lunes, 25 de mayo de 2009
Canción del elegido
Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de se sí,
pero mi historia es difícil:
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.
Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
eso nunca se sabe.
Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.
El descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes.
y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.
Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
entre humo y metralla,
contento y desnudo:
iba matando canallas
con su cañón de futuro.
Silvio Rodriguez
(1969)
Esta canción está dedicada a Abel Santamaría,tío de Celia Hart, segundo al mando durante el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953. Abel murió asesinado por los esbirros de la tiranía de Batista después de esta acción. Su hermana, Haydée, fundó la Casa de las Américas en 1959.
Rinden tributo a la Heroína de la Revolución Haydée Santamaría
Un entrañable concierto de poemas y canciones ofrecieron hoy el poeta Roberto Fernández Retamar y el trovador Silvio Rodríguez, en homenaje a la Heroína de la Revolución Haydée Santamaría.
Ese emotivo acto tuvo, también, por motivación el cincuentenario de la Casa de las Américas, institución pionera de la política cultural inaugurada en 1959, y de la cual la inolvidable Haydée fue su primera presidenta.
La sala Che Guevara, escenario de tantos eventos de trascendencia mundial, se ungió con una atmósfera de tierna intimidad, cuando con guitarra o sin ella, la poesía, límpida y cotidiana como la imprescindible dulce agua corrió a raudales para evocar estos 50 años de obras de amor, angustias, alegrías y dolores.
Como dijo en un verso Fernández Retamar, actual presidente de la Casa de las Américas, allí estaba, multiplicada y única, Haydée, esa maternal y recia mujer, para quien la justicia era condición de vida y con su vocación unitaria imprimió el sello solidario e integrador a una institución cultural que desborda a la Isla y a Latinoamérica toda.
Los poemas de Fernández Retamar se imbricaron con las canciones de Silvio, con tal coherencia e intimidad que todo fluyó como un único himno de amor y de batalla para retratar desde los legendarios momentos fundacionales de la alborada triunfante hasta la persecución de una sociedad cada vez más justa y la medida de los hombres y mujeres de hoy.
Sin dudas, este es uno de los más hermosos homenajes a la imborrable Haydée Santamaría, a una de sus obras cimeras, la Casa , que ha sido la de los sueños y realizaciones espirituales más genuinas de la América Nuestra, como la llamó Martí.
El poeta y novelista Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, asistió a esta premiación que se hizo coincidir con la presentación del más reciente número de este año de la revista La Gaceta, que repasa la X Bienal de La Habana, temas de historiografía y el cine y sus protagonistas, entre otros.
Llama la atención el cierre de esta edición con una suerte de crónica de la curadora y especialista Corina Matamoros, en la que escudriña de forma crítica en torno al mensaje y lo que legan las Bienales de La Habana con 25 años itinerando, y hoy de líder en el Tercer Mundo.
Entre un objeto de placer y de discusión permanente, definió el poeta Roberto Méndez, al presentar esta revista La Gaceta, que siempre renace como en los 80 y después, con renovadoras ideas, aliento a los más jóvenes, y nuevas polémicas.
Octavio Borges Pérez
La Habana, 22 may (AIN)
domingo, 24 de mayo de 2009
La Casa de las Américas y la Haydée nueva.
Osada, auténtica y joven siempre, apareció esta vez Yeyé, en un espacio de debate de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (FCOM), sobre su labor en la Casa de las Américas.
Extraña mezcla de melancolía insalvable, humor constante y de un sentido de la vida y la Revolución, tan intuitivo como certero: así revelaron (además de rebelada), a Haydée Santamaría en el documental De la ausencia y de ti.
La nostalgia de Vicente Feliú y de Retamar, el recuerdo de Silvio Rodríguez, en la obra de un grupo de estudiantes del pasado cuarto año de Periodismo, se conjugaron con la visión familiar e íntima de su hija, para rememorar a una mujer, que trascendió al 26 de julio de 1953.
«Como la flecha de la vida, así era, siempre disparada para adelante». Su hija Celia Hart la recordó con esa imagen en el espacio de debate La Cafetera, donde resurgió la Yeyé que no distinguía entre la casa del Vedado y su hogar. Sus hijos crecieron allí y, los artistas de Casa transitaban constantemente por el reparto Flores, para crear una gran familia que abarcaba más que un lugar físico.
«Mi hermano (Abel) y yo tuvimos que aprender a convivir así, algo doloroso y hermoso al mismo tiempo. Todos militábamos juntos: sus dos hijos y los miles de hermanos postizos que cambiaban todos los años, hijos de guerrilleros, de desaparecidos, de Venezuela, Uruguay».
Haydée sabía abrir puertas y crear en los jóvenes una nueva virtud, que salía de su propio ejemplo de pensamiento y obra. «Si yo logro sentirme revolucionaria y sentir más allá de las cosas materiales fue gracias a esa educación herética. No podíamos tener más de un par de zapatos y, si teníamos otro, había que regalarlo. Y así fue creciendo en mí odio hacia los objetos».
La juventud va más allá de una etapa biológicamente delimitada, puede convertirse en una actitud ante la vida, en una forma del ser, intrínsecamente auténtica y renovadora. Esa cualidad se unía en ella con la tristeza por las grandes pérdidas. «Hay algunas imágenes de Yeyé con una melancolía dichosa, sin que los dos términos lleguen a ser contradictorios, aunque parezcan».
Celia conserva todavía un cajón de mimbre, lleno de bromas: un huevo frito plástico, cucharitas con huecos… Ella adoraba, durante las fiestas en su casa o en las reuniones en Pasacaballos para otorgar el Premio de Casa, gastarles bromas a sus amigos, incluso a los más serios. Silvio Rodríguez la definió, en el documental De la ausencia y de ti, como una niña campesina, que le gustaban esas malas jugadas inocentes, como aparecerse disfrazada de fantasma.
LA CULTURA TRASTOCADA COMO FUSIL
La Casa de las Américas debería recibir el Premio Nóbel de Física por reunir a tanta gente en un espacio tan pequeño, bromeó una vez Eduardo Galeano, durante la nostálgica época de los ´60. La labor cultural de la también heroína del Moncada en ese centro, era el reflejo de concebir a la cultura como un arma vital para la Revolución: fenómeno de renovación constante, sin limitarse a fronteras nacionales.
Haydée decía cosas tremendas, como que la Casa de las Américas estaba en el Malecón para ser la primera en defender a Cuba, en caso de una invasión por mar, recordó Celia. «Lo curioso de eso era, que los primeros en defenderla iban a ser el pincel de Mata y la guitarra de Silvio».
Ella, sin leer teoría marxista, supo entender que la única forma de defender la Revolución cubana era proteger la de América Latina y, la primera vía que tuvo fue desmontar el bloqueo cultural. Celia Hart confirmó que la visión comunista de Haydée pasaba por un filtro emotivo, de intuición. Supo romper el estado de sitio cultural que sometía al proceso revolucionario cubano junto a Manuel Galich, García Márquez, Mario Benedetti y Julio Cortázar, entre otros.
«Retamar dijo que era como si la Casa de las Américas nos hubiera parido y, yo le digo que somos hermanos de orfandad, porque el sentimiento de pérdida es el mismo».
A veces, cuando Celia se encuentra en Casa, junto a quienes la conocieron, le parece verla, encorvada, esconderse detrás del árbol de la vida.
Ivet González Lemes
04/05/2007
La Casa del Vedado
En G y Tercera está sin dudas la verdadera sede matriz del hogar de Haydée Santamaría. Las diferentes casas donde vivíamos eran apenas sus prolongaciones. Nosotros fuimos familia coyuntural. Mi hermano y yo estuvimos siempre a duras penas “militando” en su verdadera familia: Los hombres buenos del mundo, que de alguna forma están representados en estas imágenes.
La Casa de las Américas no era con mucho esa edificación con silueta de iglesia que se yergue en el litoral del Malecón habanero. Haydée complicó sus fronteras con una definición muy sutil: Casa más que un inmueble era una manera de actuar, de percibir, de comportarse. Una amalgama sentimental entre talento, bondad y aventura donde todo aquel que era acogido lo era tan sólo por aportar un color, un vocablo ingenioso a esea permanente obra que es el arte revolucionario, o la revolución artística, nunca lo he sabido con claridad.
Un obra que sigue su curso y que año tras año no se cansa de invocarla, tan sólo porque Haydée fue poseída por los ángeles. Ningún fundador de esta rara institución aceptaría que la pequeña oficina donde mi madre tenía una pequeña silla de estilo y el grandioso y casi infantil Martí de Abela, o el salón de “la Mesa redonda” donde ejercía los Consejos de Dirección llenos de fantasía y empeño, o la Biblioteca donde de seguro está el libro que usted busca...Que todo eso fuese La Casa. La Casa del Vedado de Haydée tenía fronteras humanas. Los cómplices del buen gusto y los cómplices de la revolución conformaban esta empresa.
Recuerdo con nostalgia creciente aquellos días en el hotel Pasacaballo de Cienfuegos, donde además de decidir al afortunado ganador del lujoso Premio Casa los jurados disfrutaban de las ocurrencias increíbles de Haydée. Al equipaje con todas sus medicinas para el asma sumaba mi madre una pintoresca maleta de mimbre llena de cuantas bromas pondría usted imaginar. La actuación estelar era la de fantasma. Para eso sólo necesitaba una media de mujer ajustada al rostro de tal manera que desfiguraba los labios y la nariz, una sábana cubriéndole todo el cuerpo, y esperar las doce de la noche. Entraba en los dormitorios en complicidad con las autoridades del Hotel y asustaba al más serio de los jurados. Frente a mi madre se rompía todo recato. Todos se ahogaban de risa frente a sus atrevimientos.
Otras veces se aprovechaba el Premio para disfrutar en la sucursal de la Casa de Flores los tamales en casuela. Recuerdo con gusto el silencio respetuoso que reinaba cuando “se viraba la tortilla” Se tomaba como un acto revolucionario. Todos en silencio y con preocupación asistían a dicho viraje. La tortilla española de 100 huevos se cocinaba durante una hora o más. Las papas se las echaban crudas. ¡Y se cocinaban! Decía Galiano que a la Casa debería dársele el premio Nóbel de Física por esta humanidad que abarrotaba “La Casa” con sus fronteras imaginarias y que cupiera todo el mundo. Pues el de química también Yeyé lograba cocinar papas dentro de huevos batidos. La receta no me la dio jamás.
Después de su partida, año tras año en cualquier celebración de la Casa, mi amado Roberto habla como si mi madre acabase de morir. Después de más de veinte años tiemblan los compañeros de Casa al pronunciar su nombre. Lo mencionan bajito y despacio como retrasando la palabra Haydee, que parece contener algunas esencias de la persona recordada en los labios para volver a verificar que ella está ahí, en sus corazones.
De alguna manera los compañeros de la Casa se convierten en mis hermanos de orfandad, pues a mi me sucede lo mismo. Es como un vicio de sentirla viva en nosotros o no poder terminar de llorarla
Esta exposición es apenas una muestra de los más felices inatentes de Haydee y de sus mejores amigos y hermanos. La cofradía de sueños en que se convirtió Casa sigue pegada a su paredes y de seguro el espíritu travieso y revolucionario de ella se enrolla y se pliega en cada recodo del Árbol de la Vida que es sin dudad su verdadera tumba, precisamente porque no lo es. Murió tan sólo para seguir viviendo como lo deseaba. Allí en cada reunión en cada celebración el fantasma de Haydee nos acompaña desde ese árbol color fuego, en cada pez, cada rostro o cada ave, Y de seguro cuando perdemos la fe, cuando no alcanzan las esperanzas o la virtud, aparece ella, sigilosamente y nos asusta risueña con la misma sábana blanca y su media de mujer ajustada al rostro.
