jueves, 29 de enero de 2015

Fidel Castro: Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria




Fidel en la Universidad de La Habana, 3 de septiembre de 2010.

Queridos compañeros:

Desde el año 2006, por cuestiones de salud incompatibles con el tiempo y el esfuerzo necesario para cumplir un deber —que me impuse a mí mismo cuando ingresé en esta Universidad el 4 de septiembre de 1945, hace 70 años—, renuncié a mis cargos.
No era hijo de obrero, ni carente de recursos materiales y sociales para una existencia relativamente cómoda; puedo decir que escapé milagrosamente de la riqueza. Muchos años después, el norteamericano más rico y sin duda muy capaz, con casi 100 mil millones de dólares, declaró ―según publicó una agencia de noticias el pasado jueves 22 de enero—, que el sistema de producción y distribución privilegiada de las riquezas convertiría de generación en generación a los pobres en ricos.
Desde los tiempos de la antigua Grecia, durante casi 3 mil años, los griegos, sin ir más lejos, fueron brillantes en casi todas las actividades: física, matemática, filosofía, arquitectura, arte, ciencia, política, astronomía y otras ramas del conocimiento humano. Grecia, sin embargo, era un territorio de esclavos que realizaban los más duros trabajos en campos y ciudades, mientras una oligarquía se dedicaba a escribir y filosofar. La primera utopía fue escrita precisamente por ellos.
Observen bien las realidades de este conocido, globalizado y muy mal repartido planeta Tierra, donde se conoce cada recurso vital depositado en virtud de factores históricos: algunos con mucho menos de los que necesitan; otros, con tantos que no hallan qué hacer con ellos. En medio ahora de grandes amenazas y peligros de guerras reina el caos en la distribución de los recursos financieros y en el reparto de la producción social. La población del mundo ha crecido, entre los años 1800 y 2015, de mil millones a siete mil millones de habitantes. ¿Podrán resolverse de esta forma el incremento de la población en los próximos 100 años y las necesidades de alimento, salud, agua y vivienda que tendrá la población mundial cualquiera que fuesen los avances de la ciencia?
Bien, pero dejando a un lado estos enigmáticos problemas, admira pensar que la Universidad de La Habana, en los días en que yo ingresé a esta querida y prestigiosa institución, hace casi tres cuartos de siglo, era la única que había en Cuba.
Por cierto, compañeros estudiantes y profesores, debemos recordar que no se trata de una, sino que contamos hoy con más de cincuenta centros de Educación Superior repartidos en todo el país.
Cuando me invitaron ustedes a participar en el lanzamiento de la jornada por el 70 aniversario de mi ingreso a la Universidad, lo que supe sorpresivamente, y en días muy atareados por diversos temas en los que tal vez pueda ser todavía relativamente útil, decidí descansar dedicándole algunas horas al recuerdo de aquellos años.
Me abruma descubrir que han pasado 70 años. En realidad, compañeros y compañeras, si matriculara de nuevo a esa edad como algunos me preguntan, le respondería sin vacilar que sería en una carrera científica. Al graduarme, diría como Guayasamín: déjenme una lucecita encendida.
En aquellos años, influido ya por Marx, logré comprender más y mejor el extraño y complejo mundo en que a todos nos ha correspondido vivir. Pude prescindir de las ilusiones burguesas, cuyos tentáculos lograron enredar a muchos estudiantes cuando menos experiencia y más ardor poseían. El tema sería largo e interminable.
Otro genio de la acción revolucionaria, fundador del Partido Comunista, fue Lenin. Por eso no vacilé un segundo cuando en el juicio del Moncada, donde me permitieron asistir, aunque una sola vez, declaré ante jueces y decenas de altos oficiales batistianos que éramos lectores de Lenin.
De Mao Zedong no hablamos porque todavía no había concluido la Revolución Socialista en China, inspirada en idénticos propósitos.
Advierto, sin embargo, que las ideas revolucionarias han de estar siempre en guardia a medida que la humanidad multiplique sus conocimientos.
La naturaleza nos enseña que pueden haber transcurrido decenas de miles de millones de años luz y la vida en cualquiera de sus manifestaciones está siempre sujeta a las más increíbles combinaciones de materia y radiaciones.
El saludo personal de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos se produjo en el funeral de Nelson Mandela, insigne y ejemplar combatiente contra el Apartheid, quien tenía amistad con Obama.
Baste señalar que ya en esa fecha, habían transcurrido varios años desde que las tropas cubanas derrotaran de forma aplastante al ejército racista de Sudáfrica, dirigido por una burguesía rica y con enormes recursos económicos. Es la historia de una contienda que está por escribirse. Sudáfrica, el gobierno con más recursos financieros de ese continente, poseía armas nucleares suministradas por el Estado racista de Israel, en virtud de un acuerdo entre este y el presidente Ronald Reagan, quien lo autorizó a entregar los dispositivos para el uso de tales armas con las cuales golpear a las fuerzas cubanas y angolanas que defendían a la República Popular de Angola contra la ocupación de ese país por los racistas. De ese modo se excluía toda negociación de paz mientras Angola era atacada por las fuerzas del Apartheid con el ejército más entrenado y equipado del continente africano.
En tal situación no había posibilidad alguna de una solución pacífica. Los incesantes esfuerzos por liquidar a la República Popular de Angola para desangrarla sistemáticamente con el poder de aquel bien entrenado y equipado ejército, fue lo que determinó la decisión cubana de asestar un golpe contundente contra los racistas en Cuito Cuanavale, antigua base de la OTAN, que Sudáfrica trataba de ocupar a toda costa.
Aquel prepotente país fue obligado a negociar un acuerdo de paz que puso fin a la ocupación militar de Angola y el fin del Apartheid en África.
El continente africano quedó libre de armas nucleares. Cuba tuvo que enfrentar, por segunda vez, el riesgo de un ataque nuclear.
Las tropas internacionalistas cubanas se retiraron con honor de África. Sobrevino entonces el Periodo Especial en tiempo de paz, que ha durado ya más de 20 años sin levantar bandera blanca, algo que no hicimos ni haremos jamás.
Muchos amigos de Cuba conocen la ejemplar conducta de nuestro pueblo, y a ellos les explico mi posición esencial en breves palabras.
No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos. Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales. Defenderemos siempre la cooperación y la amistad con todos los pueblos del mundo y entre ellos los de nuestros adversarios políticos. Es lo que estamos reclamando para todos.
El Presidente de Cuba ha dado los pasos pertinentes de acuerdo a sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba.
Los graves peligros que amenazan hoy a la humanidad tendrían que ceder paso a normas que fuesen compatibles con la dignidad humana. De tales derechos no está excluido ningún país.
Con este espíritu he luchado y continuaré luchando hasta el último aliento.

Fidel Castro Ruz
Enero 26 de 2015
12 y 35 p.m.

Fidel disfruta de buena salud, dice Frei Betto




Fidel Castro disfruta de buena salud y se mantiene interesado en diversos temas, afirmó hoy en La Habana el teólogo brasileño Frei Betto, a propósito del encuentro que sostuvo con el líder cubano.
Betto, quien este martes se reunió con Fidel en la capital cubana, aseguró hoy a la Televisión Cubana que conversó de muchos temas con el líder de la Revolución, al que encontró con “muy buena salud”, con su “observación privilegiada” y como siembre “muy optimista”.
“He escrito un articulo para Brasil sobre mi encuentro con Fidel y decía que a Fidel se aplica perfectamente un axioma que yo siempre repito: hay que dejar el pesimismo para días mejores”, dijo Betto en declaraciones divulgadas por el NTV.
Según el teólogo brasileño, quien es autor, entre otros, del libro “Fidel y la religión“, Fidel le preguntó sobre sus actividades en La Habana, mientras apuntaba información de la conversación en un cuaderno.
“Me preguntó de mi encuentro con el papa Francisco, él tiene una profunda admiración por el papa Francisco”, indicó Betto, quien en abril se reunió con el pontífice argentino en el Vaticano.
Asimismo relató que Fidel le preguntó sus opiniones sobre la nueva fase de relaciones que viven Cuba y Estados Unidos: ”Yo dije que pensaba que es muy bueno, muy positivo, pero todavía uno habla en FM y el otro habla en AM, la sintonía va a llevar tiempo. Pero (dije) que, como él ha escrito en la carta a la FEU, es un paso importante para la paz, un diálogo que tiene que darse”, contó Betto.
Dijo que “Estados Unidos, tiene cambiar no solo sus métodos, sino sus metas: ¿con qué objetivos quiere mantener buenas relaciones con Cuba? El pueblo tiene que prepararse muy bien para el choque entre camión de consumismo con el Lada de la austeridad. Hay que preservar las conquistas, los valores y las virtudes de esta Revolución”.
Fidel y Betto conversaron sobre temas nacionales e internacionales “en un clima afectuoso”, de acuerdo con una nota publicada hoy.

