viernes, 21 de agosto de 2009

Ahora, sólo depende de nosotros



“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

Albert Einstein

El patio de la sede del ICAP (Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos) en el corazón del Vedado, en La Habana , el 31 de julio de 2009, se presenta muy variopinto y vivo; sentados y escuchando una conferencia sobre los Cinco cubanos hay casi 300 norteamericanos, cerca de 140 son participantes de la Brigada Venceremos y los demás pertenecen a la Caravana por la Paz de Lucius Walker, es un pueblo entero muy atento, que no pierde ninguna palabra del abogado Roberto González, hermano de René, uno de los Cinco cubanos prisioneros políticos del imperio.
Acompañandolo, como representantes de los familiares de los Cinco, están también Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández, otro hermano de lucha injustamente encarcelado, Rosa Aurora Freijanes, esposa de Fernando González, otra víctima del odio político de los yanquis hacia Cuba e Irma Sehwerert, madre de Renè.
Cuando entro en el patio percibo una atmósfera electrizante, viva, solidaria, internacionalista, sonrío sola pensando en todos estos hombres y mujeres, que están desafiando el bloqueo de su gobierno, el norteamericano y sobre todo quieren empeñarse para hacer todo lo posible para liberar a los Cinco cubanos, para demostrar que ellos no están de acuerdo con la mayoría, imperialista y clasista, de nuestros vecinos del Norte.
Roberto nos hace un pequeño resumen del caso, explica sobre todo la última infamia de la Corte Suprema , que no aceptó reexaminar el caso de los Cinco cubanos, a pesar de los 12 Amicus presentados por la defensa.
En la historia jurídica de EE.UU. jamás había sido elaborado tan elevado número de documentos de amigos de la Corte (amicus curiae brief), en apoyo a la petición presentada por la defensa en un caso.
Pero nada de esto sirvió, para los yanquis, Gerardo y René tendrán que terminar sus condenas (Gerardo tiene que morir y volver a nacer dos veces y expiar 15 años para poder considerarse libre; mientras que René, después de haber pasados 15 años en la carcel sólo por defender su patria, tendrá que arriesgar su vida durante tres años de detención domiciliaria en la boca del lobo, en el mismo Miami, fragua del odio anti-castrista) y Ramón, Antonio y Fernando esperan nuevas sentencias de la misma jueza fascista que dirigió el circo jurídico del proceso, sanciones que deberían ser emitida el 13 de octubre de 2009.
¿Y, nosotros, los hombres de buena voluntad podemos quedarnos callados y mudos alante todo esto?
En mis oídos siento el eco de las palabras vibrantes de Roberto: “Ahora, sólo depende de nosotros”.
Y es verdad, personalmente, siendo parte del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco aquí en La Habana , me considero aún más responsable e intranquila pensando en mis hermanos prisioneros, y creo, que todos estos ciudadanos norteamericanos que escuchan atentos a Roberto, tienen en sus manos las llaves de las celdas: la solidaridad es la única arma que puede devolverles la vida a nuestros héroes.
Las voces de estas personas unidas y gritando contra la injusticia pueden llegar a los oídos de los otros norteamericanos, sacudirlos, contarles todas las violaciones de los derechos humanos perpetradas contra ellos y sus familias y llegar a la victoria, que sería un sola: LIBERTAD.
Después de la intervención de Roberto, los presentes empiezan a hacer preguntas y una chica pide que se le aclare si la reciente visita a Cuba de los Congresistas del Cauco Negro de los EE.UU. pudiera influir en un futuro en la liberación de los Cinco o en la entrega de los visados de entrada a los EE.UU de las dos esposas, las quales después de 11 años todavía ven negado un sagrado derecho internacional.
Quien toma la palabra es Adriana, persona que yo admiro intensamente, y con toda su calma y seguridad (a pesar de estos largos años de un doble sufrimiento absolutamente inmerecido) recuerda que justo el mes pasado le fue negado, por enésima vez la visa de entrada para visitar a Gerardo: ¿pero entonces, dónde están las promesas que los congresistas le hicieron?
Es triste tener que llegar a esta terrible conclusión: todas las promesas hechas por el nuevo gobierno de Obama sólo quedan como palabras vacías, hipócritas, la espera de una abertura hacia Cuba no tiene ya sentido (temo que no llegue nunca, si no sucede un milagro) y como el líder venezolano Chávez afirma, el mismo presidente yanqui parece prisionero en un laberinto terrible.
Siguen las intervenciones, entre otras, el abogado José Pertierra reiteró que este es un caso político que tendrá una solución política, pues incluso un fallo judicial favorable sería fruto de la solidaridad, y calificó a estos grupos de solidaridad de embajadores de la verdad y de esta lucha ante el pueblo de Estados Unidos y sus gobernantes.