Celia Hart
domingo, 17 de mayo de 2009
Haydée Santamaría, una mujer revolucionaria
Nota introductoria de Néstor Kohan (Cátedra de Formación Política Ernesto Che Guevara) y cartas de Haydée Santamaría al Ché y desde la cárcel
Haydée Santamaría Cuadrado [1922-1980] es una de las mujeres que participaron el 26 de julio de 1953 en el asalto al cuartel Moncada, encabezado por Fidel Castro. Luego de ese asalto, muchos combatientes fueron capturados por el Ejército del dictador Batista. Como ya es una triste "costumbre"... -hoy empleada por los militares norteamericanos en Irak y en Guantánamo como ayer en Vietnam y en innumerables lugares del mundo, por el Ejército francés en Argelia, por los militares argentinos, chilenos, israelíes y sudafricanos y por todos los aparatos de represión que defienden al capitalismo- a esos combatientes los torturaron.
Abel Santamaría, hermano de Haydée, fue uno de los torturados. Ahí mismo, lo asesinaron. A los sobrevivientes los encarcelaron. Haydée escribe entonces esta carta a sus padres -que ahora reproducimos- luego del asesinato de Abel en la tortura. Allí hace referencia a los sueños rebeldes de su hermano y al significado de Fidel Castro para el movimiento revolucionario.
Haydée fue una de las encargadas de sacar de la cárcel en forma clandestina y de recomponer, por distintas vías, el célebre alegato de Fidel Castro en el juicio ante sus captores conocido popularmente como La historia me absolverá.
Más tarde, habiendo sido una de las cofundadoras del Movimiento 26 de julio, Haydée participa como combatiente guerrillera en la lucha que provocará la caída de Batista y el triunfo de la Revolución Cubana. No es la única mujer que participa en esa lucha, pero sí es una de las más destacadas junto a Celia Sánchez [1920-1980], a Melba Hernández y a muchas otras. Por ejemplo, el 4 de septiembre de 1958 se forma en la Sierra Maestra el pelotón "Mariana Grajales" del Ejército Rebelde, formado exclusivamente por mujeres combatientes.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, Haydée -cuyo sobrenombre era Yeyé- funda en 1959 una institución cultural que será emblema entre los intelectuales críticos de todo el orbe: la Casa de las Américas. Allí recibirá a los intelectuales más importantes del mundo que han visitado Cuba y han descubierto el papel fundamental que la Revolución le ha brindado a la cultura. Muchos de ellos recuerdan a Haydée, entre otros nuestro querido Julio Cortázar.
Más tarde, será una de las cofundadoras y miembro del comité central del nuevo Partido Comunista cubano (fundado en 1965, a partir de la unidad de varias organizaciones lideradas por el Movimiento 26 de Julio) e integrará la presidencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), reunida en La Habana en 1967 para coordinar la lucha insurreccional en todo el continente.
En ese año se produce el asesinato del Che Guevara en Bolivia (otra vez, como siempre, realizado a sangre fría y por órdenes de la CIA y los rangers norteamericanos que asesoraban al Ejército boliviano). Luego de conocerse en Cuba su asesinato, Haydée le escribe al Che la carta que ahora reproducimos.
Ese mismo año, el 13 de julio de 1967, Haydée brinda una charla a los estudiantes de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de La Habana sobre el asalto al Cuartel Moncada. Allí relata gran parte de su experiencia como mujer revolucionaria y combatiente guerrillera.
En uno de sus pasajes, Haydée le dice a un estudiante: "Para mí ser comunista no es militar en un partido; para mí ser comunista es tener una actitud ante la vida". En otra parte, resumiendo lo que sienten muchas mujeres revolucionarias del mundo que han caído bajo la represión, afirma: "Iba presa, esposada, maniatada, y me sentía más fuerte y más libre que aquellos que con la toga de justicia me iban a juzgar". Más adelante, le confiesa a una joven estudiante: "Y así, compañera, puedo decirte que me impresionó hasta ver caer, hasta ver morir a un enemigo. Me impresionó tremendamente ver caer a aquel que veníamos a combatir [...] Soy enemiga ya no de matar por gusto, soy hasta enemiga de ser violenta por gusto. Creo que hay que hacer un gran esfuerzo para ser violenta, para ir a la guerra, pero hay que ser violenta e ir a la guerra si hay necesidad".
Esa extensa conversación fue editada posteriormente en el libro Haydée habla del Moncada [La Habana, Casa de las Américas, 1985]. Al año siguiente, en 1968, Haydée viaja a Vietnam como parte de una delegación solidaria de la Revolución Cubana con el pueblo indomable de Ho Chi Minh.
Hoy en día, ella se ha convertido en un símbolo de la mujer revolucionaria más allá de las fronteras de la Revolución Cubana. Por ejemplo, en Australia, Betsy Maclean acaba de publicar una antología -en inglés- que incluye, además de su introducción, escritos y cartas de Haydée y sobre Haydée [Véase: Haydée Santamaría editado por Betsy Maclean. Australia, Ocean Press, 2003. Colección: "Rebel lives" (Vidas rebeldes)].
Como mujer revolucionaria, como militante, como intelectual y como combatiente por el socialismo, Haydée Santamaría -junto con sus compañeras cubanas- forma parte de una extensísima y gloriosa tradición mundial que también integran las militantes francesas Flora Célestine Thérèse Tristan [1803-1844], Louise Michel, Madame Fautin y Hortense David, la inglesa Elisabeth Dmitrieff, las rusas Vera Ivánovna Zasúlich [1851-1919] y Alexandra Kollontai [1872-1952], la alemana Clara Eissner Zetkin [1857-1933], la judía polaca Rosa Luxemburg [1871-1919], la ucraniana-estadounidense Raya Dunayevskaya [1910-1987], la española Dolores Ibárruri Gómez [1895-1989], la vietnamita Nguyen Thi Binh, la argelina Djamila Boupacha, la nicaragüense Luisa Amanda Espinoza [1948-1970], la alemana Ulrike Marie Meinhof [1934-1976], la argentina-alemana Haydée Tamara Bunke Bider [1937- 1967], la italiana Margherita Cagol [¿?-1975] y las argentinas Alicia Eguren [1924- 1977] y Ana María Villareal de Santucho [1936-1972] entre muchísimas y muchísimas otras.
Una tradición heroica de pensamiento y acción -integrada por vertientes distintas y experiencias diversas- donde la lucha de las mujeres jamás se escinde de la lucha por la revolución y el combate por la causa mundial del socialismo.
La Cátedra de Formación Política Ernesto Che Guevara reproduce estas cartas de Haydée por tres razones. En primer lugar, porque constituyen documentos históricos muy importantes sobre la Revolución Cubana. En segundo lugar, porque ayudan a conocer la personalidad de Haydée Santamaría y a comprender el papel central jugado por ella y por otras mujeres en la lucha revolucionaria latinoamericana. En tercer lugar, como un pequeñísimo homenaje a todas las mujeres del mundo que en Irak, en Palestina, en Colombia, en el país vasco, en Brasil, en Chiapas, y en todos los rincones del mundo participan de la lucha revolucionaria, resistiendo las represiones, las torturas, las violaciones y todo la barbarie con que el imperialismo pretende domesticar la rebelión de nuestros pueblos.
(Agradecemos a la compañera Celia Hart, hija de Haydée Santamaría y Armando Hart, que nos haya permitido reproducir ambas cartas).
Néstor Kohan
Hasta la victoria siempre, Che querido
Carta de Haydée Santamaría al Che Guevara, escrita después del asesinato del Che en Bolivia
Che: ¿dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está pero estará. Todo esto lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste, y además esta carta no sería para ti. Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito, Fidel y tú tienen que vivir, si ustedes no viven, cómo vivir. Hace catorce años veo morir a seres tan inmensamente queridos, que hoy me siento cansada de vivir, creo que ya he vivido demasiado, el sol no lo veo tan bello, la palma, no siento placer en verla; a veces, como ahora, a pesar de gustarme tanto la vida, que por esas dos cosas vale la pena abrir los ojos cada mañana, siento deseos de tenerlos cerrados como ellos, como tú.
Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos, América Latina tenía su camino pronto. Che, lo único que pudo consolarme es haber ido, pero no fui, junto a Fidel estoy, he hecho siempre lo que él desee que yo haga. ¿Te acuerdas?, me lo prometiste en la Sierra, me dijiste: no extrañarás el café, tendremos mate. No tenías fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y cómo lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no puede ser, no pudiste, no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir "Che", tomaba fuerzas y decía "Ernesto Guevara", así se lo comunicaba al pueblo, a tu pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque ya no puedo. Después, en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran pocos, chicos, y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos: todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste cómo es posible ese hombre nuevo, todos veríamos así que ese hombre nuevo es la realidad, porque existe, eres tú. Que más puedo decirte, Che. Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: "Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda.
Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio". Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo.
Hasta la victoria siempre, Che querido. Haydée
Carta enviada desde la prisión por Haydée Santamaría a sus padres
[escrita en 1953, después del asalto al cuartel Moncada, al llegar a la cárcel de mujeres de Guanajay]
Ya estoy en Guanajay. Desde que llegué, iba a escribirles, pero sé sabían de mi estancia aquí por Elena y Manuel y que sabían estaba muy bien.
Creo hace como 15 días estoy aquí y pensé era mejor esperar unos días para escribirles y contarles algo de esto y como son las cosas para venir [a visitarme], y si podían hacerlo y si dejaban entrar niños, para que me trajeran a Carín [Sobrina de Haydée. En ese entonces una bebita]. Pueden decirles que los pueden traer, y las visitas son los domingos de 2 de la tarde a 6.
Quiero que sepan que estoy muy bien, [por lo] que ustedes no se preocupen en venir. Todos los domingos vienen muchas personas y nos traen de todo, además, la comida es buena, así que no deben tener preocupaciones. Si creo que el domingo que vengan, que no debe ser más de una vez al mes, me lo comuniquen antes, para [que] ese domingo no vengan más visitas para así poder estar con ustedes y no tener que atender a más gente que sí vienen todos los domingos por ser de aquí. Por eso, deben avisar antes de venir; les repito, estoy de lo mejor, si no fuera por la preocupación de ustedes por mí, y por saber el dolor que tienen al pensar que no tendrán más a Abel [Abel Santamaría, hermano de Haydée, asaltante del cuartel Moncada junto a Fidel, capturado, torturado y asesinado por los torturadores de Batista] con ustedes, pudiera decirles que soy casi feliz. Si ustedes pensaran como yo sobre Abel, pudieran también, si no ser felices, no ser tan desgraciados como sé que son.
Mamá, Nino [sobrenombre cariñoso empleado por Haydée con su padre Benigno Santamaría], sé bien que nada que les diga les quitará esta terrible pena, tal vez cuando pasen los años me entenderán, cuando tengan de verdad la seguridad [de] que ustedes son padres privilegiados, que siempre tendrán a ese hijo, y lo tendrán tal como era, bueno, joven, hermoso, jamás ese hijo será como tendrán a los otros, estos otros se convertirán en viejos, feos, agrios. Abel fue, es y será ese hijo que no envejece, siempre seguirá con su cara tan linda, siempre seguirá para ustedes, para todos nosotros con su fuerza, con su infinita ternura, será quien nos haga ser de verdad buenos, será siempre el guía, y para ustedes, será el hijo más cercano. Piensen bien que ya ustedes han sufrido cambios, cambios tan grandes y bellos, que aunque fuera por eso sólo me conformo, soy casi feliz; Abel los ha hecho cubanos, Abel ha logrado que ustedes amen esta tierra, amen la hermosa tierra donde nació, y creo que es lo único que él amaba más que a ustedes.
Como ustedes pueden pensar, no tendrán más [a] Abel, [pero] si él desde Santa Ifigenia les ha dicho: quieran a Cuba, quieran a Fidel, y ustedes, aunque antes él se lo pidió, es hoy cuando han entendido esa verdad, y yo, si no los viera más a ustedes, sentiría la felicidad de tener siempre padres, porque han sabido ser padres de Abel.