Líder de la Revolución Cubana recibe al intelectual brasileño Frei Betto




Fidel y Frei Betto el domingo 16 de febrero de 2014.

El compañero Fidel y el destacado intelectual brasileño Frei Betto sostuvieron en la tarde de ayer una amistosa conversación, en el curso de la cual abordaron variados temas nacionales e internacionales.
En la plática, Betto se refirió a su encuentro con el Papa Francisco, efectuado el 9 de abril del pasado año, y comentó acerca de las conferencias que ha impartido durante su presente estancia en Cuba.
La entrevista se desarrolló en un clima afectuoso, característico de las amplias y fraternales relaciones existentes entre Fidel y Betto.

Junto a Martí, por el bien de la humanidad




Este 28 de enero, día en que el Apóstol de Cuba cumple 162 años y es la fecha en la que iniciamos una jornada de recordación de su vida, obra y pensamiento, a propósito del 120 aniversario de varios y decisivos acontecimientos históricos de nuestra patria, tales como el reinicio de las luchas por la independencia de Cuba, el 24 de febrero de 1895, con la Guerra necesaria. El pensamiento martiano deviene arma medular para enfrentar la sostenida y alarmante crisis mundial. Se ubica así, su ideario ético, político y humanista en el epicentro de una batalla que tiene en la cultura y las ideas sus principales frentes y recordemos que esta cruzada debemos no solo librarla, sino vencerla, porque de ella depende el futuro de la humanidad.
Hace unos días, desde mi condición de cubano de vocación martiana, convidé desde las páginas del periódico Juventud Rebelde, a pensar el futuro de Cuba, de Latinoamérica y del mundo, desde la realidad que vivimos y ante los cardinales desafíos que nos obligan a pensar y a actuar con claridad, en un contexto políticamente complejo a escala global, bajo un orden económico insostenible ─el del sistema capitalista de explotación mundial─ y una guerra cultural en la que no pocos se aferran a promover los valores de dicho sistema. Es precisamente la crisis del capitalismo y la necesidad de abrirle paso a una cultura genuina y de vanguardia que siga apostando por la alternativa socialista, emancipatoria, humanista y de justicia social; lo que nos hace ser, como Fidel, fieles e invencibles seguidores de Martí, por lo que su pensamiento alcanza una extraordinaria actualidad, de ahí que su universalidad crezca cada día. Por eso a 120 años del reinicio de las luchas independentistas cubanas, es imprescindible estudiar con más profundidad a Martí, desde la cosmovisión que él nos entrega de los valores de la nación cubana y de toda nuestra historia. Recordemos también que nuestra América se fortalece y por ello seguir luchando por el equilibrio del mundo es cuestión de suma importancia.
No olvidemos, asimismo, que es indispensable un Diálogo de generaciones que se oriente desde la tradición martiana, desde lo más autóctono de las raíces latinoamericanas y caribeñas. Hoy es preciso que se fortalezca la lucha que libran los pueblos de la América nuestra y se establezca un diálogo civilizacional a partir de la idea martiana: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”.
Hemos seguido con mucha atención los nuevos acontecimientos que han tenido lugar a partir del 17 de diciembre del 2104, las conversaciones entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. Estoy convencido de que esto es muestra fehaciente de dos cuestiones esenciales: la fuerza y dignidad de nuestro pueblo y la decadencia del sistema capitalista. Con el ojo previsor de Martí, quien vivió largos años en los Estados Unidos y como nadie de su tiempo lo conoció, debemos seguir fortaleciéndonos en el terreno ideológico-cultural. Ganemos a pensamiento esta necesaria batalla siendo radicales y armoniosos, eligiendo, como Martí, la fórmula del amor triunfante: con todos y para el bien de todos.
Por estas razones, el Centro de Estudios Martianos ha creado el grupo interdisciplinario José Martí y su visión sobre los Estados Unidos para estudiar estos temas con el apoyo de otras instituciones.

Armando Hart Dávalos

miércoles, 21 de enero de 2015

Hoy liberé una mariposa...




No es un documental sobre el Che y los guerrilleros cubanos que cayeron en Bolivia. Se trata del testimonio de hijos e hijas que crecieron sin sus padres: hombres inmensos que hicieron lo que debían hacer en cumplimiento de un sueño revolucionario.

Fidel confirma en televisión la muerte del Che en Bolivia


lunes, 19 de enero de 2015

Crisis, globalización y giro al mercado, un análisis de Rolando Astarita




"El acuerdo de diciembre se inscribe en la misma línea tendencial que se desarrolla desde hace más de tres décadas: la transformación de regímenes económico-sociales burocráticos, no capitalistas, en economías capitalistas". Desde ANRed publicamos la primera parte de un escrito de Rolando Astarita en el que realiza algunas reflexiones sobre el acuerdo con EE.UU. en relación a la situación de la isla y la política que está implementando la dirección del Partido Comunista cubano.

El acuerdo entre EEUU y Cuba, anunciado el 17 de diciembre, dispone, entre otras medidas, la normalización de las relaciones diplomáticas, la ampliación de los permisos de viajes desde EEUU; la autorización de transacciones financieras entre ambos países (por lo cual las instituciones financieras de EEUU podrán abrir cuentas en las instituciones cubanas); la autorización para vender productos informáticos y la ampliación del acceso a Internet para los cubanos; y el aumento de la lista de productos que las empresas estadounidenses pueden exportar a Cuba, o los estadounidenses llevarse desde Cuba. Además, Obama propone al Congreso de EEUU levantar el bloqueo. En esta nota presento algunas reflexiones sobre el significado de este acuerdo en relación a la situación de la isla y la política que está implementando la dirección del Partido Comunista cubano. Dada su extensión, he dividido la nota en varias partes.

Una línea tendencial

La primera cuestión a tener en cuenta es que el acuerdo de diciembre se inscribe en la misma línea tendencial que se desarrolla desde hace más de tres décadas: la transformación de regímenes económico-sociales burocráticos, no capitalistas, en economías capitalistas. La lista es conocida: China, Vietnam, la ex URSS, los países de Europa del Este, Albania. Todos estos países hoy están integrados al mercado mundial capitalista, y sus economías son capitalistas. La idea que se desarrolla en esta nota es que la dinámica de Cuba se ubica en esta línea tendencial, pero con la particularidad de que el viraje hacia el mercado ha comenzado más tarde, se ha dado de manera no lineal, y ha sido más lento y controlado por el Estado. Es que cuando se produjo la caída de la URSS, y la economía de Cuba cayó en una profunda depresión entre 1989 y 1993, la respuesta del gobierno fue endurecer el control estatal. Por eso, a comienzos de los 1990, Cuba se movía en sentido opuesto al resto de los países del ex bloque soviético, que por ese entonces se transformaban rápida y abiertamente en capitalismos.
Sin embargo, dada la profundidad de la crisis, desde mediados de la década del 90 en Cuba comenzaron a implementarse, lentamente, medidas de mercado, a la par que se experimentaba una recuperación económica. El gobierno continuó definiendo su proyecto como “socialista”, pero admitía la utilización de relaciones monetario-mercantiles, los “mercados regulados” y un sistema de gestión progresivamente descentralizado; además, en 1998 comenzó la apertura a los capitales extranjeros. Ese año Juan Pablo II hace una visita a Cuba.
Se produjo entonces una recuperación, y a partir de 2001 la ayuda de Venezuela contribuyó también a paliar las dificultades. Sin embargo, se mantuvieron las debilidades estructurales de la economía (entre ellas, la baja productividad). Para superarlas, el gobierno ha ido profundizando la apertura de los mercados. Entre los datos más relevantes, digamos que desde 2011 aumentaron significativamente los negocios privados, se despidieron trabajadores del Estado y se aprobó (a mediados de 2014) una nueva ley de inversiones extranjeras, para reactivar el ingreso de capitales. Según el vicepresidente, y ministro de Economía, Marino Murillo, Cuba necesitaría entre 2000 y 2500 millones de dólares anuales de inversión externa. Tengamos presente que Cuba tiene un fuerte déficit en su balanza comercial (más de 9.400 millones de dólares en 2013).
En este contexto, la caída de los precios del petróleo, que impacta de pleno en Venezuela, acelera los tiempos de la “actualización del modelo”, como se llama oficialmente al conjunto de medidas. Es en este marco que el gobierno de Cuba se manifiesta dispuesto a abrirse a los negocios con las empresas estadounidenses, a condición de que se levante el bloqueo. Se afirma así el giro que se ha venido registrando desde hace casi dos décadas, en la misma línea tendencial que el resto de los ex regímenes burocrático estatistas.

