miércoles, 20 de noviembre de 2024

El G20, entre la crisis mundial, guerras y hambrunas


Entre el 17 y el 19 de noviembre, en Brasil, se concretó la cumbre anual de denominado G20, en el que participaron jefes de Estado de 55 países. 
 El presidente brasileño Lula Da Silva resumió: “Me he propuesto no traer la guerra al G20 porque, si no, no discutiríamos otras cosas importantes para los pueblos que no están en guerra. Los invisibles del mundo”. 
 Toda la cumbre estuvo llena de discursos llenos de hipocresía, donde se hablaba de la paz, destacando que se acogía “con satisfacción todas las iniciativas pertinentes y constructivas que apoyen una paz global, justa y duradera”, mientras EE.UU. y la Unión Europea daban el visto bueno a Ucrania para el uso de misiles de largo alcance contra el territorio ruso, y Putin, por su parte, anunciaba nuevas disposiciones para el uso de armas nucleares a modo de respuesta. 
 De la misma manera se invocó “la urgente necesidad de ampliar el flujo de ayuda humanitaria y reforzar la protección de los civiles y exigimos que se levanten todas las barreras a la prestación de ayuda humanitaria a escala”, en el caso de Gaza, mientras el gobierno sionista se ha ensañado en atacar a los convoyes encargados de trasladar esa ayuda y bombardear los campamentos de refugiados. Los mandatarios se escandalizaron por la creciente desigualdad social y por el hecho de que 700 millones de personas vivan subnutridas, mientras se producen 6.000 millones de toneladas de alimentos 
 Ante una propuesta de Lula, el G20 estableció su apoyo a la “tributación progresiva” para que los ricos paguen impuestos de forma más efectiva y se comprometieron a proseguir sus discusiones en torno a la propuesta brasileña para la posible creación de un impuesto global a los superricos. Según la iniciativa brasileña, si los 3.300 multimillonarios que habitan el mundo pagaran un impuesto global equivalente al 2% de sus riquezas en cualquier país donde estén asentados, es posible recaudar anualmente entre 200.000 y 250.000 millones de dólares para financiar proyectos de combate a la pobreza, el hambre y el cambio climático. Mientras tanto, los gobiernos -sean derechistas o ´nacionales y populares´- no vacilan, en el marco de la creciente crisis capitalista, en imponer una política de ajuste de los salarios, precarizando las relaciones laborales, hundiendo las jubilaciones y las ayudas alimentarias Se resolvió -a iniciativa del gobierno de Brasil- poner en pie “la alianza contra el hambre y la pobreza”. Se presume que Donald Trump podría retirarse del grupo cuando asuma el 20 de enero próximo. 