Esperanza Martel Gaitán, una de las fundadoras, en el 1969, de la Brigada Venceremos , que justo este año celebra sus 40 años desafiando el bloqueo para defender el derecho a la solidaridad con el pueblo cubano desde los EE.UU., es originaria de Puerto Rico y pide la palabra para recordar la propuesta del cambio, es decir hacer un “gesto por un gesto”, que Raúl Castro ofreció a la administración de Obama en el diciembre del año pasado, en una rueda de prensa después de la reunión del Grupo de Río, en Brasil.
Es ella quien nos hace recordar a sus cuatro compatriotas, Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Oscar Collazo, que fueron liberados por los Estados Unidos después de 24 años de cárcel y gracias a las negociaciones dirigidas por Cuba para conseguir, en el 1979, “un gesto unilateral y humanitario”, como afirmó el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro. No pasaron diez días de la liberación de los puertorriqueños que Cuba puso en libertad a tres ciudadanos norteamericanos que habían pasado 10 años en las cárceles cubanas.
Pero entonces, Esperanza no entiende por qué Obama no contesta a la proposición de Raúl, que le ofrece a los 54 mercenarios de la prensa, conocidos erróneamente como periodistas independientes (creo que existen pocas personas así dependientes al vil dinero, dispuestas a todo para subvertir totalmente el estado de derecho!) por los nuestros Cinco Héroes, sólo culpables de querer mucho a su patria y de sacrificar los mejores años de sus vidas para defenderla del terrorismo.
“Una vez más la respuesta es encerrada en la solidaridad, está en nuestras manos, tenemos que lograr que la verdad se abra paso, que el ciudadano común sepa de esta terrible injusticia, llegar más a universidades, escuelas, comunidades, gremios, hacer lobby en el Congreso y presionar por todas las vías, desde e-mails y avisos pagados hasta actos de desobediencia civil”, afirma Esperanza.
Otra gran activista de siempre a favor de Cuba, Gloria La Riva , coordinadora del Comité “Free the Cuban Five!” en los Estados Unidos, recuerda su experiencia del año pasado, cuando fue detenida en Washington durante una manifestación por los Cinco; este hecho obligó a la prensa nacional a escribir la razón de su protesta, y demostró que la desobediencia civil es necesaria para atraer a los medios de comunicación.
Después de un largo aplauso a los familiares de los Cinco se concluye la conferencia y yo me quedo charlando con Gloria La Riva y Marco Papacci, secretario del Círculo de Roma de la Asociación de Amistad Italia-Cuba. Gloria felicita a Marco por el trabajo desarrollado por el círculo, que logró hacer una campaña con fotos de personajes famosos que piden la libertad para los Cinco, en la prensa italiana.
Es la primera vez que hablo con Gloria y quedo impresionada por sus calidades humanas y por su gran disponibilidad, mientras me invita a conocer a otros miembros de la brigada Venceremos, de la qual también, ella es miembro.
Quedo muy sorprendida con una compañera afronorteamericana que es profesional de la rama de Derecho, y desafía el bloqueo para visitar el Caimán Verde desde el 1972. Me cuenta que desde la primera visita se sintió feliz por constatar de cómo el estado cubano se ocupa de su pueblo, y que este puede vivir con la tranquilidad de que no estará nunca solo.
“Cuando vengo aquí se me abre el corazón y sé que un mundo mejor es posible”.
Antes de partir para Cuba, los participantes a la Brigada enviaron una carta a Obama, comunicándole su recorrido de viaje, despreocupados por las posibles sanciones.
Cuando le pregunto a la simpática compañera si no tiene miedo de ser sancionada, ella que es una mujer de ley, me sonríe tranquila y afirma que la Constitución de los EE.UU. defiende el derecho de los norteamericanos a viajar a cualquier país: por las absurdas leyes producidas sobre indicaciones de los controrevolucionarios de Miami sólo podrían sancionarla si tuvieran pruebas de que ella había gastado su dinero en Cuba.
“Todo esto me lo deben probar concretamente….cosa prácticamente imposible”.
Entonces el mensaje de los participantes de la Brigada Venceremos está claro: para defender lo que representa Cuba, contra el bloqueo y para liberar a nuestros Cinco hermanos sólo sirve el ánimo de luchar sabiendo que todas son causas justas y nobles, que la victoria final sólo depende de nosotros, de la fuerza de nuestra irreverencia de saber ser duros sin perder la ternura, como dijo nuestro gran Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara.