Interpretaciones alternativas

Este análisis, que pone el acento en la crisis económica de Cuba y las tendencias a la globalización, se opone a los que interpretan que la reanudación de las relaciones diplomáticas, y el eventual levantamiento del bloqueo, son el resultado de la combinación entre la debilidad económica del capitalismo, y la lucha de los pueblos contra el imperialismo. Empezando con la crisis, es cierto que la economía mundial está en una situación de semi-estancamiento (ver aquí y siguientes), y que en las últimas semanas se agravaron al extremo los problemas de muchos países exportadores de petróleo (Rusia y Venezuela en primer lugar). Pero la apertura de las relaciones de EEUU con Cuba tiene poco que ver con alguna dificultad particular que enfrente hoy la economía estadounidense. Tampoco es el resultado simple y directo de la caída de los precios del petróleo (después de todo, las negociaciones secretas previas al acuerdo de diciembre insumieron 18 meses), sino un efecto particularizado de la creciente internacionalización del capital. Hay que tener en cuenta que esta internacionalización se desarrolla con relativa independencia de la coyuntura económica mundial (por caso, no se revirtió a partir de la crisis del 2007). A su vez, es este impulso a la globalización del capital el que está detrás del giro en las relaciones EEUU – Cuba, y el que hace cada vez más inviable la construcción de “socialismos reales” en las fronteras de un solo país.
Por supuesto, hay que destacar que Cuba ha logrado resistir el bloqueo y múltiples agresiones por parte de EEUU durante décadas. Pero esta resistencia no es sinónimo de avance al socialismo. Desde hace ya muchos años que no hay lugar para hablar siquiera de alguna forma de “transición al socialismo”, o de avance hacia la socialización efectiva (esto es, el control directo de los trabajadores) de los medios de producción en Cuba. La realidad es que la economía cubana está estancada, y la clase obrera está excluida de la dirección efectiva del país. Nadie debería llamarse a engaño con las repetidas declaraciones del gobierno cubano acerca de que se sigue construyendo el socialismo en la isla. El de Cuba es un régimen burocrático estatista, de naturaleza social similar al soviético (ver aquí y aquí para una discusión sobre qué fue la URSS), que ha llegado a un impasse. Y para superarlo, el gobierno adopta las medidas de tipo “perestroika” que tomaron en su momento otros “socialismos reales”.
En cuanto al contexto político, la interpretación que propongo también está muy alejada de los que afirman que el acuerdo de diciembre es el resultado del retroceso de EEUU ante la ofensiva de los pueblos. Es una interpretación que estaría en línea con el diagnóstico de Fidel Castro de 2005, cuando planteó que EEUU estaba empantanado en Afganistán e Irak, y que se daban las condiciones para una “nueva ofensiva de los pueblos contra el Imperio”; y también es acorde con la idea de que el chavismo, junto a Cuba, están al frente de esa ofensiva. Pero la realidad es que “la ofensiva antiimperialista de los pueblos” no ha detenido, desde 2005 a la actualidad, la internacionalización del capital, ni ha impedido que los males de la crisis capitalista se descarguen sobre los trabajadores.
La crisis tampoco ha dado lugar a procesos masivos de radicalización hacia la izquierda, ni en EEUU ni en el resto de los países más importantes. Por otra parte, el chavismo, que supuestamente habría reactualizado el ideal liberador y socialista de los pueblos, es un régimen burocrático de capitalismo de Estado, y en descomposición (ver aquí). Por eso, hoy no es polo de atracción para las masas de América Latina, ni de ningún otro lugar (como botón de muestra: hasta los candidatos “progresistas de izquierda” de Argentina, cuando presentan sus propuestas, se preocupan de tomar distancia del chavismo para no espantar votos). En cuanto a los movimientos “antiimperialistas” de Asia o África, como ISIS o Boko Haran, son de corte reaccionario, claramente anti-socialista, y actúan como factores de división y enfrentamiento interno de los pueblos. Agreguemos que hace ya muchos años que Cuba ha dejado de lado cualquier estrategia que contemple extender una revolución socialista a América Latina (o África). Por el contrario, ha actuado la mayor parte de las veces como moderadora, y se ha mostrado cercana de gobiernos burgueses, como el kirchnerista, cuyo “radicalismo” es solo de palabra. En particular hay que destacar el rol de la dirección cubana en las negociaciones de paz en curso entre las FARC y el gobierno colombiano; y el papel que puede jugar en la eventualidad de que hubiera un estallido social en Venezuela.

Dos líneas históricas del capital

A fin de ampliar el horizonte del análisis, recordemos que ya frente a la Revolución Rusa no hubo una sino dos líneas principales del capital para enfrentar al gobierno de los soviets. La primera fue, por supuesto, la intervención armada. Esto es, el intento de ahogar en sangre a la revolución; el acoso directo, las sanciones económicas y el hostigamiento militar se inscriben también en esta orientación. La segunda vía propuesta fue la penetración económica. La idea era promover un capitalismo “de base” al interior de la Rusia soviética, a partir de la relación directa de la pequeña burguesía, o de la vieja burguesía, con el capitalismo mundial; Ustriánov era el representante más destacado de esta corriente.
Ante este desafío, tanto Lenin como Trotsky consideraron que esta forma de lucha contra los soviets era, por lo menos, tan peligrosa como la intervención armada. Así, cuando se adoptó, a comienzos de los años 20, la “Nueva Política Económica”, Lenin advirtió que un sector de la burguesía apostaba a que la NEP evolucionara al capitalismo, provocando la degeneración interna del régimen (precisemos que la NEP intentaba restablecer relaciones de mercado con el campesinado a fin de elevar la productividad). Decía el líder bolchevique: “las cosas de las que habla Ustriánov son posibles. (….) El enemigo dice la verdad de clase y nos señala el peligro que tenemos ante nosotros. Lo que guía al adversario es lograr lo inevitable” (“Informe político del CC del PC (b) al XI Congreso, marzo 1922). Luego de señalar que esta apuesta de la burguesía tenía una base social receptiva en “el estado de ánimo de miles, decenas de miles de burgueses o empleados soviéticos, que participan de nuestra nueva política económica”, agregaba: “No nos atacan de frente, no nos agarran por el cuello. Aún queda por ver qué pasará mañana, pero hoy no nos atacan con las armas en la mano; a pesar de todo, la lucha contra la sociedad capitalista es cien veces más encarnizada y peligrosa, porque no siempre vemos con claridad dónde está el enemigo y quién es nuestro amigo”.
Lenin, de todas maneras, confiaba en el poder de los soviets para conducir políticamente y encauzar la marcha de la economía hacia una construcción socialista (al menos, de sus bases, en tanto Rusia estuviera aislada). Pero el peligro era real. Por su parte, también Trotsky advertía, a mediados de los 1920, sobre los efectos que tendría una invasión de mercancías baratas, a través de la cual se soldara al campesino -que en esos años se enriquecía en los entresijos del régimen soviético-, con el mercado mundial. En oposición a la política de entonces de Bujarin y Stalin, Trotsky sostenía que no habría una asimilación tranquila y evolutiva hacia el socialismo de la minoría campesina enriquecida, e insistía en que la combinación de mercado y plan (necesaria en una construcción socialista) exigía un tercer pilar, el poder de los soviets. De lo contrario, si en lugar de soviets hay burocracia y falta de poder obrero, a largo plazo, inevitablemente, el mercado se impone. Sin embargo, la meta declarada de todas las reformas pro-mercado en los regímenes burocrático-estatistas es que el pequeño propietario, estimulado por el interés privado, aumente la producción; y que al mismo tiempo se convierta -por una transformación nunca explicada-, en pilar del socialismo. Es la vieja ilusión bujarinista (al pasar: no es casual que al iniciarse el giro hacia el mercado las obras de Bujarin fueran traducidas y editadas en China por el gobierno).