 Milei en el G20 

El presidente argentino firmó el documento final, pero hizo una serie de salvedades.
 Milei reiteró en Brasil que respalda a Israel frente al grupo terrorista Hamas, condenó la invasión de Rusia a Ucrania y rechazó la posibilidad de aplicar un impuesto extraordinario a los denominados “super ricos”, la limitación de la libertad de expresión en redes sociales -especialmente en X, propiedad de Elon Musk-, el esquema de imposición y vulneración de la soberanía de las instituciones de gobernanza global, el trato desigual ante la ley y especialmente, contra “la noción de que una mayor intervención estatal es la forma de luchar contra el hambre”.
 Milei destacó que, con la asunción de Trump, se darían la condiciones para avanzar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. Argentina y EE.UU. no tienen antecedentes de negociaciones para un acuerdo comercial desde la IV Cumbre de las Américas de 2005, realizada en Mar del Plata, cuando EE.UU. intentó impulsar, sin éxito, la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En un sentido contrario, bajo el primer gobierno de Trump, (2017-2021), se aumentaron los aranceles a las exportaciones argentinas de biodiésel a EE.UU. Macron, sin pelos en la lengua, ha señalo que Francia hará todo lo posible para bloquear el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. En enero de este año, los agricultores franceses organizaron protestas masivas con tractores que cortaron calles, rutas y autopistas en París, en rechazo a las políticas de Macrón y de la U.E. Estas protestas han recomenzado en repudio al posible TLC con el Mercosur. 
Macrón reconoció que el preacuerdo puede concretarse sin el respaldo de Francia, pero ejercerá presión para bloquearlo en la segunda etapa, cuando se deba aprobar la parte institucional y necesite la ratificación de los 27 parlamentos de los países de la Unión Europea. 
 El G20 fue la oportunidad para que Argentina firmara un Memorando de Entendimiento (MOU) con Brasil para que el gas natural de Vaca Muerta pueda llegar al país vecino a través del desarrollo de la infraestructura de gasoductos. Los envíos comenzarán en 2025, con 2 millones de metros cúbicos diarios y se prevé alcanzar los 30 millones diarios de exportación en cinco años. De este modo, Argentina reemplazará a Bolivia -cuyas reservas se agotaron- como el principal proveedor de energía de Brasil. 
 Pero para conseguir llegar a ese objetivo no alcanza con la primera etapa de Reversión del Gasoducto Norte, inaugurada hace unas semanas. Es necesario encarar una segunda etapa con loops (ducto paralelo) y plantas compresoras para conseguir un excedente mínimo de 15 millones de metros cúbicos que tardaría hasta 2026, por lo menos. Como se ve, en lo inmediato, el gobierno no ha podido conseguir una vía que le permita obtener fondos imprescindibles para el 2025, cuando se avecina vencimiento por 25 mil millones de dólares. 
 Esto mismo, lo obligó a mantener las relaciones financieras -o sea mantener el swap chino depositado en el Banco Central y comerciales con China- y como contrapartida relanzar la construcción de las represas en el sur y las centrales nucleares en Buenos Aires, o sea una política que colisiona con la política internacional de Trump. 
 Milei está metido en un verdadero Zugzwang.

 Daniel Blanco
19/11/2024

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martes, 19 de noviembre de 2024

Los fantasmas de Milei


Un discurso fantasioso en la cumbre trumpista de Florida. 