Ida Garberi, responsable de la página en italiano del sitio web de Prensa Latina

martes, 18 de agosto de 2009

Cuba, cincuenta años en la primera línea de combate.



A la memoria de Celia Hart Santamaría

En este momento de júbilo, en que los revolucionarios del mundo conmemoramos cincuenta años de Revolución Cubana, me siento triste pues nos falta una de sus mejores combatientes y su más puro producto: Celia Hart Santamaría. Celia fue el nexo, por herencia y conciencia propia, entre la generación del Moncada y la que debe portar el legado revolucionario y socialista en este siglo que comienza. Siendo tal vez la mejor propagandista que ha tenido la revolución, supo mantener una conciencia crítica tan necesaria en esta coyuntura decisiva que atraviesan Cubay América Latina.
Aunque el desánimo me afecta, la condición humana nos impide escapar de los sentimientos, asumo la tarea de dedicar estas líneas de reflexión a uno de los acontecimientos más importantes de la historia mundial, a sabiendas que Celia hoy habría asumido esta tarea mucho mejor. Ella, a no dudarlo, nos habría citado al Che: “En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.”

Una revolución clásica...

Recientemente un amigo cubano, de los emigrados y críticos, me decía que en el siglo XX sólo hubo tres auténticas revoluciones: la rusa, la china y la cubana. Yo sólo le agregaría la vietnamita y le daría toda la razón.
Es que incluso quienes critican al régimen cubano no pueden dejar de admirar, así sea en su fuero interno o en privado, el peso histórico desempeñado por esta pequeña isla en el concierto mundial durante este medio siglo. Una revolución democrática contra una dictadura lacaya del imperialismo yanqui, que se va tornando socialista mientras se radicaliza producto de la agresión extranjera, en la que las masas populares no han dejado de ser protagonistas en las calles en ningún momento. Un pequeño barco que, pese a todas las tormentas y a pesar de los pesares, no ha naufragado en un mar donde otros buques ya se hundieron.
Un proceso hábilmente conducido por Fidel Castro, quien ha demostrado ser uno de los políticos más geniales de la historia humana, pese a cualquier crítica, con una biografía ya mítica, que empieza como dirigente estudiantil, pasando por el Moncada y la cárcel, al destierro y la Sierra Maestra, a la toma del poder y “la crisis de los misiles”, sabiendo moverse entre los intereses de las dos potencias que regían al mundo para salirse con la suya, hasta el momento presente cuando, contra todo pronóstico, mantuvo el socialismo mientras Rusia, Europa Oriental, China, incluso Vietnam, involucionaron al capitalismo.
Una revolución a 50 millas del imperio norteamericano que atravesó todas las fases del modelo clásico de las revoluciones, como diría Nahuel Moreno: una primera fase (Revolución de Febrero) donde las masas insurrectas derrocan un régimen dictatorial movidas por consignas democráticas (reforma agraria, democracia política, soberanía económica); una segunda fase (Revolución de Octubre) a partir de la Segunda Declaración de La Habana en que acomete concientemente la construcción del socialismo como única forma de sostenerse frente a la agresión extranjera y poder realizar las demandas democráticas.
Con la diferencia, respecto a la revolución rusa, de que la conducción política de ambos momentos siempre estuvo en manos de Fidel y el Movimiento 26 de Julio, aunque tuvo sus “mencheviques” y “eseristas” internos, que se bajaron del barco entre una fase y la otra.
Incluso, como todo proceso auténtico de revolución tuvo su Termidor, aunque breve, controlado y superado parcialmente, a inicios de los 70, cuando muerto el Che en Bolivia, fracasado el intento de crear “dos, tres... muchos Vietnam”, y fracasada la zafra de los 10 millones de toneladas, la Revolución Cubana se vio obligada a aceptar ciertos condicionamientos de los burócratas del Kremlin a cambio de la necesaria ayuda económica del Bloque soviético (el fenecido CAME).
Cuando el Movimiento 26 de Julio pasa a ser el Partido Comunista de Cuba y vuelven ciertas figuras stalinistas, como Blas Roca, que habían quedado fuera del proceso revolucionario en 1958. El llamado “quinquenio gris” según la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) como nos recordara Celia en uno de sus últimos artículos (“Cuba, en marcha revolucionaria... y sin Fidel”). Fase que el propio Fidel corrigió en gran medida en su Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, según nos recordó Celia también.