Ataque directo o invasión con mercancías y capitales

En relación a Cuba, es claro que desde el triunfo de la Revolución en EEUU se impuso la orientación del “asalto directo”: invasión de playa Girón en 1961, crisis de los misiles en 1962, repetidos planes para asesinar a Fidel Castro y operaciones de desestabilización. La más reciente fue la infiltración clandestina en el movimiento juvenil cubano hip-hop. Todo esto acompañado del bloqueo (en realidad, una prohibición a los estadounidenses de comerciar, viajar o invertir en Cuba) durante más de cinco décadas; bloqueo reforzado en 1996 por la ley Helms Burton.
Pero esta política está siendo cada vez más cuestionada. Hoy se oponen al bloqueo el Vaticano, las burguesías latinoamericanas, la Asamblea General de la ONU, la Unión Europea, y por supuesto, China y Rusia. Y también ha crecido la presión por un cambio de política en el establishment estadounidense. Por ejemplo, The New York Times pide a Obama que “ayude a expandir la clase empresarial cubana” flexibilizando las sanciones. “Washington podría empoderar el campo reformista al facilitar que los empresarios cubanos obtengan financiamiento externo y formación empresarial”, para lo cual pide que se levanten las sanciones” (NYT, 15 diciembre de 2014). The Economist, Bloomberg, columnistas del Washington Post y Newsweek, entre otros, también están por un cambio de política. La misma posición adoptó la Cámara de Comercio, y grandes empresas estadounidenses, que desean invertir en Cuba en turismo, agricultura, construcción, servicios de telecomunicaciones y financieros, entre otros rubros; a lo cual se suman las perspectivas de exportaciones, en particular de alimentos como cereales. Por otra parte, sectores del exilio cubano llamados de la segunda o tercera generación, están a favor de levantar el bloqueo. La idea es la expresada por Obama: el bloqueo no ha dado resultado, es hora de cambiar.
En la vereda de enfrente continúan los representantes más recalcitrantes de la derecha tradicional, y el viejo exilio cubano. Pero incluso en el viejo exilio aparecen algunas fisuras. Tal vez la más significativa sea la familia Fanjul, que durante décadas militaron en el anticastrismo más duro. Los Fanjul poseen intereses en la industria del azúcar en Florida y Centroamérica, y quieren extender sus negocios a Cuba; esto explicaría que hayan firmado una petición dirigida a Obama pidiendo la normalización de relaciones de EEUU con Cuba.
A la vista de lo anterior, pensar que las medidas establecidas en el acuerdo Cuba – EEUU tenderán a fortalecer la construcción del socialismo cubano, es una ingenuidad. Más abajo desarrollamos los efectos que está teniendo la combinación de mercado y control burocrático en la sociedad cubana; pero en este punto hay que tener en claro que EEUU no está retrocediendo a una posición defensiva (aunque haya liberado a los prisioneros cubanos). El objetivo del gobierno de Obama es “lograr lo inevitable”: que la entrada de mercancías y capitales fortalezca una acumulación de capital de decenas de miles de pequeños empresarios, para generar una evolución económica y social que pueda terminar, en el mejor de los casos, en una implosión, dando paso a una democracia burguesa abierta. Alternativamente, como “segundo mejor”, ir hacia un capitalismo de Estado, en asociación con el capital privado y extranjero, al estilo de China o Vietnam. Esta última parece ser la vía a la que se juega la mayoría (todo indicaría que existen resistencias) de la dirección del PC de Cuba.

Cuba: Crisis, globalización y giro al mercado (II)

Crisis, zigzags, avance de fondo hacia el mercado

En la primera parte de la nota hemos apuntado que cuando los países del bloque soviético pasaban, a comienzos de los 1990, rápida y abruptamente al capitalismo, en Cuba se mantuvo la centralización estatal de la economía. Sin embargo, desde mediados de esa década, en la isla hubo una alternancia entre centralización burocrática y medidas pro mercado. En esa alternancia subyace una lógica, determinada por la crisis y su relación con la gestión estatal burocrática, que es necesario explicar.
Antes de entrar en el tema, conviene hacer una precisión: cuando se habla de estancamiento y crisis de la economía de Cuba no se niegan los logros en salud y educación. Cuba cumplió con los objetivos del milenio de la ONU; tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina, su tasa de mortalidad materna es una de las menores a nivel internacional; está ubicada en el puesto 14 a nivel mundial del índice de Educación Para todos; la expectativa de vida al nacer es de 79 años; su sistema de seguridad social es superior al de la mayoría de los países subdesarrollados; y ocupa el puesto 51 entre 187 países en lo que hace a desarrollo humano (Informe 2011, PNUD). Sin embargo, estas cifras no deben ocultar la gravedad de su situación económica y social. Después de todo, hasta las vísperas mismas de la caída de los regímenes stalinistas, muchos exhibían indicadores sociales más que aceptables en varios ítems. Pero sus economías estaban muy debilitadas, y terminaron colapsando.
Algo similar se puede decir de Cuba, y las dificultades no se pueden explicar solo por la caída de la URSS en 1990, o el bloqueo de EEUU. Tengamos presente que ya en el quinquenio anterior a 1990 la economía cubana evidenciaba agotamiento: entre 1985 y 1989 el crecimiento fue de solo el 2% promedio anual, y en 1986 el gobierno debió declarar la moratoria de la deuda externa. En este marco, el corte del subsidio soviético disparó un derrumbe económico de proporciones. Entre 1989 y 1993 –el llamado “período especial”- el PBI de Cuba cayó un 35%; cerró el 80% de la industria por falta de insumos y el comercio exterior colapsó.
Como respuesta a esta gran depresión, desde mediados de la década de los 1990 el gobierno lanzó algunas medidas pro mercado. Así, se legalizó el empleo autónomo y se dio permiso para contratar familiares en determinados puestos. En la agricultura se crearon cooperativas semi-privadas (aunque la tierra siguió siendo del Estado) y se permitió a los productores vender parte de su producción. En consecuencia, el empleo autónomo creció hasta representar, en 1999, el 4% del total del empleo (era aproximadamente el 1,5% a comienzos de la década). También se despenalizó la tenencia de divisas y se permitió la remesa de dólares de los cubanos del exterior. Esto significó que las remesas pasaran de unos 160 millones de dólares anuales en 1993 a más de 700 millones en 1997, y que se mantuvieran a un nivel cercano a los 800 millones a principios de los 2000. En 1999 superaron a las entradas de divisas por exportación de azúcar. Por otra parte, en 1994 se aprobó una ley de inversiones extranjeras. Las inversiones extranjeras en los 90 se volcaron en especial al sector turismo (mayoritariamente empresas españolas, que entraron en la administración de hoteles construidos por Cuba), pero también a la minería (los canadienses en la explotación del níquel) y energía. Todo lo cual aportó divisas y activó, al menos parcialmente, a la economía.
En consecuencia, y al compás de estas reformas, se revirtió la caída del “período especial”. Esta es una cuestión que a veces la izquierda deja de lado en sus análisis: las medidas pro mercado, injertadas en las economías burocrático-estatistas, pueden dar lugar a aumentos de la producción y a la mejora del aprovisionamiento de bienes y los ingresos. Este es el hecho cierto en que se basan los que proponen, con argumentos de izquierda (“profundizar el modelo socialista”), avanzar en reformas de tipo perestroika para impulsar una economía estancada y dirigida burocráticamente (véase, por ejemplo Abel Aganbeguian, Perestroika. Le double défi soviétique, Economica 1987). En el caso de la URSS se trataba de introducir estímulos materiales a través de mecanismos de mercado, en una sociedad que descreía del ideario programático del socialismo.
Mucho de esto se aplicaba ya a la economía cubana de los 1990, con el agravante de que su base tecnológica e industrial era infinitamente más débil que la soviética. Las apelaciones a la “conciencia y compromiso socialista con el trabajo”, pasadas cuatro décadas del triunfo de la Revolución, y en un entorno de penuria y régimen burocrático, tenían cada vez menor eco en la población. Por eso las medidas de mediados de los 1990 apuntaban a incentivar el interés individual, con el objetivo de aumentar la productividad; a la par que se abría parcialmente la entrada de fondos externos.