 En un evento organizado por Donald Trump, el presidente argentino Javier Milei pronunció un discurso ante inversores y miembros del futuro gobierno republicano en el que, tras referirse al Manifiesto Comunista de Carlos Marx, señaló que “hoy un fantasma distinto recorre al mundo, el fantasma de la libertad”. Esa idea, sin embargo, no tiene anclaje en la realidad; solo existe en la imaginación del pequeño déspota libertario. Más bien, lo que prima en el mundo es la negación de la libertad: la guerra en Ucrania continúa su curso, Medio Oriente es un gran campo de exterminio, se recalientan las tensiones por el control del Mar de China meridional, y hay una tendencia cada vez más creciente a la instauración de gobiernos capitalistas de ofensiva directa contra las masas. 
 Milei buscó emparentar la futura llegada de Trump a la Casa Blanca al advenimiento de una supuesta prosperidad y libertad para la humanidad. Ni siquiera el más fervoroso apologista del magnate republicano y del capitalismo estadounidense se atrevería a decir semejante disparate. Trump quiere ir hacia una guerra abierta contra China, seguirá bancando la guerra que impulsa el Estado de Israel contra el pueblo palestino y otros países de Medio Oriente, pretende aplicar un plan de deportación masiva de migrantes, es un enemigo declarado de la sindicalización y los derechos de los trabajadores, y se apresta a erigir un régimen político cuasi dictatorial valiéndose del control que tendrá de las dos cámaras del Congreso, de la Corte Suprema y de los aparatos policiacos y de inteligencia del Estado norteamericano. 
 El mundo, en el contexto de la decadencia capitalista, va hacia mayores crisis, guerras y estallidos sociales. El auge de personajes como Trump en Estados Unidos, Le Pen en Francia, los filonazis de AfD en Alemania, los “Fratelli” fanáticos de Mussolini en Italia o los ultraderechistas holandeses y austriacos es un producto de la bancarrota capitalista, bajo cuyo contexto los gobiernos “democráticos” y “progresistas” fracasaron en sacar a los países de la crisis y atender las necesidades de los trabajadores. El capital pretende encontrar una salida a su crisis, que se intensificó tras el crack financiero de 2008; los rescates estatales a bancos y empresas y los planes de ajuste draconianos que se llevaron adelante contra los trabajadores se han demostrado impotentes.
 La guerra comercial impulsada por los burgueses y sus gobiernos tampoco ha servido para sacar al régimen capitalista de su agonía. En este último tiempo han quebrado bancos en Estados Unidos; el mundo se vio sacudido por el lunes negro nipón; en China, país que hace dos décadas ofició como locomotora de la economía mundial, estalló una burbuja inmobiliaria; cada vez más empresas se declaran en quiebra o se convierten en “zombis” (sobreviven endeudándose); y la deuda total supera con creces el PBI mundial. Lo que subyace detrás de la crisis capitalista es la caída de la tasa de ganancia, que se expresa en la enorme sobreproducción de capitales y mercancías existente. 
La guerra le sirve a los burgueses para ir hacia una destrucción masiva de fuerzas productivas (depuración del capital sobrante) y recomponer la tasa de beneficio. Más tarde, por las propias contradicciones del régimen capitalista, se vuelven a recrear las tendencias al desarrollo de una conflagración a gran escala pero de consecuencias más catastróficas. La Segunda Guerra Mundial fue más barbárica que la primera. Y ahora, en los focos bélicos abiertos, intervienen potencias nucleares que tienen la capacidad de transformar buena parte del planeta en un Hiroshima y Nagasaki. Que el mundo se dirige hacia una guerra mundial de magnitudes impredecibles, y no hacia la libertad como dice Milei, lo demuestran no solo los conflictos mencionados sino el aumento del armamentismo.
 Estados Unidos promueve el rearme japonés, cerró un acuerdo militar con Filipinas y tejió alianzas militares como el Aukus (EE.UU., Inglaterra, Australia) y el Quad (EE.UU., Japón, Australia e India). Las potencias capitalistas de la Unión Europea han incrementado sus presupuestos militares. Y se van sumando más jugadores al ajedrez de la guerra imperialista; Corea del Norte, que está enfrentado al régimen surcoreano bancado por los yanquis, ha reforzado al Ejército de Putin con el envío de miles de soldados. El imperialismo impulsa la guerra en Ucrania porque quiere colonizar política y económicamente a Rusia y China; la guerra del Estado de Israel contra Gaza, Líbano, Yemen, Siria, Irak e Irán tiene como telón de fondo el intento del imperialismo norteamericano de ir hacia una reconfiguración política en Medio Oriente mediante la colocación de gobiernos títeres y con la mira puesta en acaparar una mayor parte de la renta petrolera.
 El cercenamiento de la libertad de los pueblos también se ve en la agudización de las desigualdades sociales. Casi la mitad de la población mundial vive con menos de 7 dólares por día y más de dos mil millones de personas se enfrentaron en 2022 a lo que se conoce como “inseguridad alimentaria”. Asimismo, la desigualdad entre ricos y pobres ha crecido. Incluso en Estados Unidos, la principal potencia capitalista, los índices de desigualdad vienen tendiendo al alza y la expectativa de vida ha disminuido. Bajo el capitalismo imperialista, como se ve, prima una tendencia a la dominación y no a la libertad de los pueblos.
 La crisis capitalista, por todo esto, es también un detonante de rebeliones populares como las que han acontecido en América Latina, en Sri Lanka y en África; y de grandes huelgas como las que se vieron en Estados Unidos y Europa. Los trabajadores tenemos el desafío de convertirlas en el preámbulo de la revolución socialista, para liberar a la humanidad de la explotación y la opresión. El fantasma que sigue sobrevolando el planeta (y la cabeza de Milei) es el del comunismo. 