... que trasciende a nivel mundial

Pero lo que le da su peso histórico a la Revolución Cubana es su trascendencia internacional. En América Latina desde hace 50 años vivimos bajo el signo de esa revolución. Su influencia en aquella generación fue inmediata. Ella posibilitó no sólo los intentos revolucionarios de los años sesenta, en la que una camada de jóvenes, desde México hasta Argentina entregaron sus vidas inspirados por su influjo.
Cómo no recordar en este momento a quienes, a su manera, también fueron sus hijos: Santucho, Miguel Henríquez, los hermanos Peredo, Camilo Torres, Floyd Britton, Carlos Fonseca, Cayetano Carpio, las guerrillas del estado de Guerrero en México, en Venezuela, Uruguay, El Salvador, en todo el Continente, ¡tantos miles! Y, a su manera, o, de otra manera: Salvador Allende.
La Revolución Cubana hizo pensar y actuar a millones. También colocó el debate sobre la teoría y la praxis. Recuerdo las encendidas polémicas: maoísmo vs stalinismo; foquismo guerrillero vs trabajo de masas; abstencionismo vs participación electoral; “vía pacífica al socialismo” vs “revolución socialista o caricatura de revolución”.
En Panamá, ese mismo año, un grupo de jóvenes inspirados por la Revolución Cubana subieron al Cerro Tute, en Santa Fe de Veraguas, bajo el liderazgo de Polidoro Pinzón. Cuba alimentó espiritualmente al estudiantado panameño que en esa década escribió la más gloriosa página de nuestra historia, sin la cual no seríamos lo que somos en este pequeño Istmo: la Gesta del 9 de Enero de 1964 contra la presencia del imperialismo yanqui en la Zona del Canal.
Pero el proceso cubano no limitó su influjo este lado del continente, también llegó a la juventud norteamericana, la que se opuso a la guerra de Vietnam, al movimiento estudiantil universitario, a ladel “peace and love”, ayudó a madurar al Movimiento por los Derechos Civiles y a líderes como Malcom X, a los llamados Pantera Negras, cuyos líderes más consecuentes siguen jugando un papel importante en la política de Estados Unidos.
Incluso Cuba cambió la sociología norteamericana, poniendo final predominio de la conservadora teoría estructural funcionalista, dando origen a una vertiente marxista con Wright Mills a la cabeza.
Qué duda cabe que Cuba también estuvo en el corazón y en la cabeza de los jóvenes europeos de Mayo del 68.Y habría que ver, no me corresponde decirlo, hasta qué punto pudo influir en procesos revolucionarios antiburocráticos como la Primavera de Praga. O, ¿cuánta fuerza moral sacaron los vietnamitas para seguir resistiendo y derrotar las bombas del imperio más poderoso de la historia inspirados por aquellos caribeños que los ponían como ejemplo?
En fin, la historia del mundo no se puede comprender sin tomar en cuenta lo realizado por ese grupo de jóvenes barbudos en aquella pequeña isla hace 50 años. Sus actos han sido inspiración, aún durante la pesada noche del neoliberalismo de los años 90, cuando perversamente se decía que “el mundo había cambiado y el socialismo muerto”, quienes nos resistíamos a entregar las banderas mirábamos a Cuba para probar que otro mundo es posible.