Giro a la centralización

Sin embargo, las medidas pro mercado también generan impulsos que socavan la economía estatizada. Por ejemplo, el incremento de remesas dio lugar a diferenciaciones sociales crecientes. También generó en algunos sectores una cultura rentística –para muchos es un ingreso más importante que el salario que reciben en una empresa estatal- y comenzó a generar acumulación de riqueza que, en algún momento, termina volcándose al mercado (ver más abajo). De la misma forma, las actividades por cuenta propia también generan impulsos a la diferenciación social; por caso, entre aquel que se enriquece y puede incluso contratar mano de obra, y el que fracasa y se arruina. Así, de a poco, se incuban en los poros de la economía estatizada las fuerzas sociales que impulsan hacia el capitalismo. Hay que subrayar que se trata de una dinámica que muchas veces escapa incluso al control de los reformadores (en la URSS muchos de los que proponían la perestroika admitieron luego del colapso que su meta no era transformar a la economía en capitalista, sino mejorar el sistema).
Lo anterior explica la reacción de sectores de la dirigencia cubana, encabezados por Fidel Castro, que trataron de mantener un férreo control de la economía estatizada. Por eso, apenas lograda cierta mejora, intentaron cerrar el grifo del mercado y ahogar toda disidencia interna. Desde un punto de vista ideológico, nada expresa mejor esta orientación que el balance positivo que mantenía Fidel, a comienzos de los 2000, de la invasión soviética de 1968 a Checoslovaquia. Decía: “… en Checoslovaquia se marchaba hacia una situación contrarrevolucionaria, hacia el capitalismo y hacia los brazos del imperialismo. Estábamos totalmente en contra de las reformas liberales económicas que estaban teniendo lugar allí y en otros países del campo socialista. Una serie de medidas que tendían a acentuar cada vez más las relaciones mercantiles en el seno de la sociedad socialista: las ganancias, los beneficios, los lucros, los estímulos materiales, todas esas cuestiones que estimulan los individualismos y los egoísmos. Por eso nosotros aceptamos la amarga necesidad del envío de fuerzas a Checoslovaquia…” (entrevista de Ramonet a Fidel Castro, citada en la primera parte de la nota, p. 595). Por supuesto, ni en Checoslovaquia, ni en el resto del bloque soviético, los tanques fueron la solución a la falta de productividad, ni al descreimiento en el discurso oficial, ni a la economía de penuria. El final de la historia es conocido.
En cualquier caso, desde finales de la década de 1990 el gobierno cubano revierte la apertura al mercado: Fidel denuncia a la empresa privada y a los trabajadores por cuenta propia como parásitos y generadores de corrupción; se retira de circulación el dólar y se instala la doble moneda; y la economía se centraliza de nuevo fuertemente. Como resultado, el sector privado se retrajo, la inversión extranjera se detuvo y muchas empresas se retiraron dela isla, aduciendo falta de rentabilidad y obstáculos por parte del Estado para operar.
Como parte de este programa, en 1999 Fidel también lanza la movilización por la “Batalla de Ideas”, que se dispara a raíz del reclamo a EEUU de la devolución del niño Elián González. Según el discurso oficial, la “Batalla de Ideas” significaba pasar a la ofensiva para continuar desarrollando la Revolución. Se proclamaba así el inicio de una nueva etapa de “rectificación de errores y tendencias negativas en Cuba”, para buscar mayor eficiencia y eficacia. La apuesta era que Cuba desarrollase la “economía del conocimiento”. La tesis que sustenta esta orientación sostiene que en la actualidad el conocimiento ha pasado a ser el factor fundamental de la creación de riqueza.
Por otra parte, dos factores contribuyeron a aliviar la situación económica: las remesas de dólares y el subsidio venezolano. Ya hemos señalado cómo las remesas saltaron en los 1990, y la mayor centralización no frenó el flujo. Desde entonces constituyeron un factor no despreciable para la economía cubana. Por ejemplo, en 2013 alcanzaron casi los 2.800 millones de dólares.
En lo que respecto al subsidio de Venezuela, consiste en la entrega de 100.000 barriles diarios de petróleo con financiamiento muy ventajoso: Cuba paga a los 90 días el 50% y el otro 50% a 25 años, con dos de gracia y una tasa de interés del 1%. A cambio, la isla envía médicos (según Granma, habría unos 30.000 médicos cubanos en Venezuela), y también personal de seguridad y militar. Sin embargo, la venta de estos “servicios” no refleja los costos reales, ya que su precio está atado al precio del petróleo. Según The Economist, en 2012, y contabilizando 115.000 barriles diarios enviados a Cuba, el subsidio rondaría los 3500 millones de dólares anuales; algunos economistas elevan esa cifra hasta 8000 o 9000 millones, lo que equivaldría al 20% del PBI de la isla. Los montos son difíciles de calcular, debido a la falta de información; pero se reconoce, incluso oficialmente, que el corte de ese flujo podría ser un golpe muy duro para Cuba.
El giro hacia una mayor centralización y la ofensiva contra el sector privado posiblemente también empalmaron con la caracterización de Fidel que, en 2005, se daban las condiciones para una ofensiva de los pueblos contra el imperialismo. Y en la confianza de que el régimen de Chávez se consolidaba cada vez más.

Impasse económico y político

Sin embargo, y a pesar del alivio de las remesas y los subsidios venezolanos, los problemas de fondo subsistieron. Hacia fines de la primera década de los 2000, la producción industrial estaba al 43% de los niveles de 1989; el empleo industrial no remontaba; y la agricultura estaba estancada al nivel de una década atrás. Tal vez el dato más significativo era la debilidad de la inversión. “La relación formación de capital bruto – PBI promedió 12,5% entre 1996 y 2008, un valor bajo desde el inicio para los estándares internacionales; en una encuesta en la que participaron 157 países, la tasa de inversión cubana se mantuvo firme por debajo del décimo porcentaje [esto es, del 10% del PBI] durante el período 1990-2008. El gobierno no alcanzó sus objetivos de inversión, y solo realizó el 76% de las inversiones planificadas (2007-2009)” (Richard Feinberg, “Extender la mano: la nueva economía de Cuba y la respuesta internacional”, noviembre de 2011, Iniciativa para América Latina, http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2011/11/18%20cuba%20feinberg/1118_cuba_feinberg_spanish).
En lo que respecta a la “Batalla de Ideas”, no tuvo mayores efectos prácticos La realidad es que las posibilidades de generar riqueza apelando solo al conocimiento, esto es, sin medios de producción, son muy limitadas. Un ingeniero puede saber teóricamente cómo se puede extraer petróleo del lecho del mar, pero si no dispone de equipos, no tiene manera de llevar a la práctica su teoría (ni de mejorarla a través de la práctica). La “Batalla de Ideas” como palanca de desarrollo de las fuerzas productivas traducía más bien una orientación voluntarista, que por otra parte es bastante común en las administraciones estatistas burocráticas (el materialismo de “manual soviético” se acompaña muchas veces de una fuerte dosis de idealismo). La economía cubana no podía remontar el atraso en base solo al conocimiento y la preparación universitaria de su juventud. El envío de médicos cubanos a otros lugares del mundo es solo un paliativo a los problemas de falta de divisas. Por otra parte, la dependencia de los envíos venezolanos ponía de manera creciente a Cuba en una situación de fragilidad. En resumidas cuentas, la orientación de remontar la economía con más control burocrático y convocatoria a una nueva “batalla”, se evidenció cada vez más como una salida fallida.
Por supuesto, estos problemas de la gestión estatista burocrática tienden a ser barridos debajo de la alfombra por la izquierda de mentalidad estatista y burocrática. Pero no por eso desaparecen. Se mantienen y vuelven a aflorar a cada paso. Es que la voluntad no se despliega en base a convocatorias de “comisarios socialistas del conocimiento”, por más heroicos que sean sus pasados. Hay que motivar, y la motivación no existe cuando el Estado se convierte en una abstracción colocada por encima y frente al individuo, y cuando existe un régimen de penuria crónica de bienes. Máxime cuando se están generando crecientes diferencias, y sectores de la dirigencia se aprovechan de sus puestos para enriquecerse (véase más abajo; el propio Fidel reconocía, en 2005, que la corrupción existente en el aparato del Estado podía acabar con la Revolución). En esas circunstancias, es imposible que pueda desplegarse lo que Raya Dunayevskaya llamaba “la negatividad absoluta como el principio motriz y creador”, que concilia la individualidad con el humanismo socialista, esto es, con el humanismo real.
Por eso, la orientación burocrática aboca en un callejón sin salida, a partir del cual se imponen los reformadores pro mercado. La “nueva alternativa” pasa entonces por desarrollar –aunque sea parcialmente al comienzo- el interés individual, apoyado en el mercado y la explotación por vía privada; en el marco de una corrupción que sigue posibilitando la acumulación privada. Es lo que sucedió en Cuba a partir de 2008, aproximadamente. Y desde entonces, se han ido profundizando estas medidas, con un sentido cada vez más inequívoco.