Mamá, Nino, y tú sobre todo Mamá, si me dijiste tantas veces que yo nada más quería [a] Abel, que era el único que me importaba en la familia, y hoy vivo, no soy desgraciada; [¿]Porqué tú no vas a vivir, no ser desgraciada[?].
Van a vivir más que nunca para él, vas a amar lo que tanto amó; puedes dedicarte a defender lo que era la razón de su vida: los trabajadores de Constancia [Central azucarero Constancia. La Revolución Cubana lo bautizó, luego del triunfo, Abel Santamaría Cuadrado], no los Luzarragas [apellido de los terratenientes explotadores de la zona donde vivía la familia Santamaría Cuadrado]. Mamá, ahí tienes [a] Abel, [¿]No te das cuenta Mamá[?]. Abel no nos faltará jamás.
Mamá, piensa que Cuba existe y Fidel está vivo para hacer la Cuba que Abel quería. Mamá, piensa que Fidel también te quiere, y que para Abel, Cuba y Fidel eran la misma cosa, y Fidel te necesita mucho. No permitas a ninguna madre te hable mal de Fidel, piensa que eso sí Abel no te lo perdonaría.
Haydée
viernes, 15 de mayo de 2009
Carta del Che Guevara a Armando Hart Dávalos
Armando Hart Dávalos es uno de los miembros del Comité Académico Internacional de la Cátedra Libre Ernesto Che Guevara de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.
En sus años juveniles fue vicepresidente de la Asociación Estudiantil de Derecho y dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria de La Habana, desde donde encabezó la resistencia al golpe de Estado de Fulgencio Batista en 1952. Fundador, junto a Fidel Castro, del Movimiento 26 de julio y dirigente del mismo en el Llano [en la lucha urbana], cayó preso y fue liberado con el triunfo de la revolución en 1959. Desde entonces dirigió el Ministerio de Educación y la campaña nacional de alfabetización. En 1965 pasa a desempeñarse como secretario de organización del recientemente fundado Partido Comunista de Cuba. A ese desplazamiento de tareas hace alusión la dedicatoria "Mi querido secretario" con que se inicia la carta del Che. En 1976 Hart se convierte en ministro de Cultura. Hoy dirige la Sociedad Cultural José Martí.
Cuando el Che le escribe a Armando Hart esta carta [recién pubicada en Cuba en septiembre/1997 en Contracorriente, año 3, N°9], Guevara había salido con el contingente cubano de la guerrilla del Congo y se encontraba "de vacaciones" -según ironiza la misiva- en Tanzania, antes de volver a Cuba y de allá marchar a Bolivia. Días después de escribirla, Guevara comienza a redactar su diario del Congo, publicado hace muy poco tiempo (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1999). La carta está firmada por "R", inicial de "Ramón", nombre de guerra del Che en Africa y luego en Bolivia.
En la carta pueden leerse las opiniones críticas del Che hacia las posiciones ideológicas oficiales del Partico Comunista de la Unión Soviética [PCUS] del período de Nikita Jruschov -el de "coexistencia pacífica" (posterior a 1956)- lo cual explica que llame al líder soviético "revisionista" -término peyorativo- y mencione a Stalin, tal como por entonces planteaban los comunistas chinos en polémica contra Jruschov. Aunque luego el Ché también reclama el estudio de León Trotsky entre los marxistas "heterodoxos", diferenciéndose de esta forma de los seguidores de Mao Tse Tung (completamente hostiles y reacios a la figura de Trotsky).
Además, en su escrito aparecen las críticas al "seguidismo" filosófico que profesaban algunos cubanos frente al marxismo oficial en Francia, difundido por entonces en Cuba (en esos momentos se publican en la isla dos tomos de Lecturas de marxismo-leninismo agrupando a una serie de autores franceses de factura prosoviética -stalinistas aggiornados-, encabezados por el filósofo Roger Garaudy).
En cuanto a la referencia a "un estudio hecho en la Argentina" sobre Demócrito, Heráclito y Leucipo -filósofos griegos- no es seguro pero si probable que se trate de La doble faz de la dialéctica del pensador argentino Carlos Astrada (Bs.As., editorial Devenir, 1962), pues allí se le dedican a los mismos varios capítulos. Aunque también es posible que se trate de la obra del filósofo italiano exiliado en Argentina Rodolfo Mondolfo El pensamiento antiguo (Buenos Aires, Losada, 1942. Cuarta edición de 1958. Tomo I y II), ya que allí figura un capítulo entero dedicado a "los atomistas: Leucipo y Demócrito".
En su conjunto, a pesar de su brevedad, esta carta permite observar el grado de madurez alcanzado por el Che en cuanto a la necesidad de una búsqueda de una alternativa filosófica e ideológica autónoma frente a la (autodenominada) "ortodoxia" marxista, incluyendo dentro de ella tanto a la cultura oficial de la Unión Soviética como a la oficializada por entonces en China.
Mi querido Secretario: Te felicito por la oportunidad que te han dado de ser Dios; tienes 6 días para ello. Antes de que acabes y te sientes a descansar (...), quiero exponerte algunas ideíllas sobre la cultura de nuestra vanguardia y de nuestro pueblo en general.
En este largo período de vacaciones le metí la nariz a la filosofía, cosa que hace tiempo pensaba hacer. Me encontré con la primera dificultad: en Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar; ya que el partido lo hizo por ti y tú debes digerir. Como método, es lo más antimarxista, pero además suelen ser muy malos. La segunda, y no menos importante, fue mi desconocimiento del lenguaje filosófico (he luchado duramente con el maestro Hegel y en el primer round me dio dos caídas). Por eso hice un plan de estudio para mi que, creo, puede ser estudiado y mejorado mucho para constituir la base de una verdadera escuela de pensamiento; ya hemos hecho mucho, pero algún día tendremos también que pensar. El plan mío es de lecturas, naturalmente, pero puede adaptarse a publicaciones serias de la editora política.
Si le das un vistazo a sus publicaciones podrás ver la profusión de autores soviéticos y franceses que tiene.
Esto se debe a comodidad en la obtención de traducciones y a seguidismo ideológico. Así no se dá cultura marxista al pueblo, a lo más, divulgación marxista, lo que es necesario, si la divulgación es buena (no es este el caso), pero insuficiente.
Mi plan es este: I Clásicos filosóficos
II Grandes dialécticos y materialistas
III Filósofos modernos
IV Clásicos de la Economía y precursores
V Marx y el pensamiento marxista
VI Construcción socialista
VII Heterodoxos y Capitalistas
VIII Polémicas
Cada serie tiene independencia con respecto a la otra y se podría desarrollar así:
I).-Se toman los clásicos conocidos ya traducidos al español, agregándose un estudio preliminar serio de un filósofo, marxista si es posible, y un amplio vocabulario explicativo. Simultáneamente, se publica un diccionario de términos filosóficos y alguna historia de la filosofía. Tal vez pudiera ser Dennyk [Guevara se refiere a Dinnyk que dirigió una historia de la filosofía en cinco tomos] y la de Hegel. La publicación podría seguir cierto orden cronológico selectivo, vale decir, comenzar por un libro o dos de los más grandes pensadores y desarrollar la serie hasta acabarla en la época moderna, retornando al pasado con otros filósofos menos importantes y aumentando volúmenes de los más representativos, etc.
II).- Aquí se puede seguir el mismo método general, haciendo recopilaciones de algunos antiguos (Hace tiempo leí un estudio en que estaban Demócrito, Heráclito y Leucipo, hecho en la Argentina).
III).- Aquí se publicarían los más representativos filósofos modernos, acompañados de estudios serios y minuciosos de gente entendida (no tiene que ser cubana) con la correspondiente crítica cuando representen los puntos de vista idealistas.
V).- [En el original aparece el N°IV tachado y rectificado como V. La propia carta luego lo explica]. Se está realizando ya, pero sin orden ninguno y faltan obras fundamentales de Marx. Aquí sería necesario publicar las obras completas de Marx y Engels, Lenin, Stalin [subrayado por el Che en el original] y otros grandes marxistas. Nadie ha leído nada de Rosa Luxemburgo, por ejemplo, quien tiene errores en su crítica de Marx (tomo III) pero murió asesinada, y el instinto del imperialismo es superior al nuestro en estos aspectos. Faltan también pensadores marxistas que luego se salieron del carril, como Kautsky y Hilfering (no se escribe así) [el Che hace referencia al marxista austríaco Rudolf Hilferding] que hicieron aportes y muchos marxistas contemporáneos, no totalmente escolásticos.
VI).- Construcción socialista. Libros que traten de problemas concretos, no sólo de los actuales gobernantes, sino del pasado, haciendo averiguaciones serias sobre los aportes de filósofos y, sobre todo, economistas o estadistas.
VII).- Aquí vendrían los grandes revisionistas (si quieren pueden poner a Jruschov), bien analizados, más profundamente que ninguno, y debía estar tu amigo Trotsky, que existió y escribió, según parece.
Además, grandes teóricos del capitalismo como Marshal, Keynes, Schumpeter, etc. También analizados a fondo con la explicación de los porqué.
VIII).- Como su nombre lo indica, éste es el más polémico, pero el pensamiento marxista avanzó así. Proudhon escribió Filosofía de la miseria y se sabe que existe por la Miseria de la filosofía. Una edición crítica puede ayudar a comprender la época y el propio desarrollo de Marx, que no estaba completo aun. Están Robertus y Dürhing en esa época y luego los revisionistas y los grandes polémicos del año 20 en la URSS, quizás los más importantes para nosotros.
Ahora veo que me faltó uno, por lo que cambió el orden (estoy escribiendo a vuelapluma).
Sería el IV, Clásicos de la economía y precursores, donde estarían desde Adam Smith, los fisiócratas, etc.
Es un trabajo gigantesco, pero Cuba lo merece y creo que lo pudiera intentar. No te canso más con esta cháchara. Te escribí a ti porque mi conocimiento de los actuales responsables de la orientación ideológica es pobre y, tal vez, no fuera prudente hacerlo por otras consideraciones (no sólo la del seguidismo, que también cuenta).
Bueno, ilustre colega (por lo de filósofo), te deseo éxito.
Espero que nos veamos el séptimo día, Un abrazo a los abrazables, incluyéndome de pasada, a tu cara y belicosa amistad.
R.[Ramón]
Carta del Che a Armando Hart Dávalos, nombrado secretario de organización del naciente Partido Comunista de Cuba. Año 1965
miércoles, 13 de mayo de 2009
Escritos Políticos (2003-2008) de Celia Hart Santamaría
Presentamos los artículos políticos de Celia Hart Santamaría, los cuales hemos compilado, acompañados de una Presentación, que hemos hecho con autorización de su hijo mayor José Julián Picans.
PRESENTACION
Para quien quiera comprender a cabalidad los interesantes años de la primera década del siglo XXI, en América Latina, es obligada la lectura, o relectura, de los Escritos Políticos (2003 - 2008) de Celia Hart Santamaría.
Celia, quien falleciera en un trágico accidente en La Habana, en septiembre de 2008, fue durante un lustro una de las escritoras políticas más leídas y prolíficas del continente gracias a la magia de la internet, por la que llegaba a un público internacional, burlando el bloqueo cultural, político, económico y mediático que se cernía sobre su querida isla revolucionaria, Cuba. Los periódicos digitales Rebelión, Aporrea y Kaosenlared guardan secciones especiales con sus artículos.
Celia, tiñó sus escritos con una frescura y calidez humana de la que suelen carecer los analistas políticos más reputados, sin que ello menguara para nada la profundidad de su pensamiento. Por el contrario, ese carácter abierto, a veces jocoso, a veces airado, pero siempre optimista y nunca neutral, le permitía la transmisión de su mensaje con una efectividad nunca alcanzada por las “plumas” fríamente analíticas.