El futuro de Cuba se juega hoy en América Latina

Pasado todo este tiempo, superados tantos obstáculos, haber vencido en tantas luchas, sostenerse firmemente en la primera línea de combate pese a tantos sacrificios, no garantizan que todo ya ha sido superado y que el futuro de Cuba socialista ya está escrito en piedra. Moderen su optimismo los ingenuos. Cuba y su revolución atraviesan en este momento una hora decisiva, otra más. Nuevos debates y problemas se ciernen en la isla.
Lo advirtió el propio Fidel, el 17 de noviembre de 2005, y Celia nos lo recuerda: “la revolución cubana era posiblede derrumbarse desde adentro, por nuestras propias carencias. Era el inicio de una nueva batalla... Unos meses después tuvo que dejar su protagonismo, pues se enfermó de gravedad. Las perspectivas de aquel discurso están todavía abiertas y no creo que todos hayan hecho la misma lectura...”.
Las simpatías que sentimos hacia Cuba, su revolución y sus líderes, no pueden ser excusas para pretender negar las debilidades, dificultades o “carencias” del sistema cubano. Hacer lo contrario, a la manera stalinista de pretender maquillar la realidad para pintar un falso cuadro de que estamos “a las puertas de la fase superior, del comunismo”, sería no sólo un acto de irresponsabilidad, sería un acto contrarrevolucionario.
Los revolucionarios preferimos la sinceridad, como la de aquel funcionario del PCC que no hace mucho me decía: “en Cuba ningún dirigente ignora los problemas, lo que pasa es que no siempre sabemos cómo resolverlos”.
Problemas que han sido puestos en evidencia este año por tres huracanes, uno de los cuales nos quitó a Celia, mostrando las debilidades de su economía en dos áreas claves: infraestructura de sus viviendas y producción de alimentos.
Es que la sociedad cubana es socialista por sus objetivos históricos, no porque haya llegado a la meta. Porque socialismo, en el sentido pleno de la palabra, es decir, una sociedad que garantice a todos los seres humanos la satisfacción de sus necesidades biológicas y espirituales, sólo será posible como un sistema mundial que reparta equitativa y racionalmente las riquezas, como ya señalara León Trotsky.
Mientras el mundo esté controlado por el sistema capitalista, el imperialismo, es decir, por la extracción de plusvalía de la clase trabajadora y un reparto de la riqueza por la vía del mercado, la desigualdad social y nacional seguirá prevaleciendo. Este determinante externo hace de Cuba y su revolución, en términos estrictos, una sociedad de transición al socialismo, no una sociedad socialista.
Por eso, literalmente el futuro de la Revolución Cubana se juega hoy, no sólo en las decisiones que se tomen en La Habana, con las reformas emprendidas por Raúl Castro, sino en los procesos revolucionarios de Venezuela o Bolivia, en el ALBA o el MERCOSUR.