Rolando Astarita

jueves, 8 de enero de 2015

Los Cinco son mi Moncada




“Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen, por este día
los muertos de mi felicidad”

Silvio Rodríguez-Pequeña serenata diurna

Cuando el 17 de diciembre de 2014, en el televisor, vi bajar de las escaleras del avión Gerardo, Ramón y Antonio no pude creerlo, la felicidad inundó mi alma y casi pensé que estaba soñando, que no podía ser real. Es imposible describir todos los sentimientos que pasaron por mi cuerpo…Pensé en seguida en las familias, en las esposas, en el momento del reencuentro, manos entre manos, besos dulces y enérgicos…después respiré hondo y entre las lágrimas de felicidad me di cuenta que la justicia, por una vez, había ganado.
Un momento después una pequeña tristeza puso una sombra en mi corazón, pensé en todos aquellos y en todas aquellas que no pudieron ver con vida este maravilloso momento. Fueron algunos y algunas, como siempre me disculpo por no hablar de todos y todas…quien me lee sabe que personalmente mi pequeña sombra en el corazón se llama Celia Hart Santamaría.
Estoy segura que ella vio todo en el mundo donde ahora nos observa y nos protege, pero no pude evitar ir a llevarle flores, que eran no solos mías, que de atrevida las puse a nombre de Tony y de los Cinco también, que iba a llevarlos a todos conmigo un día, para poderla saludar todos juntos, le conté todas las emociones, le conté lo lindo que son todos los Cinco juntos, que iba a nacer Gema…la alegría que aquel sueño suyo de ayudar Adriana “por control remoto” ya era realidad.
¿Por qué la felicidad nunca está completa?
Regresando a la casa busqué en todos sus artículos…esperaba encontrar una señal y en “La Tierra necesita su Moncada” encontré palabras para este momento que estoy viviendo, cuando Celia percibe, en una víspera del 26 de julio, la presencia de Haydée... “Mi madre me tocó la piel….allí donde a ella le gusta colocarse frente a mí para decirme que respirara, que sintiera, que entendiera la felicidad…. Y terminé por escucharle y la envidié un poco menos por no haber estado con ellos aquel 26 donde ella misma dice ‘fueron los tiempos vividos más felices’”.
Así Celia hizo conmigo ayer, cuando, al fin, logré abrazar a Ramón y Tony en la última actividad de la OSPAAAL, en la UNEAC, “El 5 por lo Cinco”, que se transformaba en “El 5 con los Cinco”.
Fue un lindo resumen sobre la lucha de todos estos años, muy emotivo fue el cuento de Tony de cómo transcurrieron sus horas desde que lo trasladaron para su liberación, el encuentro con Gerardo y Ramón y su llegada a la Patria.
Ramón Labañino- quien ofreció disculpas a los asistentes por la ausencia de Gerardo Hernández que se encontraba al lado de su Adriana, a término de gestación- afirmó “tuvimos miles de sueños, pero este que vivimos hoy en día los superó todos: es el mejor, el más hermoso y este es un lugar especial porque aquí podemos llegar a todos los compañeros, no solamente de nuestro pueblo sino también de la solidaridad internacional para agradecerle su lucha por nosotros”.
Temblé de alegría en el abrazo con Tony, también mi sueño ya era realidad…en ese momento entendí otras palabras de Celia, porque un acto tan sencillo pudiera ser de compañerismo universal…por un momento, gracias a la cercanía de su alma, toqué las estrellas… “No necesitó mi madre leer tratados filosóficos para comprender el sentido de la auténtica felicidad. Lo que nos cuesta a nosotros años de estudio y siglos de controversias estériles, a los verdaderos revolucionarios les basta con el primer aletear de una mariposa en una mañana de verano. Por eso sostengo que sí, que sí son diferentes ellos y nosotros…Los iluminados no miden la vida con los patrones comunes a lo que llamamos felicidad, su métrica es la de las estrellas”(1).

Ida Garberi
columnista de Cubainformación

(1) Prólogo del libro “Haydée habla del Moncada” de Celia Hart Santamaría

martes, 6 de enero de 2015

`Cuba da un plus de dignidad a las personas que se solidarizan con su Revolución´: Luis Puicercús.




Luis Puicercús, "Putxi", conocido activista de Madrid, presentó su libro "Brigadistas en Cuba" en el teatro de la Embajada de Cuba en Madrid, apenas unas horas después de conocerse la liberación de los antiterroristas cubanos presos en EEUU, y habló para Cubainformación sobre el contenido de este libro, que ha ofrecido a todo el Movimiento de Solidaridad.