Muchos nos acercamos a sus ensayos movidos por la curiosidad: “una tortskista cubana” y, para colmo, “hija de dos dirigentes de primera línea de la revolución”, Haydée Santamaría y Armando Hart. Era la comidilla en las tertulias. Había que leerla. La mórbida curiosidad se fue transformando en respeto, conforme la conocíamos y ella misma maduraba con cada página. Otros, los menos, no vacilaron en sus críticas e imprecaciones, que nunca hicieron mella en ella y, por el contrario, las asumía con el estoicismo de su compromiso revolucionario.
Ella misma nos ha contado cómo se hizo trotskista al llegar a La Habana, a mediados de los años 80, decepcionada de la República Democrática Alemana, donde había estudiado física, y cómo su padre abrió un anaquel en el que guardaba bajo llave algunos libros de León Trotsky, los cuales le entregó para ayudarla a comprender y superar su crisis de convicción.
Pero esas lecturas le tomarían todavía algún tiempo para que fermentaran en su mente y florecieran en el compromiso político cabal que asumió con sus artículos. El más antiguo de los cuales, que hemos podido encontrar, data de Diciembre de 2003, publicado en inglés por la corriente The Militant (“The flag of Coyoacan”). Desde su título es una reivindicación del revolucionario ruso.
Madurez que le llegó en México, no por casualidad, donde hizo su doctorado y entró en relación con diversas corrientes trotskistas (llegó a conocerlas a todas), pero principalmente con la encabezada por Allan Woods, con quienes se relacionó estrechamente al principio y quienes le publicaron sus primeros artículos en el periódico El Militante y a quienes agradeciera en una emotiva carta, poco tiempo después, el que le ayudaran a encontrar su verdadera vocación.
La médula del trotskismo de Celia Hart se encontraba en su convicción de que el futuro de la Revolución Cubana estaba asociado al proceso revolucionario mundial y continental. En ese sentido, era plenamente conciente de la imposibilidad del “socialismo en un solo país”, que fue el centro de la crítica de León Trotsky contra el régimen de José Stalin en la URSS.
Por esa razón Celia vio con entusiasmo los nuevos movimientos políticos que estremecieron a Latinoamérica a fines de los años 90 e inicios de la siguiente década. Para ella, la esperanza renovada de la Revolución Cubana, y la superación de los duros años del “período especial”, estaba en la Revolución Bolivariana encabezada por el presidente Hugo Chávez, en Venezuela.
La entrada en escena de las masas populares latinoamericanas, luego del interludio neoliberal y la depresión de la izquierda post “caída del Muro”; las grandes luchas sociales de la segunda mitad de los 90 en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, México inclusive; y el consiguiente triunfo electoral de nuevas direcciones políticas que expresaban a su manera estos procesos (Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, etc.); representaron para Celia Hart la convicción de que el proceso revolucionario latinoamericano seguía vivo y que la Revolución Cubana tenía futuro.
Dos figuras históricas simbolizaban la reivindicación de la revolución socialista como un proceso internacional, necesariamente solidario y consecuentemente antiimperialista: León Trotsky y Ernesto Che Guevara. De la reivindicación de sus aportes y la simbiosis de los mismos, hizo Celia su eje de trabajo.
Celia se estrena y se convierte en un referente obligado con “El socialismo en un sólo país y la revolución cubana”, publicado el 11 de mayo de 2004, en el que hace una comparación entre los fracasados regímenes de Europa del Este y la Revolución Cubana (siempre la escribió con mayúscula). Allí se marca con claridad el eje de su aporte: la Revolución Cubana pervive, contrario a los regímenes de Europa oriental y la URSS, porque se mantiene fiel a los principios de la Revolución Bolchevique.
En ese ensayo también aborda el paralelismo entre sus dos figuras históricas fundamentales: el Che y León Trotsky (a los que hay que agregar Martí y el propio Fidel). Dice: “No creo que exista una aplicación práctica más consecuente de la revolución permanente” que la realizada por el Che al dejar Cuba para seguir combatiendo por otras revoluciones en otros países.
A Celia le impresionó mucho la similitud de ideas entre Che y Trotsky a propósito de la economía de transición al socialismo. Admiró de manera particular el libro de Carlos Tablada: Ernesto Che Guevara, hombre y sociedad. El pensamiento económico del Che, el cual le tocó el honor de prologar en una edición posterior (“Un libro salvado del mar”, 16/6/05).
Ver la Revolución Cubana bajo el prisma del trotskismo, superando las meteduras de pata del “posadismo” de los años sesenta, o de trotskistas de verdadera talla, pero cuyos visiones sobre la isla revolucionaria siempre parecieron incompletas (como Ernest Mandel, Pierre Lambert o Nahuel Moreno), hizo de Celia Hart Santamaría un referente obligado.
Esta perspectiva aportada por Celia se mantuvo constante y alcanzó mayor profundidad en posteriores artículos, de los cuales me parecen los más relevantes: “La defensa de Cuba pasa por la revolución socialista en Latinoamérica y el mundo” (8/10/04), “Welcome... Trotsky” (25/8/05), “¿Fue el Movimiento 26 de Julio un Partido Comunista?” (19/6/05), “Profundizar la revolución socialista: única vía de salvarla” (13/12/05), “Reflexiones trotsko-guevaristas de una cubana” (18/5/07) y “El Che, Trotsky y mi reflexión favorita de Fidel” (15/9/07).
En estos ensayos se aborda, más que una perspectiva hacia el pasado, un agudo análisis del presente y un programa o curso de acción para vencer los problemas que enfrenta Cuba socialista.
Celia Hart le entró sin miedo al debate actual, abierto por la propia dirección del PCC, sobre la economía cubana y qué curso seguir, tomando partido contra quienes abogan por una apertura al mercado, siguiendo el modelo chino: “¡Que el Che nos agarre confesados a 40 años de su asesinato! Si es que nos meten el cuento chino (chino con toda la intención de la palabra), de que trabajar bajo los resortes mercantiles... es la vía para construir la nueva sociedad” (“El Che, Trotsky y mi reflexión favorita de Fidel”).
Contrariamente al “socialismo de mercado”, Celia, cita profusa y reiteradamente a Trotsky y al Che para sostener que el momento exige mayor planificación centralizada, máxime si se abren ciertas áreas a la economía de mercado. Por otro lado, ella comprende claramente que el futuro socialista de Cuba no está en el aislamiento (“el socialismo en un solo país”, como sostienen los estalinistas), sino en la extensión del proceso revolucionario a otros países. Seguramente por eso se hizo trotskista y encontraba una complementariedad entre lo propuesto por Trotsky el Che.
La preocupación frente a una posible restauración capitalista en Cuba también fue persistente en ella y ocupó el centro de sus escritos últimos, como en “El signo de los cambios... en Cuba” (7/7/08) y en “Cuba, en marcha revolucionaria... y sin Fidel” (26/8/08) escrito para Revista de América, publicación de vertiente morenista, con quienes se relacionó en el último año de su vida, en especial a partir del referendo constitucional venezolano de diciembre de 2007.
Sin embargo, es necesario tener presente que cualquier opinión y perspectiva crítica de Celia siempre tuvo como marco el propio proceso revolucionario cubano. Siempre se ocupó de dejar en claro que sus opiniones “totsko-guevaristas” se hacían desde el tronco mismo de la revolución dirigida por Fidel y bajo su conducción política. Y jamás permitió que pudieran ser utilizadas por los enemigos externos y los “gusanejos” de Miami, como los llamó.
Al respecto es ilustrativa la nota que envía al diario El Clarín de Buenos Aires, el 29 de agosto de 2008, poco antes de su muerte, en el que deja claro, entre otras cosas, que: “Los dirigentes comunistas cubanos que han llamado a cambios dentro de la revolución, con vista al próximo Congreso del PCC son Fidel Castro y Raúl Castro...” (“Lo que no dice Clarín”).
Celia también nos trazó múltiples retratos de las figuras prominentes de la Revolución Cubana, muchos de ellos cargados de anécdotas vividas por ella misma, no sólo sobre sus propios padres, Haydée y Armando, sino también sobre Celia Sánchez, Vilma Espín, su tío Abel, el propio Che y, como no... Fidel.
Ella solía decir que, lo que más le molestaba, fue que le quitaron su carnet del Partido Comunista de Cuba cuando se hizo trotskista. “¡Mi carné firmado por Fide!l”, exclamaba. Porque ella era del partido de Fidel, al menos mientras él viviera. Su “fidelismo” incondicional, sin duda, era herencia directa de Haydée.
Los artículos de Celia constituyen una fotografía, o para usar una mejor metáfora, una toma (fílmica), de la Latinoamérica de esta primera década del siglo XXI. En ellos se siguen y reflexionan los momentos más conmovedores del proceso revolucionario bolivariano de Venezuela, dirigido por Hugo Chávez, que tanto ha influido a la presente generación. Ella lo siguió paso a paso, desde el referéndum revocatorio de 2004 (“El 15 de agosto tomamos el Palacio de Invierno”) hasta el referéndum constitucional de diciembre de 2007, al que le dedicó varias notas (“Sobre medusas, caracoles y Venezuela”).
Su declarada admiración por la Revolución Bolivariana, en algún momento dijo que las revoluciones cubana y venezolana eran como “un sistema doble de estrellas” (no olvidemos que era física de profesión); así como su afecto hacia el presidente Chávez, no le nubló nunca la razón, ni le impidió criticarlo cuando, por ejemplo, éste señaló que la lucha armada de las FARC en Colombia constituían un método pasado de moda (“El sacrificio de los hombres no se mide por las revistas de moda. Una nota para el camarada Hugo Chávez”).
En la hora oscura que vive Colombia bajo el régimen de Álvaro Uribe Vélez, mientras muchos renegaban de las FARC, Celia mantuvo su apoyo moral a los legendarios guerrilleros, dedicándoles sus reflexiones en los duros momentos del asesinato de Raúl Reyes y la muerte de Manuel Marulanda, Tirofijo. Al momento de su muerte planeaba un viaje a Caracas, donde se inauguraría un monumento en homenaje al máximo dirigente de las FARC.
Su honestidad revolucionaria se evidenció con claridad al defender a Ernesto Cardenal de los arteros ataques del gobierno de Daniel Ortega y, su crítica al sandinismo reciclado (”Elecciones rosa en Nicaragua”, artículo que dedicó a la memoria de Carlos Fonseca), le costó que le negaran la visa para entrar a ese país en julio de 2008.
El conjunto de artículos de Celia Hart Santamaría, compilados aquí bajo el título de Escritos Políticos (2003 – 2008), con toda seguridad serán de provecho para sus lectores, pues constituyen una escuela política ilustrativa y amena. Hemos procurado hacer las menores correcciones posibles para mantenernos fieles a su estilo, más marcado por los apuros del momento político que requería respuesta inmediata, que por la pulcritud del escritor de gabinete. La forma en que Celia hacía las citas bibliográficas constituyó un reto especial, pero hemos preferido dejarlas en lo posible tal cual.
La compañera Celia, sin duda, como cualquier ser humano tendría muchos defectos y debilidades, pero todos ellos se empequeñecen al lado de sus tremendas virtudes. Para ella, lo decía con orgullo, el ejemplo de sus padres, de su tío Abel, de la valerosa generación del Moncada y, por supuesto del Che, marcaban la pauta moral de comportamiento que debía seguir un revolucionario consecuente. Ella vivió bajo esos criterios.
Por eso la muerte la encontró redactando, la madrugada del infausto 7 de septiembre, una resolución de Revista de América en apoyo a los cinco cubanos presos en Estados Unidos.
Esta compilación de Escritos Políticos (2003 2008) evidencia que Celia Hart Santamaría fue más que una brillante escritora, fue una consecuente militante revolucionaria que usó la palabra como un arma de combate.