 Nazareno Suozzi

Las historias de Popi o el Dr. Jorge González Capítulo II


Las historias de Popi o el Dr Jorge González I


Farsa, crimen y negocio de Yotuel


lunes, 18 de noviembre de 2024

Un argentino suelto en Palm Beach


El presidente Milei arribó a Florida flanqueado por su hermana y por el canciller argentino, el sionista Gerardo Werthein, convirtiéndose en el primer mandatario en reunirse con Donald Trump luego de su triunfo electoral. El mitin desarrollado en la mansión de Trump en Palm Beach, fue organizado por el America First Policy Institute, un *think tank *conservador, usina de las principales propuestas de campaña. No faltó la foto con el oligarca financiero Elon Musk, con el que se ha reunido cuatro veces en menos de un año, quien encabezará el Departamento de Desregulación del Estado, el Sturzenegger yanqui. La velada ofició como una conferencia no oficial en la que predominó la agenda que pretende llevar adelante una reorganización social reaccionaria a escala planetaria.
 El fascistoide Trump calificó como un honor tener a Milei entre los concurrentes del mitin y desde el escenario felicitó al mandatario argentino “por el trabajo que has hecho, de hacer la Argentina grande de nuevo. Es increíble cómo la estás arreglando.” Los dichos de Trump, que sin bien no abreva de los postulados de la escuela austriaca, son la manifestación de la afinidad política estratégica entre ambos y coloca al gobierno argentino, salvando las contradicciones particulares de cada país, como un modelo a seguir.
 Mientras Milei ha gobernado estos once meses a base de un régimen por decreto y camarilla, con un fuerte soporte represivo, Trump se apresta a instaurar un régimen de excepción. Al igual que el liberticida argentino, Trump ha anunciado una depuración de la burocracia estatal de carrera, que será reemplazada por funcionarios advenedizos y personajes siniestros acusados de todo tipo de delitos, que responda sin objeciones a las iniciativas presidenciales, permitiéndole instaurar un régimen de poder personal. El gabinete elegido por Trump, un rejunte ultra reaccionario y oscurantista, debe ser confirmado por el Senado. Trump ha dicho que pondrá en funciones a los designados, en comisión, para convertirlos en un hecho consumado. 
 Milei fue uno de los oradores de la cumbre de inversores de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). Antes de ser bajado de apuro del escenario cuando Trump se hizo presente, lanzó diatribas de todo tipo: “En 1848, [Karl] Marx comenzó aquel panfleto siniestro, que fue su Manifiesto Comunista, diciendo que un fantasma recorría Europa: el del comunismo. Hoy, uno distinto recorre el mundo: el de la libertad. Un fantasma que viene a terminar con el modelo de servidumbre que reina en el mundo libre". Autopercibiéndose como uno de los líderes de la internacional derechista convocó a los presentes a la conformación de “una alianza de naciones libres, custodios del legado occidental, estableciendo nuevos lazos políticos”, que en principio estaría integrada por EE. UU, Italia, Israel y la Argentina. Milei pone a la Argentina al servicio de las guerras imperialistas. 
 Antes de su viaje a Estados Unidos, Milei celebró el fallo condenatorio sobre la expresidente Cristina Fernández de Kirchner como una muestra del buen funcionamiento de las instituciones argentinas. Esto no privó a Milei de juntarse con Trump, quien fue declarado culpable de 34 cargos, la mayoría de ellos por falsificación de registros comerciales y mercantiles, convirtiéndose en el primer reo en ganar una elección presidencial en EE. UU, y que recibirá sentencia el próximo 26 de noviembre en uno de los juicios. 
 El “republicano” Milei tampoco ha repudiado el intento de golpe de Estado llevado adelante por Trump el 6 de enero de 2021. Mas de 1500 personas, considerados como “patriotas” y “presos políticos” por Trump, han sido acusadas del asalto del Capitolio con el objetivo de impedir la ratificación de la victoria electoral de Biden. El propio Trump fue acusado por el fiscal especial, Jack Smith, de conspiración para anular los resultados de las elecciones de 2020. Durante la campaña electoral Trump ha manifestado que indultará a la mayoría de los presos. 

 Lucas Giannetti
 16/11/2024