El Imperialismo sigue siendo el enemigo de los pueblos del mundo




El 17 de diciembre de 2014 será recordado como un día en el que el pueblo cubano le ganó una batalla más al imperio. El regreso a casa de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino es el resultado de 16 años de lucha y resistencia de un pueblo que jamás dejó solos a sus Héroes, acompañado por el granito de arena de todos aquellos que defendemos la Revolución.
Esta no fue ninguna "concesión" de Washington. Como parte de un canje, Cuba liberó al criminal Alan Gross, subcontratista de la USAID, detenido en 2009 y condenado a 15 años por el delito de introducir celulares, computadoras, discos duros y un sofisticado equipo de contrabando a la isla para instalar una red ilegal de telecomunicaciones para la subversión interna. Un criminal confeso a cambio de tres hombres que investigaban actividades terroristas orquestadas desde Miami y que le han costado a Cuba 5000 muertos y mutilados. Sin haberles podido comprobar un solo cargo en su contra se les condenó a cadenas excesivas (la más cruel la de Gerardo Hernández la cual sumaba el tiempo de condena de Gross más dos cadenas perpetuas).
El caso de los Cinco Héroes estuvo caracterizado por el odio del gobierno de Estados Unidos contra Cuba. Desde las irregularidades en el proceso, la negación sistemática de las visas de Olga y Adriana (esposas de René y Gerardo respectivamente), por poner dos ejemplos. No olvidemos que René González y Fernando González fueron liberados tras cumplir íntegras sus condenas y que René tuvo que renunciar a su ciudadanía estadounidense a cambio de poder permanecer en territorio cubano tras una visita humanitaria para encontrarse con su hermano Roberto, gravemente enfermo.
Ese histórico 17 de diciembre se anunció de manera simultánea el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, relaciones que de manera unilateral rompió Estados Unidos dos años después del triunfo de la Revolución. Un paso importante que podría llevar a un eventual levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, criminal política de agresión imperialista cuya guerra financiera, particularmente dirigida hacia las transacciones bancarias, se recrudeció de manera cruel durante el año pasado.
¿Significa esto un cambio en la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba? ¿Es el comienzo de relaciones basadas en el respeto del imperio con Nuestra América y el mundo?
Mientras el discurso de Barack Obama crea en algunos (incluso amigos de la Revolución) la idea de que está dispuesto a construir, lanza un nuevo ataque a la República Bolivariana de Venezuela aprobando una ley impulsada nada menos que por el Senador Robert Menéndez y la congresista Ileana Ros-Lehtinen (conocidos por sus vínculos con organizaciones de la mafia anticubana y su apoyo a terroristas), que establece sanciones al gobierno venezolano, lo cual es una violación al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados.
Si a Obama le preocuparan tanto los derechos humanos, podría enjuiciar a los terroristas confesos Orlando Bosch y Luis Posada Carriles en vez de protegerlos, por ejemplo.
Podría cerrar sus centros de tortura, entregar el territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo. Abandonar sus planes de agresión, expansión y apropiación de los recursos naturales para mantener su consumo, cada vez más insostenible. Renunciar al uso de su fuerza política, militar y económica para dominar y asesinar pueblos e invadir territorios.
No puede haber paz sin libertad, ni relaciones normales sin independencia.
El sistema capitalista no funciona, no construye. No mejora estableciendo relaciones diplomáticas, ni siquiera levantando el bloqueo. El "poder blando" sigue siendo sometimiento sobre las naciones.
En un año donde se han incrementado las críticas internacionales después de salir a la luz las torturas cometidas por el imperio a raíz del 11 de septiembre y descubiertos nuevos planes subversivos de la USAID contra Cuba, Washington se ha visto obligado a cambiar de estrategia. Ante tanto fracaso se propone ahora una guerra cultural hacia la isla, una guerra interna dirigida hacia los jóvenes para, en el natural relevo generacional, encontrar a sus "líderes opositores" que logren el tan ansiado "cambio de régimen".
Intentos de subversión como el Proyecto Génesis, dirigido a formar "líderes juveniles de cambio", en el ámbito de la cultura. O desde las comunicaciones con el Piramideo o ZunZuneo, redes sociales que enviaban mensajes a los teléfonos celulares, enmascarados en noticias deportivas y culturales cuyo objetivo era causar un descontento social tal que pudiera provocar un levantamiento. El reclutamiento de jóvenes latinoamericanos con el mismo objetivo de subvertir el orden interno. El uso de grupos musicales como Los Aldeanos para a través de sus letras aparentar la existencia de focos sociales en contra del gobierno. Y la última provocación (bueno, intento de) protagonizado por la nueva Yoani Sánchez de la CIA, la artista plástica Tania Bruguera, quien convocó el pasado 30 de diciembre a un "micrófono abierto" en la Plaza de la Revolución, espacio simbólico del pueblo, empeñada en maquillar una actividad que promovía la desestabilización con arte y justificar que "en Cuba se viola la libertad de expresión" (rechazando todos los escenarios idóneos para expresiones artísticas que se le ofrecieron). Sin olvidarnos de las ya muy conocidas por sus montajes agresivos Damas de Blanco, utilizadas como una construcción mediática hecha hacia el exterior, que al igual que Yoani, no cuentan con una base social dentro de Cuba, reafirman las palabras de José Martí cuando dijo: "Los Estados Unidos se han palpado los hombros y se los han hallado ancho. Por violencia confesada nada tomarán. Por violencia oculta acaso. Por lo menos, se acercarán hacia todo aquello que desean".
No hay un nuevo comienzo en la política de Estados Unidos, sus pretensiones sigue siendo las mismas, crear una oposición en Cuba para derribar la Revolución. Aprovechar la necesidad histórica en la normalización de las relaciones para facilitarle a sus servicios especiales las acciones de subversión.
Todos sus intentos han fracasado y seguirán fracasando.
El sistema que predica la cultura del egoísmo, del consumismo, la que niega al ser humano, es totalmente incompatible con el sistema que pone al ser humano en el centro de todo. Nosotros los comunistas luchamos por erradicar el capitalismo en el mundo. El imperialismo, responsable de los horrores que vive este mundo, sigue siendo nuestro enemigo, y seguiremos luchando hasta derribarlo.
Compartimos con nuestros hermanos cubanos la enorme dicha de tener a los Cinco Héroes en la Patria y celebramos con el puño en alto otro enero de victorias. La Revolución Cubana siempre nos recuerda que vale la pena luchar, que es posible vivir en un mundo mejor y más justo para todos. Nos demuestra día con día que los pueblos podemos alcanzar la dignidad plena.

"Quien se levanta hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos"
José Martí

¡Hasta la Victoria Siempre!

Aline Pérez Neri. Miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales del Partido de los Comunistas (México)

domingo, 4 de enero de 2015

Fidel: “Aún cuando un día formalmente mejoraran las relaciones entre Cuba socialista y el imperio…”*




Aun cuando un día formalmente mejoraran las relaciones entre Cuba socialista y el imperio, no por ello cejaría ese imperio en su idea de aplastar a la Revolución Cubana, y no lo oculta, lo explican sus teóricos, lo explican los defensores de la filosofía del imperio. Hay algunos que afirman que es mejor realizar determinados cambios en la política hacia Cuba para penetrarla, para debilitarla, para destruirla, si es posible, incluso, pacíficamente; y otros que piensan que mientras más beligerancia le den a Cuba, más activa y efectiva será Cuba en sus luchas en el escenario de América Latina y del mundo. De modo que algo debe ser esencia del pensamiento revolucionario cubano, algo debe estar totalmente claro en la conciencia de nuestro pueblo, que ha tenido el privilegio de ser el primero en estos caminos, y es la conciencia de que nunca podremos, mientras exista el imperio, bajar la guardia, descuidar la defensa (APLAUSOS).
Lo digo porque tal vez algunos se puedan preguntar si no sería mejor dedicar esas energías, esos esfuerzos y esos recursos a la construcción del socialismo, al desarrollo del país, y yo respondo y cualquiera puede responder que sí, que sería mejor poder dedicar esos fondos, esas energías y esos recursos al desarrollo del país, pero no dejaría de ser más que una ilusión, una grave ilusión, una criminal ilusión, porque ese es el precio que tiene que pagar nuestro pueblo por su Revolución, por su libertad, por su independencia, por sus más sagrados derechos; es el precio que, incluso, a lo largo de la historia han tenido que pagar muchos pueblos por su derecho a existir. Y, en este caso, no solo para existir, sino existir por algo y para algo.
No podemos ignorar las realidades, y no creo que pueda perdonarse jamás nuestro pueblo, ni podría dejar de pagar un altísimo y fatal precio, si algún día se olvidara de esta realidad. Y no es que seamos pesimistas, somos simplemente realistas; no es que estemos contra la paz y la distensión; no es que estemos contra la coexistencia pacífica entre distintos sistemas políticos y económico-sociales, es que somos y tenemos que ser sencillamente realistas, y el realismo nos indica que mientras exista el imperio y mientras exista un pueblo digno en esta isla, un pueblo revolucionario en esta isla, habrá peligros para nuestra patria, a no ser que un día nos rebajemos tanto o seamos tan indignos como para renunciar a nuestra independencia, a nuestra libertad, a nuestros más sagrados y hermosos derechos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡No!”, Y DE: “¡Fidel, Fidel!”, Y DE: “¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!”).

*Discurso en el acto por el XXXII aniversario del desembarco del Granma, fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y proclamación de la Ciudad de La Habana “Lista para la defensa en la primera etapa”, 5 de diciembre de 1988 en la Plaza de la Revolución “José Martí”

sábado, 3 de enero de 2015

Una epopeya de 56 años




En un día como el de ayer, hace 56 años, se abría una nueva etapa histórica en Nuestra América. Batista y sus esbirros, junto a sus mentores y compinches norteamericanos y la oligarquía pro-yankee, huían de La Habana y se consumaba el triunfo de la Revolución Cubana. A partir de ese momento nada sería igual en Latinoamérica.
El certero instinto del imperio no se equivocó, y desde su inicio la Revolución fue combatida a muerte, hostigada, saboteada, aislada, y sus líderes fueron objeto de innumerables atentados, igual que su pueblo. Fue víctima del criminal bloqueo comercial, financiero, migratorio, informático más prolongado de la historia universal, que todavía sigue aunque ya ha sido herido de muerte y sus promotores y ejecutores confesaron su fracaso.
Todas las armas se utilizaron con tal de destruirla. Pero no pudieron, y a pesar de ese furioso ataque garantizó para su población índices de salud, educación, acceso a la cultura y al deporte, y a la seguridad social iguales o mejores que los de los países capitalistas desarrollados. Y además, hizo del internacionalismo socialista, de la solidaridad internacional, una bandera indeleble de lucha y llevó a sus médicos, enfermeros, educadores por todo el mundo, cuando sus detractores enviaban tropas y descargaban metralla.
Y cuando su auxilio fue requerido para librar la batalla decisiva contra el racismo, el apartheid y los restos del colonialismo en Africa allá fueron los cubanos y en Angola derrotaron definitivamente a los baluartes de la reacción, como lo atestiguara repetidamente un emocionado Nelson Mandela.
Si esa Revolución (así, siempre con mayúsculas) hubiese sido aplastada, la historia de América latina y el Caribe, y nuestras pequeñas biografías, habrían sido completamente diferentes. Por eso, nuestra eterna gratitud y nuestra deuda con la Revolución Cubana –con Fidel, Raúl, el Che, Camilo, “Barbarroja” Piñeiro, Almeida y los hombres y mujeres que lucharon bajo su conducción– es enorme e impagable.
De ahí que nuestra solidaridad y defensa de la Revolución Cubana deba ser incondicional, permanente y activa, como lo fue en la campaña que hizo posible la liberación de “Los 5”. Hoy seguimos en la lucha, más que nunca, porque el imperio se apresta a cambiar de táctica para lograr, apelando al “poder blando” (¡un peligroso eufemismo!) lo que por más de medio siglo no pudieron obtener por la fuerza.
Pero Cuba, con el apoyo de todos los pueblos de Nuestra América, resistirá y derrotará también la sinuosa embestida pergeñada por Washington

Atilio Borón

Haydée Santamaría según su hija Celia: Era sábado en la mañana




Melba (izquierda) y Haydée en la cárcel. Haydée habría cumplido 91 años este 30 de diciembre.