Olmedo Beluche
Panamá, enero de 2009
martes, 5 de mayo de 2009
El colibrí de la epopeya
Prólogo o motivos del libro inédito Los amores de Celia, sobre la mítica Celia Sánchez Manduley, paradigma femenino de la revolución cubana. A los 28 años de su entrada en la eternidad del ejemplo.
Celia era una presencia venerada en el periódico Juventud Rebelde aquel año 1970 cuando con mi maleta de pueblerina floridana llegue al diario Juventud Rebelde que entonces dirigía el inolvidable Jorge López Pimentel. Todos los elementos de belleza que había en el edificio del antiguo Diario de la Marina eran regalo de Celia.
De vez en cuando se producía un revuelo en toda la edificación, como un movimiento de olas o del estado de sorpresa que deja el paso de un colibrí. Era que Celia había pasado por el periódico dejando siempre un ramillete de anécdotas. Que si se le había roto el carro en una esquina próxima y venia a llamar por teléfono, que si la recepcionista no la reconoció y no quería dejarla pasar o si había traído un nuevo obsequio. Se comentaba que Jorge López tenia una relación particular, de cariño, con ella y que asistía a una suerte de tertulia donde ella oficiaba de anfitriona y receptora de informaciones o promulgadora de bromas que hacían época.
Nunca tuve la dicha de encontrármela en aquellas visitas furtivas y fortuitas, pero el clamor de la leyenda me llegaba por muchas vías diferentes. Rara era la persona que no tuviera algo que contar de ella, porque lo había vivido o porque otros se lo habían contado. Desde la donación de una maquina de coser, una silla de ruedas, o un refrigerador a personas necesitadas hasta las averiguaciones de quejas por mal funcionamiento de organismos o instituciones. Ella semejaba en la imaginación popular una diosa todopoderosa y justiciera, dones ganados con su dedicación y fidelidad a las gentes comunes y a Fidel, con quien se comentaba tenia una relación privilegiada de influencias favorables desde los días de la Sierra Maestra. En el imaginario colectivo ellos eran la gran pareja revolucionaria y de alguna manera se complementaban en las funciones de padre y madre de los combatientes de la montaña y del mismo proceso revolucionario.
Era imposible vivir al margen de Celia, porque en el susurro cotidiano de la esperanza de la solución de cualquier problema siempre ella aparecía. También en la complicidad del pueblo con sus ocultos sentimientos religiosos en épocas de ateismo científico oficializado. Se decía que la cadena en su tobillo era el símbolo de sus creencias y que al principio asistía al centro espiritista del Doctor Rene Vallejo en Nuevo Vedado como lo había hecho en Manzanillo, de donde se conocían y habían trabajado juntos por la Revolución. Dioses, espíritus, misterio formaban parte de su leyenda. Con el transcurrir de los años a mí me seguían llegando informaciones de primera mano, porque en el albergue de Juventud Rebelde, donde tantos años habité, comenzó a vivir también el profesor de filosofía de la Escuela Nacional de Partido Ñico López y ella era su alumna.
Celia murió el 11 de enero de 1980 para sorpresa de muchos que no estaban al tanto de la enfermedad que la corroía. Desde entonces se convirtió en un icono mas de los altares porque las creencias populares la situaron entre las deidades del panteón yoruba que veneran. Entonces me encontré a Celia entre Elegúa, Ochún Y Yemayá, la dueña del mar, de quien se decía Celia era hija legítima. También en sesiones espiritistas donde se invocaba su espíritu y se aseguraba que su familia tenia esa tradición. Y no faltan buenas y buenos cristianos que pedirían su canonización, con lo cual ella se horrorizaría porque su mayor encanto era esa combinación de diabla y santa, de ser Angélico y a la vez tremebundo.
En ese mismo enero de 1980, cuando Celia partía, apareció en mi vida alguien, que adoraba a Celia y fue la primera persona a quien le escuche decir: si Celia estuviera viva no pasaría esto y se refería al gran éxodo de ese año y también a unos amores no comprendidos. Aquella frase funcionó como un catalizador para mí que de pronto me sentí impulsada a averiguar por que La flaca, como le decían cariñosamente muchos de sus compañeros cercanos, había dejado ese sentimiento de orfandad entre hombres poderosos y entre una población a las que muchas veces escuche repetir esa expresión de añoranza y pena profunda.
En 1983 comencé a fraguar un proyecto que denomine Plan de reanimación Cultural de la Sierra Maestra. De pronto sentí una necesidad irrefrenable de irme a las montañas aquellas, de hacer algo por aquellos lugares que sostuvieron al Ejercito Rebelde y si no fuera porque los ortodoxos considerarían poca seria la afirmación, diría que aquello fue un llamado de Celia. Cobró forma la idea de conocerla, de investigar y escribir sobre ella, de averiguar como esa mujercita de apariencia frágil se le volvió indispensable al invicto comandante de la esperanza del Siglo XX, cuando no parecían visibles, para las gentes que siempre juzga por las apariencias, los ingredientes de la heroína. Ni era bella en el sentido que tradicionalmente se le concede a la palabra, ni fue sobresaliente como estudiante, ni tenia capacidad para la oratoria, aunque desde pequeña hubo muchos elementos que revelaban atisbos de lo extraordinario que alienta en lo común y no siempre se torna palpable, pero en ella alcanzo la consagración del mito.
La Celia que se fue levantada ante mis ojos según las apreciaciones de las muchas personas cercanas que entrevisté, la lectura de sus cartas, los hechos contados por ella misma, no es perfecta, gracias a Dios, porque como se sabe lo perfecto es enemigo de lo bueno porque no puede ser mejorado y el camino martiano del mejoramiento humano es infinito. Pero resulta un ser fascinante, una transgresora, una conjugación astral muy particular, donde los celos, el sentido posesivo, la pasión convive con una generosidad, un desprendimiento y un sentido de la entrega solo posible en una sensibilidad muy fina puesta de manifiesto en la intensidad de sus afectos, en la necesidad de la belleza y una concepción ecuménica de la existencia que hizo posible en ella aquel principio de que nada humano le era ajeno.
Para algunos siguió siendo siempre una guajira, alguien a quien faltaba refinamiento en el sentido en que el espíritu burgués interpreta a la vieja aristocracia. Quizás por las flores en su pelo y las alpargatas y porque su parte lúdica la impulsaba a hacer cosas que no parecían de buen tono, o porque llamaba las cosas por su nombre real o porque no tenía los artificios en que escudan algunos la denominada elegancia o la diplomacia. Otros por no ser complacidos en sus peticiones no comparten la devoción de la mayoría o fueron castigados por la severidad que también podía ejercer, o por su parcialidad apasionada que no le faltaba como a cualquier ser humano. No falta quien la encontraba disparatada en sus gustos y exagerada en su modestia.
A algunos les resultaban sospechoso sus relaciones amistosas con homosexuales a los que valoraba por su trabajo y hacía respetar independientemente de su tendencia sexual. Otros lamentaban su liberalidad en el trato con personas de ideología diferente y no faltaron los que sentían preocupados por su cercanía a Fidel y hasta trataron de mellar en ella pretendiendo que ella intentaba controlarlo y era un impedimento para la comunicación con él.
Desde la niñez en Media Luna Celia y sus hermanos escandalizaron por su manera liberal de vivir en consonancia con la educación donada por el padre, sus bromas y fiestas hicieron épocas y estremecieron los prejuicios de quienes se asombraban primero de cómo aquellas muchachitas correteaban a caballo o en bicicleta en tiempos en que todavía a las hembras les estaban vedados esos placeres. En la época de Pilón tampoco era bien visto que Celia manejara un auto como el más consumado chofer y anduviera desandando caminos peligrosos de día y de noche, mucho menos que regresara de un viaje a los Estados Unidos con una cadena rodeando su tobillo, algo que se consideraba
privativo de las mujeres de mala vida. Igualmente no concordaba con la moral la amistad estrecha con varones que no eran de la familia y mucho menos las reuniones después con hombres no conocidos en la zona cuando se estaba organizando la lucha.
No faltaron los que se sintieron heridos en su machismo cuando ella se fue convirtiendo, por derecho propio, en líder del Movimiento 26 de julio sin que nadie la nombrara. Y ese es precisamente un aspecto fascinante de su historia, como durante la lucha y luego del triunfo logró ser respetada por un poder que se ganó a pesar de las contradicciones de los revolucionarios, las etapas difíciles en una sociedad patriarcal, aderezada por una mezcla de paternalismo y glorificación del varón, incluso de parte de las mismas mujeres, a la que ella también sucumbía. Es harto conocido que todo aquel que se sale del rebaño, todo aquel que tiene luz propia, al decir de Martí, enfrentara la maledicencia, los prejuicios y la envidia de los que aceptan el yugo de las costumbres o lo que esta establecido y no sienten la impronta de revolucionar a su alrededor. A todos los que no se sintieron atraídos por sus encantos o no fueron beneficiados por su generosidad sólo puedo decirles que no se puede poner en duda la prestancia y encanto del silvestre romerillo bello y medicinal que se prodiga sin necesidad de cultivo.
La Celia que yo he descubierto me resulta verdaderamente adorable por iconoclasta, por su negativa rotunda a moldes prestablecidos y ataduras convencionales, por su defensa a ultranza de su libertad personal, de ser ella misma y la vez tener un sentido de la fidelidad y del deber puramente espartanos en la devoción a la causa que dedico lo mejor de sí misma: la Revolución cubana A lo sumo yo espero que los lectores, cuando se publique el libro disfruten como yo del encuentro con esta mujer de aristas diferentes que aportó a la gesta revolucionaria cubana lo mejor de las cualidades femeninas desde que las mujeres tuvieron que cuidar de la prole y el fuego y cultivar la tierra mientras los hombres se iban de caza, es decir proteger la existencia misma de la estirpe, porque aunque ella no parió era considerada la madre del Ejercito Rebelde y también la gran vestal que trataba a toda costa de conservar el fuego original de la revolución demostrando con su quehacer y su vida laboriosa, su rebeldía contra los dogmas ajenos al espíritu de la cultura cubana. He encontrado no pocos obstáculos para mi investigación por el celo con que se guarda en nuestro país lo que llaman problemas personales o vida privada de los héroes y heroínas, a los cuales se sacralizan en el afán de preservar a los ojos públicos los elementos que demuestran que eran seres humanos como cualquiera, que no están hecho de una sola pieza como algunas estatuas de mármoles, sino de contradicciones, pasiones, errores y su grandeza consiste en haber sobrepasado sus propias limitaciones y características para asumir los llamados de las circunstancias históricas y entregarse a la gran causa colectiva.
La propia Celia aseguró una vez que se empeñaba en guardar todos los papeles, las cartas, los documentos en medio de las duras condiciones de la Sierra Maestra para que luego se escribiera la historia verdadera y no historietas. Me he esforzado para que la mayor cantidad de documentos, grabaciones reproducidas, textos completos hablen directamente al lector y vayan componiendo la imagen que tengo de los sucesos; faltan muchos a los que no tuve acceso, por lo cual me vi obligada, justificada por la intertextualidad, a usar ampliamente artículos publicados en la prensa periódico cubana y hacer prácticamente una compilación para hilvanar la historia que todavía no esta escrita por los historiadores, la de la Revolución Cubana y la personal de Celia de la que existen innumerables documentos no desclasificados. Lamentablemente la historia verdadera es muy difícil de contar mientras una parte de sus protagonistas viven.
Esta aproximación o intento de retrato es también un homenaje voluntario al doctor Manuel Sánchez Manduley, que Celia hubiera querido hacer y no hizo porque era su padre. He aprovechado sus textos y los escritos sobre él para que los elementos históricos aparezcan narrados por quienes los vivieron confiando en que los lectores, como me sucedió a mí, disfruten del descubrimientos de hechos y sucesos que no suelen ser tenidos en cuenta como importantes pero forman los eslabones de esa cadena que es la memoria y es la historia que no solo construyen las personalidades relevantes, sino que se va levantando de a poco, desde pequeños hechos base de los sucesos productores de los grandes acontecimientos.