El debate sobre la economía cubana

Como sociedad en transición al socialismo, la economía cubana tiene dos alas: una socialista y una mercantil. Cada una de las cuales se expresa en dos monedas: el peso y el peso convertible (o CUC). Por una el estado garantiza unos mínimos servicios y alimentos al pueblo, por la otra, en un mercado oficial o subterráneo muchas veces, por la vía mercantil los ciudadanos adquieren (los que pueden) los bienes que no están en los mínimos.
La parte socialista de la economía cubana le garantiza al ciudadano común unos mínimos de vida que muestran la grandeza y las posibilidades de este sistema, que ya quisieran muchos miles de millones que padecen hambre en todo el mundo: una alimentación básica, subsidiada por el estado, energía eléctrica y agua casi gratis, salud, educación y cultura. Ello queda expresado en la justeza del slogan: “En América Latina hay millones de niños de la calle, pero ninguno es cubano”.
Celia defendía a muerte la “cartilla”, o “libreta de racionamiento”, como una conquista, pese a muchos que la ven con odio. Por supuesto que en una sociedad de plena riqueza y completamente socialista no se justificaría una libreta de alimentos y servicios mínimos. Pero como esa sociedad no existe, la libreta garantiza a los ciudadanos un reparto más equitativo de la riqueza social.
La contradicción es que la cartilla, con todas sus limitaciones (no alcanza para todo el mes) le recuerda a la gente que se vive en un país pobre y, además, asediado por el bloqueo, pero es a la vez la forma en que una “economía de guerra” asegura el bienestar de todos, sin olvidar a ninguno. En Cuba nadie mendiga ni muere de inanición. ¡Ojalá! se pudiera decir lo mismo en Estados Unidos o Japón.
El problema planteado y que se debate intensamente en Cuba, y que fue lo mismo que se discutió en los años 20 en la Unión Soviética, es cómo encontrar el equilibrio entre ambas caras del sistema, cómo equilibrar la ecuación, en un momento en que el socialismo mundial no ha llegado, ni se avizora a corto plazo (y por ende tampoco el suministro de bienes que garantice la abundancia para todos los ciudadanos).
El dilema es que el estado no tiene la capacidad para garantizar “a cada quien según su necesidad”, por ende hay que permitir cierto juego de la economía mercantil, pero a sabiendas que el mercado implica las disparidades sociales, la explotación de clases y si te descuidas, la restauración capitalista completa y la derrota de la revolución.
Por ello Celia Hart advertía en el artículo que ya he citado: “La estrategia de la revolución cubana no puede ser “enriqueceos” como promulgó el Comité Central del Partido Comunista de la República PopularChina en uno de sus congresos. Así terminaríamos con todo este empeño”. Y agregaba: “Cambiemos todo lo que deba ser cambiado en Cuba, para que no cambie lo que no puede ser cambiado, a no ser muertos”.
Es decir, ¿cómo sostenemos el proceso revolucionario iniciado hace cincuenta años sin perder su esencia socialista? Vuelvo a Celia: “La profundización socialista de la revolución, sin usar las armas melladas del capitalismo, y un inclaudicable internacionalismo son el camino. El futuro interminable de la revolución más linda está allí, sabiendo por qué fracasaron las demás...”.
En ese acalorado debate que hay en Cuba encuentro coincidencias y matices entre la posición de Celia y el interesante sector que encabeza Pedro Campos. Coincidencias en que hay que dar la mayor participación y corresponsabilidad posible a los propios trabajadores como entes activos de la dirección y autogestión en las empresas, que me parece entender es la propuesta central de Campos. Pero el eje de la política económica, desde la perspectiva de Celia, está en la planificación centralizada.
Ella dice: “Si necesitamos incrementar por razones tácticas el trabajo privado en Cuba, cosa que puede ser perfectamente, esto debe ser acompañado por un incremento más férreo del “plan único” que proponían Trotsky y el Che¨.
Cita al Che: “Se olvida que la planificación es la primera etapa de la lucha del hombre por adquirir pleno dominio sobre las cosas... de quitarle al hombre su condición de cosa económica”. Y cita a Trotsky respecto a la NEP a través de Isaac Deutscher: “... precisamente porque el país volvía a vivir bajo una economía de mercado, debía tratar de controlar el mercado y de prepararse para ejercer el control”.
Por otro lado, la tesis que pretende que socialismo equivale a estatización total de le economía, no tiene sentido, al menos en la fase de transición. “Nacionalizar” al barbero o la manicurista, es absurdo. La estatización de la economía cien por cien fue una medida tomada por Stalin para asegurar el control político de la sociedad, y luego se la ha convertido en modelo. En la transición al socialismo es inevitable la existencia de un segmento mercantil o privado de la economía y, puesto que existe, pese a que se lo ilegalice, es mejor oficializarlo para poder controlarlo. Ello no es incompatible con la planificación central y la estatización de la gran industria que es lo que proponía Marx.
Al final, la cosa da para ser optimistas. La conducción política y el pueblo cubano sabrán encontrar las mejores soluciones a los problemas, por lo que debemos tener Revolución Cubana para rato. Varios hechos inmediatos se avizoran como positivos: al parecer la crisis norteamericana llevará al nuevo gobierno de Obama a cumplir su palabra de entablar un diálogo con la Isla; además, los procesos políticos abiertos en Latinoamérica siguen saludables, pese a los sabotajes, y se fortalecerán con la casi segura victoria del FMLN salvadoreño en las próximas elecciones.
Por ello, quienes hemos crecido bajo el signo de aquel gran acontecimiento y para los panameños que tuvimos el honor de escucharla el pasado 22 de agosto en la Universidad de Panamá, coincidimos con Celia Hart en que: “El futuro de la revolución socialista de Cuba debe ser uno de los desvelos de los revolucionarios de todo el orbe...” porque esa revolución le pertenece a la humanidad entera.

