditos, solventados con el presupuesto público.
La lucha continúa…
A nadie escapó, menos a sus protagonistas, que las demandas de fondo, las que significaban terminar con un sistema de educación al servicio del lucro capitalista no tuvieron respuesta y el costo de ello quedaba al desnudo por completo en el acceso privativo a la educación universitaria.
Las enseñanzas de la rebelión pingüina, sus métodos de deliberación y organización estaban ahí y no pasó mucho tiempo para que todo ese de capital de lucha se pusiera en juego para volver a la carga por conquistar una educación laica, gratuita y de calidad. En junio del 2011, con Sebastian Piñera en el ejercicio de su primera presidencia, comienzan a verificarse importantes movilizaciones de estudiantes universitarios. Al igual que en el 2006, rápidamente tomaron un carácter masivo y contaron con el apoyo de amplios sectores de trabajadores. La respuesta del estado, otra vez, la represión y la defensa irrestricta de la educación privada. Al freno a la movilización independiente de las y los estudiantes se jugó fuertemente la centroizquierda, consciente de los costos políticos que tuvo en el 2006 enfrentarse a un movimiento estudiantil que no pudo contener. El PC jugó un papel importante en la contención y cooptación, como integrante del gobierno de La Nueva Mayoría que en el 2014 devuelve a la presidencia a Bachelet. Camila Vallejos, Giorgio Jackson, Gabriel Boric pasaron de cabezas de la lucha a liderar esta política de integración al Estado.
Octubre del 2019
En el análisis y la comprensión de la rebelión popular que emerge el 18 de octubre del 2019 no se puede prescindir de los levantamientos del movimiento estudiantil del 2006 y 2011. En definitiva, fueron los estudiantes con su reclamo por una educación pública, gratuita y de calidad, los que se rebelaron contra la herencia de la dictadura y señalaron a los gobiernos “democráticos” como los guardianes del legado pinochetista. Estudiantes secundarios saltando los torniquetes ante el incremento de 30 pesos en el boleto del metro, marcando el inicio de lo que días después se convirtió en la rebelión que conmovió a toda América latina, iniciando un ciclo de levantamientos populares en la región. ¡No son 30 pesos, son 30 años! como síntesis de cuál es el balance que tiene la clase obrera respecto del régimen político de conjunto contra el cual se levantó, abriendo así un proceso político que los partidos tributarios del mismo no logran clausurarlo.
El criminal de Piñera sigue en La Moneda en gran medida gracias a los recursos políticos que le brindó la “oposición” cómplice en éste año y medio y ello da cuenta, por sí mismo, de los límites que tiene el proceso constituyente en curso. Sin embargo, las reservas de lucha siguen indemnes como ha quedado demostrado en los últimos días con las protestas frente a la rechazo del gobierno a que las y los trabajadores puedan recurrir a sus fondos de pensión para paliar las necesidades frente al abandono del estado. Y en éste contexto las y los estudiantes, junto al movimiento obrero combativo, están presentes jugando un rol destacado en el impulso y la coordinación de la lucha para enfrentar al gobierno y sus cómplices.
Olga Aguirre
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