Por esa razón en este libro que he escrito la mayoría de los testimonios son de eso que llaman personas comunes, hombres y mujeres, mayoritariamente mujeres que tuvieron el privilegio de vivir con Celia los aspectos cotidianos de la existencia, pero desde sus posiciones construyeron también jirones de la Historia, con mayúscula. En la sucesión de los sucesos protagonizados por Celia muchas de esas gentes fueron decisorias por momentos. La guerrilla no se hubiese podido mantener si desde el desembarco del Granma no hubiese contado con campesinos que por humanidad primero y convicción después ayudaron a su sostenimiento, sin los arrieros, los mensajeros, sin las mujeres que cosían los uniformes, sin las que se arriesgaban a conducir los carros a la hora de transportar a los combatientes de una ciudad a otra y luego del triunfo sin ese personal anónimo que propicia mejores condiciones al trabajo de las grandes figuras, por eso Celia se llevaba a la cocinera Ernesta y Ana Irma su ayudanta en la casa, a las tribunas porque las consideraba trabajadoras tan meritorias en sus tareas como cualquiera que tuviera otras misiones de connotaciones mayores.
También aparecen grandes figuras, de las que no se puede prescindir y están reflejadas en sus aspectos menos conocidos, los de las contradicciones, los desentendimientos y polémicas que lejos de achicarlos los agigantan porque demostraron que por encima de todo estaban dispuestos a dar la vida por Cuba y querían lo que creían mejor para el país. No faltan los que se sumaron alguna vez al carro de la Revolución y luego se salieron cuando esta se radicalizó, pero ellos también forman parte de la Historia y sus hechos o testimonios tienen valor independientemente de sus actitudes posteriores.
No pretendo que este acercamiento sea una biografía, pues comparto con Freud el criterio sobre el genero, es decir, en realidad es casi imposible conocer todas las aristas de una personalidad, toda la riqueza interior de alguien y aunque una se atreva a imaginar o construir una imagen siempre será la mirada particular del que mira, que no es lo mismo que ver.
No es tampoco la historia de su vida porque tal empeño requeriría de años de investigación y seria necesario, prácticamente, hacer la historia de la Revolución y de Fidel, pues desde diciembre de 1956 hasta el 11 de enero de 1980, fecha de su muerte, la vida de Celia estuvo dedicada a Fidel y él fue la persona fundamental en su existencia y ambos son protagonistas de una relación que el mismo ha calificado de muy especial, aunque nunca ha querido hablar de ello, según le expreso al cineasta Oliver Stone en la película Comandante.
Se trata tan solo del intento de acercarnos a esa persona que fue Celia Sánchez Manduley a través de mi propia subjetivad y la subjetividad de quienes accedieron a brindar su mirada, porque desde mi punto de vista la objetividad es absolutamente relativa en estos casos. Nadie puede pedir objetividad cuando los juicios los hacen los sentimientos. Y lo que quiero en definitiva es que se asomen al interior humano de esa mujer llamada Celia Esther de los Desamparados, como decir a los vuelos del colibrí o al boceto para el retrato de una transgresora, que para mí es el paradigma femenino de la Revolución Cubana.
Campesina bien cantada
Desde una historia tremenda
Flor en sublime leyenda
De futuro y madrugada
Abeja maravillada
Cuando brindas tu mantel
De abanico, patria y miel
Para la sed del camino...
Luna especial del Turquino
A la altura de Fidel
¿En que llama tu crisol
forjo una rosa mas fuerte
si llega y cruza la muerte
Y tu sigues bajo el sol?
¿Que filtros de tornasol
en tus virtudes consigo
cuando huérfano me digo
callado y meditabundo:
que otra cosa tiene el mundo
para compara contigo.
Raúl Ferrer
Soledad Cruz
viernes, 1 de mayo de 2009
Entrevista a Celia Hart en Argentina.
David Rey.- Tras la enfermedad de Fidel, se habló mucho de qué va a pasar en Cuba cuando él ya no esté físicamente presente. Algunos hablan de la necesidad de una transición siguiendo el modelo de China ¿Qué pensás de todo esto?
Celia Hart.- A partir del 31 de julio del año pasado, cuando se anunció el cese temporal en las funciones de Fidel, se nos vino momentáneamente el mundo encima. Por vez primera comprendimos que Fidel se moriría alguna vez. A quien nos acusa de culto a la personalidad, etc. siempre le respondo que los líderes juegan un papel crucial en la historia de los acontecimientos.
Precisamente por ser revolucionarios y vivir eternamente en lucha, son en general los primeros que mueren, el punto de mira del fusil enemigo: Rosa, Lenin, Mella, el Che, etc. Fidel es el hombre en la historia que más atentados ha sufrido...más de 600Por lo tanto sería absurdo para los revolucionarios no valorar el milagro de que esté vivo sin haberse perdido un solo momento de la revolución en todas partes del mundo.
Esos meses primeros fueron dolorosos (yo los reflejé en mi artículo Fidel desde mi Balcón ). Fueron meses bien difíciles para los revolucionarios. Aunque no fue difícil para la administración del gobierno de mi país, que contra todo vaticinio marchó como relojería La administración de Cuba no corre el menor peligro: la economía subió el año pasado el 12,5%, la mortalidad infantil se redujo al 5,3 por mil, se desarrolló normalmente la Cumbre de los Países no Alienados, se están atendiendo problemas centrales en la economía, incluso viejos problemas, el parlamento funciona sin tropiezos y muchos ejemplos más.
Ese no es el problema. En casa hay buenos administradores y gente talentosa. Tampoco existe el peligro de que vengan los EEUU a invadirnos. Eso lo pueden descartar. Y si lo hacen será peor para ellos esta vez. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias están más preparadas que nunca y hasta los niños saben qué hacer. Imagina lo que es un Iraq multiplicado por un millón, con una unidad de convicciones inmejorable. Los Estados Unidos no podrán pagar ese precio.
La dificultad está en que lo que hacía Fidel, su voz, su palabra hablada formaba parte de las armas más eficaces de la revolución. Fidel significó mucho con la palabra hablada y con la batalla de ideas, desde que nacimos. Él mismo se ha dado cuenta (pienso yo) y nos arrulla con sus REFLEXIONES diarias, no cesa de estar en la lucha. Obviamente no puede mantener la misma presencia pública que antes. Ya es algo, pero no sustituye su voz, su acento, su mirada. Los periodistas que le leen no lo pueden imitar.
Es verdad que en Cuba hay personas y sectores que puedan pensar, que podemos hacer una transición al estilo chino hacia el capitalismo. Sobre todo porque todavía no logramos acá caracterizar a China como un modelo capitalista centralizado y en algunos sectores le llaman “socialista” Aunque cuando preguntaron a compañeros como Ricardo Alarcón (Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular) o al Ministro de Finanzas sobre esto, ellos respondieron que no habría este tipo de transición, no por que China, como pienso yo, se haya convertido en un país capitalista (lo que está provocando allá problemas sociales graves), sino porque son dos países con idiosincrasias diferentes.
Pero sí pienso que existe un sector Cuba que ahora defiende esta perspectiva con más tranquilidad y confianza. Eso sí es un peligro, no reconocerlo sería infantilismo político. Si bien en Cuba no existe un Stalin, el peligro de que pueda haber una tendencia hacia la restauración capitalista, aunque sea lenta, sí existe. De hecho lo expresó Fidel poco antes de enfermarse, en noviembre del 2005.
También es verdad que hay síntomas que expresan una tendencia diferente, por ejemplo se centralizó el mercado de cambios de monedas, ya no circula el dólar en Cuba. Pero, afortunadamente, el contrapeso fundamental a una versión china de mi revolución es la existencia del proceso revolucionario venezolano, que cada vez se va radicalizando más a la izquierda, y eso jalonea al proceso cubano de cierta forma, porque muchos de los revolucionarios que en Cuba dejaron de hablar de socialismo, por sustituirlo con los términos ecuménicos de “justicia social”, “un mundo mejor”, todo proveniente del “altermundismo”, ahora ven que en Venezuela se habla de Socialismo con gran naturalidad, y ahora ellos también quieren hablar de socialismo, más allá de los epítetos extraños que algunos le quieren poner al socialismo: del Siglo XXI, aquel que es posible hacer sin expropiar a los capitalistas locales, etc.
Aquella frase del Che que “al Imperialismo...ni un tantico así” es extensible a las burguesías autóctonas que nos ofrecen, desde que Rosa Luxemburgo tuvo que combatir a Eduard Bernstein hasta el actual senado brasileño que se opone a Chávez en el MERCOSUR. Aprovecho para expresar cuántas revelaciones tiene que ofrecernos “DIOS” para saber, que tal como decía el Che son “el furgón de cola del Imperialismo”.
David, Cuba no es indiferente para ningún revolucionario del mundo. La revolución cubana ha tenido mejor suerte que otras revoluciones, como la rusa. No sólo porque Fidel está vivo todavía, que sería el equivalente a Lenin, con todo las oscilaciones propias de un Jefe de Estado en circunstancias de stress internacional sin precedentes, sino porque la izquierda en sus diferentes variantes, con los mejores intelectuales del país, están en Cuba luchando por el Socialismo, que no fue el caso de la URSS cuando triunfó el estalinismo o cuando cayó el Muro de Berlín... Eso es una ventaja que tenemos. Otra, que 70 años de experiencia en Europa del Este, los problemas de China, la muerte de la revolución nicaragüense en los 90, etc. nos sirven de experiencia....que es oro; pero más que nada por lo inédito de ver cómo pueden desarrollarse una comunión de revoluciones (no traicionadas) y pueden aliarse. La relación con la joven revolución bolivariana nos expande el horizonte y nos obliga a profundizarnos más y más.
Es una comunión que, a pesar de lo lenta que va la revolución en Venezuela Bolivariana a diferencia de cómo se dio la cubana hace casi 50 años, ya expresa de manera irrefutable, sus vínculos, sus contradicciones. Nunca habíamos visto un proceso semejante.
Ahora vuelven a aparecer términos y debates que hace mucho tiempo no existían, como el de “revolución socialista o caricatura de revolución”, etc.; pese a que cuando yo publiqué mis primeros escritos, mucha gente se quedaba extrañada diciéndome de qué socialismo hablaba, o qué era eso de la revolución permanente, Trotsky, y todo lo demás.
Ahora vuelve a abrirse una discusión, sobre todo en determinados foros (como el de los economistas, o el que tuvo lugar recientemente y se llamó “de Marx a ahora”), muy vinculados a la intelectualidad de Venezuela, y yo pienso que hay una oportunidad para que la izquierda mundial y la intelectualidad radical vengan a Cuba y Venezuela, que participen en estos debates y se comprometan con la realidad de nuestros países.
Cuando me preguntan por el futuro de Cuba, como imagen digo...”el Futuro de Cuba pasa también por las calles de Caracas, y los camaradas venezolanos están defendiendo también la permanencia de la Revolución Cubana. Tienen una responsabilidad enorme.
Es por eso que el apoyo a ellos, el apoyo irrestricto (siempre crítico) a los avances prodigiosos del discurso de Chávez es ahora nuestra principal trinchera....Sin abandonar lo que tenemos en casa”...Es pues ver cómo las tesis de la Revolución Permanente de aquel ruso en 1905 se manifiesta un siglo después.
Por eso. a una transición estilo China, que es mi terror, se le contrapone de manera desafiante la Venezuela cada vez más radical. ¿Quién ganará? A los revolucionarios no nos gustan las apuestas. Mientras otros piensan entre lo uno y lo otro nosotros lucharemos sin descanso para que venza la única opción que merece la escandalosamente bella y coherente revolución de Fidel Castro.