Olmedo Beluche

Panamá, 26 de diciembre de 2008.

lunes, 3 de agosto de 2009

Celia Hart: Haydée del Moncada a Casa




“Para mí ser comunista no es militar en un partido: para mí ser comunista es tener una actitud ante la vida”

Haydée Santamaría Cuadrado

Querida compañera,

hoy quiero contarte que el viernes 24 de julio de 2009 en Encrucijada, tierra de origen de tu estirpe rebelde, en Cuba, vio la luz, un libro tuyo, por primera vez en absoluto, y no será la última, te lo juro sobre lo más sagrado que tengo (yo haré lo imposible para ayudar en los esfuerzos casi milagrosos de Chela Rodríguez, de tu prima Norma Ruiz Santamaría y de los mas estrechos colaboradores), para que tu pueblo por fin pueda conocerte como mereces, aprender a estimarte y darse cuenta de que su maravillosa revolución perdió a una luchadora fundamental, incansable y sumamente honesta, por una malvada broma de la suerte.
Tú sabes, que cuando Norma me llamó por teléfono para invitarme al acto de presentación de tu libro “Haydée del Moncada a Casa”, de la editorial Capiro, de Villa Clara, el corazón me brincó en el pecho, por el gesto de cariño que me regaló, y sentí una mezcla de alegría y tristeza, porque supe que se estaba realizando un gran sueño tuyo, exactamente como tú lo deseaste, con amor y dedicación...pero, tú, Celia, no podrias estar.
Me equivoqué, absolutamente: porque desde que bajé del autobús, que nos llevó al pequeño pueblo de la provincia de Villa Clara sentí perfectamente alrededor de mí tu vuelo de mariposa de la cultura cubana, como buena dueña de casa, condujiste nuestros pasos a la casa museo que fue de tu familia.
Me tomaste por la mano, me describiste en mi oído aquellos lugares donde tú disfrustaste tus vacaciones en varies oportunidades y donde asististe a los encuentros de tu familia, a veces animados por las discusiones entre tu madre y tu abuela Joaquina Cuadrado, que, como tú misma dijiste, fue una mujer dura y decidida.
En el documental que vimos, como principio de la presentación del libro, que fué grabado en el octubre del 2007, mientras se celebraba el 80°aniversario del nacimiento de tu tío Abel Santamaría, recordaste la figura de tu abuela como una luchadora intransigente y fuerte, dispuesta a todo para defender a los trabajadores del Central Constancia, lugar donde se ha desarrolló toda su vida y donde ella misma ha aprendió a ser comunista.
Esta española, cuando emigró de su península no creo que imaginó que pariría una estirpe de iluminados de la historia y que también ella misma moriría militante del glorioso Partido Comunista de Cuba.
Y así tú continuas enseñandome pasos importantes de la historia de Cuba, también en el documental recuerdas el soviet de Nazábal, fundado en esta provincia en el 1933, donde los trabajadores del central expropiaron la estructura, para convertirse en los únicos propietarios y aplicar la lucha de clase.
Otros 35 centrales los seguirian y, a la provincia de Villa Clara tenemos que reconocer, una vez más la medalla de rebelde honoris causa.
Me quedé hechizada en verte tratar el tema del soviet, siendo crítica, tan viva, buscando la verdad y me ilusioné de que tú todavía pudieras llegar; que estaba retrasada solo porque tu automóvil te dejó……pero cuando Marta Rojas, la periodista del Moncada, empiezó a hablar de tu libro, me di cuenta de que no entrarías jamás en la casa museo.