D. R.- En tus escritos vos has destacado la afinidad de los pensamientos e ideas de Trotsky y el Che Guevara. Durante décadas parecía que hubiese un muro de separación entre aquellos que se consideraban trotskistas, comunistas y guevaristas y sobre la concepción que cada uno tenía sobre estos dos dirigentes revolucionarios ¿Qué podés decirnos al respecto?
C. H.-Por paradójico que parezca cuando yo empecé a leer a Trotsky sus escritos me resultaban de cierta forma cercanos, conocidos en la misma línea que los del Che Guevara.
Al Che Guevara le ha sucedido lo que, lamentablemente, les pasó a tantos revolucionarios, que fueron apropiados por los partidos estalinistas dándose una visión distorsionada de sus ideas y pensamientos lo que creó ciertos prejuicios en otras tendencias revolucionarias y socialistas, como la trotskista. Estos partidos estalinistas se han transformado ahora en casi todos los países en partidos reformistas, exceptuando a maravillosos compañeros de los PC’s con los que tenemos numerosos puntos de contacto y acercamientos muy grandes. De hecho, yo misma vengo del PC, del PC cubano. Aprovecho para decirte que estamos en el punto donde podemos trabajar con los partidos de todas las tendencias marxistas sin demasiadas complicaciones. Ese fue otro de los regalitos que nos ofreció “el desmerengamiento” (palabra de Fidel Castro) del socialismo real.
Cuando yo conocí las ideas de Trotsky reconocí las mismas ideas que de una u otra forma había aprehendido del Che Guevara: La Revolución Permanente, sobre el Desarrollo Desigual y Combinado en los países de capitalismo atrasado, sobre el Internacionalismo, en sus críticas a la burocracia soviética. Baste volver a leer con cuidado El Socialismo y el Hombre en Cuba, o el Mensaje a la Tricontinental o el Discurso de Argel para reconocer cuáles eran los resortes del Che, su crítica feroz a lo que él mismo llamó “Potencias Socialistas”. El internacionalismo como necesidad para seguir siendo revolucionario. Un internacionalismo militante y comprometido hasta los tuétanos.
De esta suerte, tanto el Che como Trotsky cayeron en el mismo limbo. La izquierda trotskista, en casos fundamentales como la argentina, considera al Che tan sólo como mártir o héroe, no le han reconocido sus aportes reales, concretos, explícitos a la teoría revolucionaria... Tan sólo porque los guevaristas muchas veces exaltaron su perfil guerrillero nomás. Por otro lado. los trotskistas (en general) se vuelven alérgicos cuando les hablan de guerrillas o de pólvora...Cuando el primer guerrillero de la URSS fue el que organizó, centralizó el Ejército Rojo. Ahora acá en Buenos Aires me han regalado el libro de los apuntes militares de León Trotsky ¡Y hay que ver no más sus espléndidos criterios sobre la guerra revolucionaria! El derecho a la violencia de los explotados sobre los explotadores la defendieron los dos, clara, explícita y recurrentemente.
También ambos tuvieron defectos, como todos los revolucionarios, como todos los que intentan algo en este mundo, siempre pueden equivocarse. Hemos sido víctimas de la desarticulación más espantosa con esa separación en espacios cerrados de los mejores marxistas.
Y eso de trotsko-guevarismo no es nada nuevo. No creo que lo que yo defienda sea novedoso. Néstor Kohan me ha regalado un libro de Carlos Rossi (seudónimo) donde habla de estos mismos temas, que yo recién descubro. Sí, soy una tonta descubriendo el agua tibia, como decimos en Cuba. Pero las circunstancias me obligaron a ello.
Además, me consta que el Che leyó a Trotsky y que compartía sus posiciones internacionalistas y sobre otros temas. Baste mirar una vez más la entrevista que Orlando Borrego le concedió a Néstor Kohan, que es recogida en su libro “El sujeto del Poder”. Por ejemplo, Ernest Mandel ya intentó algún tipo de acercamiento entre ambas corrientes; o gente como Michel Lowy en su libro sobre el Che también menciona esta afinidad entre el Che y Trotsky. Lo que ha pasado ahora es que yo vengo de la Revolución Cubana, no milito en ningún partido trotskista y resalto la figura de Trotsky. Lo único que planteo es que los camaradas trotskistas reconozcan en el Che Guevara a un camarada de lucha, que lo lean y que se den cuenta de que no hay dos pensamientos más afines que los de ellos. Incluso en las contradicciones entre uno y el otro, pese a la diferencia en el tiempo, se nota que van por el mismo camino, y ante las mismas dudas proponen las mismas respuestas. Lo mismo le digo a los guevaristas...que conozcan a León Trotsky un poco más allá de los propios partidos, que no lo rechacen per se.
Hace dos o tres año mencionabas la palabra Trotsky y parecía que evocabas al diablo. Yo creo que eso ha cambiado y creo también que el camarada Hugo Chávez en su espléndida oratoria y transparencia ha ayudado a desmoronar todas esa cortinas férreas que hubo de acompañarnos tanto tiempo.
En el libro del Che recién publicado en 2006 en Cuba “Apuntes Críticos sobre el manual de la Economía política de la URSS” (Aunque Carlos tablada ya había usado parte de ese libro en su maravilloso libro “Pensamiento Económico del Ernesto Che Guevara”, y luego Orlando Borrego lo contenía parcialmente en su “Camino al Fuego”, este libro sale tal cual lo quiso el Che con otros apuntes inéditos en este libro que te menciono). El Che hace un análisis supercrítico a la URSS, al punto de decir que estaba “marchando al capitalismo”.
Si lees La Revolución Traicionada de Trotsky y luego lees éste verás una consecución en el tiempo y el espacio, de las mismas críticas; exactamente en el mismo sentido. Por eso debemos ser capaces de entender que teniendo en cuenta las circunstancias concretas de su respectivo accionar, ambos tenían el mismo camino hacia el sistema socialista: la Revolución Permanente, a lo que el Che llamó “revolución ininterrumpida”.
Por eso afirmo que fue el Che quien “me ganó” (como les gusta a ustedes decir) para el trotskismo.... o mejor a la trotskedad.... que no implica por supuesto militar en ninguno de los actuales partidos. Tú por ejemplo vienes de Ted Grant, otros de Moreno, otros de Posadas, de Pablo, Mandel, Lambert, etc. Yo provengo entonces del “tronco” del Che Guevara. Así es, para que me sigan criticando; “trotskizo” al Che en el misma medida y proporción que “guevarizo” a Trotsky. No es el caso, pero lo mismo puedo decir de Rosa, Mariátegui, Gramsci, etc. a los que nuestros perversos enemigos tratan de dividir y nosotros convertimos en sectas estrechas.
Los pensadores marxistas... los que de verdad han servido a la causa revolucionaria, con la palabra o con el fusil, mantienen una coherencia exquisita y una misma cadencia. Incluso en sus errores. Sucede que en el caso de Trotsky y el Che el desentendido ha llegado a niveles de escándalo de uno y otro lado de la barra. Por eso soy trotsko- guevarista –mariateguista-gramscista-luxemburguista...etc.
Deberíamos definir un término que recoja todos aquellos marxistas que se alejaron del pensamiento oficial de Moscú y marcharon a pesar de su ortodoxia comunista a contracorriente del oficialismo. De hecho al Che como a Mella muchos oficialistas los acusaron de trotskistas ¿Tendrían razón?
D. R.- Vos sos una defensora entusiasta de la revolución bolivariana y del carácter socialista de la misma. También has manifestado que la revolución venezolana es clave para la revolución socialista latinoamericana. A comienzos del año, Chávez propuso la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En la izquierda revolucionaria de Venezuela y de América Latina se ha dado todo un debate sobre la actitud que deben tener los marxistas hacia este partido, si ingresar en él o mantenerse al margen ¿Cuál es tu posición?
C. H.-Yo creo que hay que participar en la construcción del PSUV. Por eso felicito mucho a los marxistas venezolanos que han entrado y apoyado el PSUV. Lo que no quiere decir que no haya grandes retos. No va a ser miel sobre hojuelas. Va a haber una batalla fuerte. Es un partido al que también han ingresado muchos burócratas y reformistas, pero es una misión de los marxistas, que creemos en el frente único revolucionario, dar allí dentro la batalla porque allí es donde está lo más revolucionario de Venezuela.
Psicológicamente hay que entender que Chávez es una figura revolucionaria y tiene una autoridad tremenda en el pueblo, y el pueblo lo sigue. Hay gente que tiene el problema de disminuir el papel subjetivo de las personas y de los dirigentes populares; lo cual es contradictorio. Porque mientras que elevan a la categoría de figuras bíblicas a Marx, Lenin o Trotsky, pese a los errores que pudieron haber cometido en determinados momentos, intentan disminuir la importancia de Chávez o Fidel en el proceso revolucionario, lo cual es un error.
Las personalidades son producto de las circunstancias, surgen como consecuencia del devenir histórico. Como soy Físico te pongo un ejemplo ilustrativo, amén de ser llamada positivista (¡soy llamada de tantas maneras!):
Cuando una fuerza aplicada sobre un péndulo se implementa con la misma frecuencia de la oscilación, ocurre la resonancia. Que es un fenómeno muy útil pues incrementa al máximo la amplitud de la oscilación. Pues bien, Chávez con su acción, su palabra y, por fortuna, por haber llegado al poder encontró que su frecuencia era la misma que la frecuencia interna de la oscilación histórica, y se produjo la resonancia.
Negar esto es como negar las olas del mar. Tal cual , hay que entrar en resonancia con el proceso revolucionario ....eso sí, sin perder las perspectiva de lo delicado que es un partido político con más de cinco millones de aspirantes, después de la resaca del fin de los partidos, el fin del socialismo, etc.
Fíjate David, no ha pasado demasiado tiempo desde los espantosos años 90 cuando casi todos perdimos un poco la fe en los partidos y esta gran construcción. Es por eso que dialécticamente debemos comprender a los que les repelen este partido por experiencias amargas anteriores. Ustedes en la Argentina tuvieron la explosión del MAS que dejó marcado para siempre a los trotskistas de este país. Es por eso que debemos hacer un trabajo mancomunado para que funcione este instrumento que tanto necesita la revolución. Pero debemos estar en él. Fuera de él es poco lo que puede hacerse. Por supuesto que hay que fortalecer otras instancias, que sirvan de contrapeso clasista como son las secciones sindicales, pero hay que convencer a todos los compañeros a que den este paso, y desde allí organizarse y ver cómo se las van a arreglar Sé por demás que para muchos compañeros que llevan años organizándose no debe ser fácil.
Yo no estoy de acuerdo con esos grupos que creen que su organización o aparato es más importante que la impronta y su papel en la sociedad. La organización por la organización es una exageración. La organización es importante, y su articulación interna también. Lo sé porque fui de alguna manera dirigente de base del PCC en varios momentos, y en la medida que el funcionamiento interno era mejor más podíamos hacer en las tareas concretas donde actuábamos, pero con los métodos que la realidad te permite. Sabiendo que el aparato es un medio y no un fin en sí mismo.
Debemos no tenerle miedo a los fantasmas del pasado y entregarnos con fervor a construir este partido revolucionario. Quienes más experiencia tenemos somos los que nunca renunciamos a los partidos...Los reformistas dejaron de militar, por tanto tenemos muchas ventajas sobre ellos. Demostrar esa ventaja será nuestra tarea.
La construcción del PSUV es una victoria para todos aquellos de todas las tendencias marxistas, que en los difíciles momentos siempre creímos que Lenin tenía razón, que sin partido revolucionario no hay socialismo. Hacer verdad esto en un gigantesco partido es nuestro reto, porque será un gigantesco reto la construcción del socialismo en Venezuela. No aprovechar esta circunstancia es algo que la historia no va a perdonarnos. Tenemos que arremangarnos la camisa y luchar. De seguro que nos equivocaremos en muchas cosas, pero la mayor equivocación es no hacer nada y meter la cabeza en la arena.
Otra cosa, si ves hablo siempre en primera persona del plural. “Nuestro Partido” ¿Por qué? Porque algo que no creo que tendría éxito este partido si no comenzamos a organizarnos de una buena vez los revolucionarios...Al menos en el Continente.
Es gracioso, pero ahora la “Internacional” comenzará por aquellos países que Carlos Marx no conocía, incluso a los que no entendió muy bien. Pero sigue siendo la Internacional de Carlos Marx. No sólo debemos comprometernos, juzgar, equivocarnos, etc. los que no seamos venezolanos. Esta vez no podrá hablarse de “intereses nacionales”, como el PCUS soviético post-Lenin.
Aun así los trabajadores de Latinoamérica deberíamos retomar aquello que se realizó en La Habana de los 60, la OLAS, o la Tricontinental. Allí se reunió todo el mundo revolucionario por vez primera... Desde la URSS y China como potencias socialistas hasta los guerrilleros de Centroamérica, VietNam en plena faena, etc....Más que los foros estos: horizontales, me gustaría ver una reunión con la resistencia de Iraq, Palestina, partidos marxistas etc. Todo aquel que le conteste a la burguesía en todas sus ramas y connotaciones. Pero eso está bien lejos. Por lo pronto, empezar a edificar el partido Socialista de la Gran Colombia es crucial para el éxito del PSUV. Sólo comenzar a pensar en eso nos ayudaría a quitarnos el susto.
Yo estoy escribiendo ahora un artículo sobre esto, que se llama “PSUV o partido revolucionario de la Gran Colombia” y digo que, aunque lo más importante es construir el partido revolucionario en Venezuela, esto todavía no está hecho. Hay que hacerlo y construir el programa y comprometer a los trabajadores en eso. Y el PSUV nos da esta oportunidad trabajando en su interior, ayudando a construirlo porque pertenece al pueblo revolucionario de Venezuela. Y que ese ejemplo hay que empezar a extenderlo por toda América.
Hay que construir frentes comunes aprovechando la circunstancia que da Venezuela, no sólo en el aspecto ideológico, sino también en con los medios y posibilidades que da la revolución. Por ejemplo el gobierno editó un millón de ejemplares del Manifiesto Comunista para su distribución gratuita. Y de ahí tenemos que buscar todo el apoyo necesario para estos compañeros revolucionarios. También ingresaron algunos compañeros del PC, pese a que sus dirigentes dijeron que no.
Habrá que ver cómo se agrupan y unen todos los marxistas en el PSUV. Pese a que Chávez dijo que no habrá tendencias, eso está por ver. Con todo el respeto que me merece. Pero no creo que no vaya a haber tendencias. Porque si están los reformistas de un lado y los marxistas del otro, el surgimiento de tendencias va a ser inevitable. Si el ala que debemos defender se convierte en una fuerza importante, yo creo que Chávez, como yo creo que poco a poco está haciendo, se va a decantar por esta ala, a pesar de la burocracia y la corrupción que también existe en sectores de su entorno. Está en su carácter. Fíjate que en lugar de ir a la reunión del MERCOSUR, anunció que irá a Rusia a comprar armas para defender la revolución. Al MERCOSUR la tildó de organización capitalista ¡Dios mío! Cuando yo decía eso hace un año era poco menos que una “terrorista” y una “sectaria”. Ya ves cómo cambia el panorama.
Entonces, todos a fomentar el partido. Yo sé que ustedes, los de la Corriente Marxista Internacional, han hecho un gran trabajo en esto. Creo que de alguna forma ha llegado la hora para que todos los trotskistas nos encontremos (con nuestras dudas y apreciaciones diferentes) allí adentro.
Hugo Chávez y su revolución han roto el celofán para una verdadera revolución en el Continente que, parafraseando al Che, será socialista o será una caricatura. Es lo que merece entre otras cosas la revolución cubana que aguantó ella sola los embates del Fin de la Historia. Este Partido es nuestro mejor premio. Hagámoslo juntos, pues.
D. R.- No cabe duda de que América Latina está a la vanguardia de la revolución mundial, lo que contrasta con la situación que existía hace 10 ó 15 años ¿Qué perspectivas ves a este proceso y qué recomendaciones darías a los revolucionarios del continente?
C. H.-El péndulo a la izquierda que hemos agarrado en contrapeso al neoliberalismo de los años anteriores ha sido espectacular. Pero tampoco me dejo llevar por las expectativas. Porque también han ocurrido eventos medio raros. Por ejemplo, el proceso que hubo el último año en México, con Atenco, Oaxaca, o la Convención Nacional Democrática de López Obrador. Yo pensé que iban a tener un impacto mayor, con las grandes movilizaciones que hubo, por lo que significó la comuna de Oaxaca, y todo eso. Yo tenía grandes expectativas, pero no triunfó. De alguna manera la izquierda no supo sacarle la tajada, a mi juicio, a la situación, independientemente de que algunas tendencias revolucionarias tuvieran un crecimiento muy importante. Tanto el Subcomandante Marcos como López Obrador podían haber tomado el ejemplo de Cuba cuando Batista dio el golpe de Estado, considerar eso un fracaso y de ahí seguir avanzando. También tenemos muchos “amigos” como es el caso de Tabaré Vásquez en Uruguay, con las expectativas que creó al principio y ahora quiere reconciliarse con los responsables de la dictadura sacando una ley del punto final; o el caso de Lula en Brasil. O sea, reconociendo este giro general a la izquierda, también vemos estos toquecitos a la derecha. Por eso no podemos confiarnos, debemos afianzarnos más. Habrá que ver qué pasa en el Ecuador; ver hasta dónde llega el proceso en Bolivia, que es muy contradictorio, con un presidente que es un dirigente social en un proceso diferente al de Venezuela.
Lo que pienso es que no debemos perder mucho tiempo, que el péndulo puede irse a la derecha. Sarkozy ganó en Francia y Mauricio Macri puede ser que gane la alcaldía de Buenos Aires. Con toda la interpretación que pueda hacerse, son señitas de derecha. De ahí mi preocupación y mis prisas.
Por eso me dedico a escribir todo lo que puedo, porque es lo que puedo hacer en este momento. Y tenemos que reforzar los puntos de contacto entre los revolucionarios de América Latina, tratar de ver si de verdad seremos capaces de funcionar como una organización revolucionaria entre tantos compañeros con los que hablo, si vamos a alcanzar la mayoría de edad, superar los problemas subjetivos, de divisiones entre revolucionarios y demás, y vamos a plantearnos un programa de acción mínimo común.
Mi recomendación es que debemos unirnos, que necesitamos el partido en Venezuela, que necesitamos el partido en Argentina, y en todas partes, porque es quien puede canalizar todas nuestras energías.
D. R.- Por último, Celia, cómo valorás tu estancia en Argentina, la presentación de tu libro y demás actividades
C. H.-Muy bien que me preguntas. Me ha ido muy bien, excelente, nunca me pude imaginar algo así. Pero aprovecho para decirte algo en lo que he meditado mucho para entender tal bienvenida. Como dije en la charla, me pasó como a Charlot en “Tiempos Modernos”, la emblemática película de Charles Chaplin. Cuando pasaba una huelga y de casualidad él sale inocente de una alcantarilla y le colocaron la bandera roja y él daba tumbos para acá y para allá con la bandera. Más o menos así: Yo tengo muchos atributos que no dependen absolutamente nada de mí. Provengo de la revolución cubana, mis padres son revolucionarios fundamentales de ella, y yo tan sólo he sido medianamente consecuente con eso, junto con cierta pericia de juntar letras, ahí está. Lo importante es que León Trotsky y el pensamiento radical están en el alma de las personas de este momento, se dio entonces en este instante el fenómeno de resonancia que te conté arriba, tan sólo momentáneamente. Fíjate nomás que Chávez habla de Trotsky, de Gramsci y con eso se hace más popular, eso implica que el pensamiento de la revolución y el internacionalismo pertenecen al momento histórico que vivimos. Curiosamente empieza a ser tema popular. No he hecho nada en mi vida que merezca las atenciones que me ofrecen, es porque ando en sintonía con las circunstancias, casualmente, como el Charlot de la alcantarilla.
La otra punta de la madeja es porque, prácticamente silvestre, me alinié con las ideas del marxismo radical: Busca que te busca a pesar de que me lo ocultaron por mucho tiempo, como a muchos otros, Trotsky se me aparece en el momento adecuado en las circunstancias justas. Le conozco poco antes de la caída del muro de Berlín, y eso hace que su pensamiento resulte fresco y renovador...
De tanto perseguir el camino radical e internacionalista de la revolución cubana, esa historia subyacente, pero evidente en Cuba...que comienza con José Martí y su partido de clase para poder lograr nuestra tardía independencia, Julio Antonio Mella (también acusado de trotskista) por el tristemente famoso Vidali; La Joven Cuba y Antonio Guiteras, las sucesivas confusiones estratégicas del Partido Socialista Popular (con Machado, con Batista), el Asalto al Cuartel Moncada , donde mi tío Abel Santamaría y mi madre participaron junto a Fidel; la fundación del movimiento 26 de Julio donde fueron mis padres fundadores y que encarnó el ideal de un movimiento de vanguardia que descartó cualquier opción electoral (a diferencia del PSP), el PSP era el antiguo Partido Comunista de Cuba, que tan sólo dejó de llamarles aventureros un año antes del triunfo. Fidel y su mirada inmensa y profunda en los procesos revolucionarios. Si alguna revolución puede enseñarse como permanente y sin etapismos confusos, ¡ésa es la nuestra! Por último, el Che en su intangible verdad....eso no más me acercó al trotskismo.
Ahora la realidad que vivimos, cuando los resortes para la supervivencia de la revolución más duradera y consecuente de la historia, pasan por otra revolución, los principios del Viejo toman carne y hueso.
Se me amontonan todos estos factores encima....Muchos me dicen sorprendidos “¿Y cómo se puede ser trotskista en Cuba?” Yo les respondo con un infinita seguridad “No: cómo se puede no ser trotskista en Cuba” Con la tradición revolucionaria de nuestra historia y nuestra tradición internacionalista por excelencia.
En un reciente encuentro, el pensador y revolucionario cubano Frenado Martínez Heredia sentenció: “El pensamiento marxista forma parte sustancial de la cultura de Cuba”. Me puse a pensar en qué otra parte del mundo ocurre igual; no se me sumaron muchos países. En Cuba no aceptamos a ningún dictador, no hubo ni un solo desaparecido, con los crímenes del Moncada se levantó el pueblo cubano y hubo de ser indultado Fidel Castro, no tuvimos miedo, ni en Girón ni con la Crisis de los Misiles, fuimos participantes insignes del derrocamiento del apartheid en África, destruimos las tesis de Fukuyama enarbolando la consigna de Socialismo o Muerte. Ya vamos casi para 50 años de revolución, hemos bañado de médicos y maestros el mundo.
Trotsky también nos pertenece porque estuvo “silvestre", quizás en estos acontecimientos, él y el resto, en perfecta armonía con el Sol, el ron y el tabaco. Por eso te digo David, que entré en esta historia por contrabando, con cierta inocencia, tratando de lograr la coherencia que había aprendido desde niña con el pensamiento marxista del mundo.
Eso sí, te digo camarada, para quitarme la banderita roja de Charlot en “Tiempos Modernos”, ahora habrá que matarme.
D. R.- Muchas Gracias Celia y hasta la próxima
C. H.-Gracias a ti y nuevamente a El Militante y a la Fundación Federico Engels por hacerme vivir momentos tan felices....Ustedes son especialistas en eso...en hacerme feliz.
David Rey - El Militante
05-Julio-2007
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