Marta es, de veras, muy perspicaz definiendo el libro como “un texto del alma, valiente y hermoso”, y luego hizo notar a los presentes que los casos, como el tuyo, son más únicos que raros, es decir, no es facil encontrar a una hija escritora, con un enorme talento natural, que se ocupa de mantener vivo el legado de su madre, que presta su musa para escribir un homenaje por la que fue la gran revolucionaria del Moncada y de la Sierra, pero también una ejecutiva encomiable de la Casa de Américas, sin perder de vista el mando de su misma casa.
La periodista del Moncada nos contó muchas anécdotas de Haydée, a veces simpática y singulares, ayudándonos a pintar una imagen humana de esta gran revolucionaria, para no verla sólo en el aspecto oficial de su trabajo incansable por la Revolución cubana.
Marta, luego, explicó la estructura del libro, donde aparte de tus artículos sobre Haydée, se encuentran una conferencia sobre el Moncada que Yeye impartió en el 1967, en la Escuela de Ciencias Políticas de la universidad de La Habana y muchas cartas fundamentales para descubrir a tu mamá en la profundidad de su corazón, como una carta desde la prisión de Guanajay a tus abuelos, donde da ánimo a sus padres, después del ataque al Moncada, por la muerte de Abel, una dedicatoria a su marido Armando Hart, dos cartas de Ernesto Che Guevara a Haydee y una carta de Yeye al Guerrillero Heroico, después de su desaparición física.
Acabada la presentación, querida compañera, fuimos a llevar flores a tu tío Abel, en su estatua, en la plaza del pueblo, para no olvidar que estábamos celebrando el 56° aniversario del Día de la Rebelión Nacional y reconociendo la gloria de los mártires del ataque al Moncada.
Claramente hemos llevado girasoles, la flor querida de Haydee, como tú misma nos recuerdas: “porque para ser tan hermosa como es, no renuncia a ser inteligente, fácil de plantar y útil: de ella se saca buen aceite. El girasol se siembra en campos abiertos al sol y al agua. Esa flor menea la corola en busca del Sol, formando lindos rejuegos con el tallo [...] y además le gusta convivir con sus compañeras [...] Es, en definitiva, una flor revolucionaria».
Antes de volver a La Habana, tú sabes que fuimonos hasta el Central Constancia, hoy el Complejo Agroindustrial Abel Santamaría Cuadrado: también aquí tu voz me contó la disposición de la casa de tus abuelos y las proezas del General de las Cañas, Jesús Menéndez, como tú las escuchaste de tu madre, que no perdió ninguna conferencia del gran sindicalista, para absorber aquellos principios marxistas que no pudo leer antes de la Revolución cubana, ni tampoco a su llegada a La Habana, por falta de fondos para comprar los libros, puesto que como la misma Haydee afirmó, para comprar los fusiles y las balas, a veces tuvieron que olvidarse de comer.
“Y para quienes sólo cuentan los hechos “medibles”, ahí está la Casa del amor que fundó Haydée, ahí está esa América, de la cual fue devota, pues sintió su palpitar trémulo y confuso al hacerse novia de sus heraldos. Respetad, pues, estos hechos contables, todos aquellos para quienes el corazón, no piensa y, por no saber sentir, no entienden y llaman locos a los que les superan en cordura del alma”: éstas son tus palabras, los vocablos de una iluminada de la historia que cuenta sobre otra iluminada, que accidentalmente, te dio a luz.

Ida Garberi *

*la autora es la responsable de la página en italiano del sitio web de Prensa Latina