Era sábado en la mañana. El cielo se oscurecía por momentos anunciando la llegada del “norte”. Miriam, con su paciente obsesión, me había llamado durante las últimas semanas para que no dejara de ir a lo que suponía la conmemoración del 49 Aniversario de la salida, de la cárcel de mujeres, de mi mamá y de Melba Hernández. La guagua ya esperaba, y el grupo de combatientes era nutrido y demasiado alegre para tener un promedio de edad cercano a los 70 años.
En estas actividades, relacionadas con la lucha y la vida de mi madre, siempre comienzo a sentirme mal: todos me ven y quizá por mi carácter medio desenfadado o por algún que otro parecido ocasional con ella; me llenan de halagos y atenciones, me escuchan hablar esperando que sea Yeyé quien lo haga. Por supuesto que habla Celia, con su componente Santamaría, pero con un millar y medio más de otros componentes heredados o adquiridos, que bien vale la pena no reseñar.
El hecho es que con media sonrisa y algún bostezo, abordo el ómnibus lleno de algarabía, como si fuésemos escolares a una excursión. Tomamos la avenida que separa a mi ciudad, la más bella del mundo de la provincia La Habana. Ahora el cielo se despeja y desliza coquetón el velo blanco para divisar de cuando en vez ese azul perfecto y total hecho en Cuba. Eché un vistazo, lo contemplé con orgullo y enseguida reaccioné ante tanta intensidad de azul: “¡Ah!, Industriales volvió a ganar’’.
Era suficiente para un buen viaje. Pero el destino me tenía previsto otras cosas más importantes que mi team, y mire usted que no son muchas las cosas más importante que esa. De inmediato se escucha una voz grave y potente desde el fondo y observo a Cartaya: “¿Celia María, en qué andas?”. Un poco avergonzada por ser descubierta en mis retiros espirituales y azules me viro y empieza una charla amena, separada por unos cinco metros y un montón de personas riéndose y mofándose del uno y de la otra.
A la alegría es biológicamente imposible ser indiferente, te subyuga y te apresa. De esa manera, entre risas, bromas y sonidos no me percaté de que el cielo era espléndidamente azul y no tuve que evocar a Industriales para fabricar una mañana llena de contrastes y auténtica inspiración.
Llegamos a Guanajay. Allá nos esperaban los oficiales a cargo de la prisión de máxima seguridad. El compañero político – un jovencito mulato, demasiado joven– nos dio la bienvenida. Sus palabras eran serias y sentidas, de tal suerte que el alborozo inicial fue cediendo paso a una dulce consternación. De forma un tanto torpe avancé en la cola que llegaría hasta la celdilla donde estuvo presa aquella persona que me regañaba por no ponerme la plancha de los dientes o porque no me gustaba el pepino en la ensalada, aunque se hubiese gastado el preciado aceite de oliva. Llegamos …la fotografía harto conocida cobraba vida en aquel recinto.

A la salida de la cárcel

Mi madre muy delgada con la blusita blanca y la mirada de quien fue testigo del infierno. Luego su cama – no sé como dormiría, para ella dormir requería de ciertos acomodos- volví a mirar y pensé que algo diferente a mi alimentación era quien le permitía recostar la cabeza en la cama angosta.
Un libro carcomido y de edición baratísima de Las fuerzas morales, de José Ingenieros, era protegido por un vidrio. Qué raro – me dije-, nunca supe que mama leía a Ingenieros-. Mi niñez se me vino encima. Ya no reía. Algo me decía que aquella cama y aquellos barrotes corrían por mis venas. No escuché la voz del político, apenas podía con mis pensamientos.
Traté (como dicen a la ligera) de recordarla en sus buenos momentos, en la Casa o en mi casa llena de gente, color y buena música, cuando deseaba que yo fuese la criatura más bella del Universo ( creo que llegó a creérselo alguna vez), luchando porque mis ojos torcidos se enderezaran, o fuese mi andar más elegante, o que ya a los 12 años debía haber leído Cien años de soledad. “Si no lo lees ahora, mi hijita, estarás sola siempre” o , tratando inútilmente que mis dedos ensartaran una aguja. Nada servía… Allí estaba real y objetiva en su dolor, no sé hasta donde le sirvió Ingenieros, y qué fuerza o qué moral le dio. Sin pensarlo ni una vez les dije alzando la vista que la carta que escribió desde allí a mis abuelos, donde les comunicaba la felicidad de que Fidel estuviese vivo y que Abel sería el alma de la familia, debería pertenecerles y que con gusto se las daba…. Me detuve….. Ya no eran sólo los apuestos oficiales de la prisión, habían entrado durante mis reflexiones unos hombres vestidos de azul que me miraban con cierta curiosidad. –Miriam -dije-, ¿quiénes son?
Los reclusos – me respondió, rápidamente. “¿Los reclusos? ¿Los de aquí?’’ . Eran cerca de 15 de ellos, serios , limpios y sin un solo atuendo de esos que vemos en las temibles películas del sábado, lleno de grilletes o algo así. Ah –le dije- , pero son los que tienen libertad condicional. –No Celia -me dijo Miriam ya molesta-, son los reclusos de la cárcel, la condena menor es 20 años. Son presos comunes… No –dije- más me froté los ojos, eché un último vistazo a la triste camita y la imagen martirizada de mi madre… y escuché. Estaba hablando uno de esos… azules: “Para nosotros es de gran orgullo que un museo tan importante como este esté en nuestro reformatorio. Nosotros mismos lo pintamos y mantenemos y no queremos que nadie lo haga’’. No es posible – me dije- debo estar soñando con mama, ¿estos presos, muchos de ellos asesinos, hablando así de la Historia y diciendo que ya todos tenían el 9no grado gracias a las facilidades de la Revolución para superase?
No había división entre los oficiales y ellos, me puse a mirar y no había ni una sola arma de fuego, al menos a la vista. La coherencia del discurso era fenomenal para un asesino o lo que fuese. Me puse en guardia. -¡Ah no!, ¿pero qué es esto?-. Me separé del grupo un poco y esperé la alocución del preso común sobre dos presas políticas de hace cerca de 50 años, protagonistas de la Revolución que engendró la sociedad que a última instancia los había apresado.
Ya nos tocaba la actividad cultural… ¡con ellos!, no sin antes hacer prometer que les enviaríamos nuevas fotos y buena pintura para la celdita.. No hablaron de comida, ni de maltrato, ni de lo habitual que habla un hombre que tiene regulado sus encuentros con la luz del día.
La gala era en un pequeño patio donde se encontraba una batería destartalada con el nombre de “Guanajay” en letras itálicas y unos panes, agua de coco, y dulces hechos con azúcar prieta. Volvió el político a empuñar el micrófono y nos explicó que los presos eran seleccionados cuidadosamente… –ah, respiré – son esos que escogen… “por ellos mismos en asamblea’’, concluyó el muchacho. “¿Qué?, ¿ellos mismos? ¡Ah no! esto es Alicia en el país de las maravillas, ahora mismo me largo de acá”… Me detuvo la voz pausada y trémula de un hombre recitando una poesía de su inspiración.
Era sobre Melba y entre la cadencia infantil de la rima y la sinceridad de su texto me contuve: ¡Era de los azules! ¡Era un preso componiendo y recitando poesía! Me miraba a mí con lágrimas en los ojos y la verdad de lo maravilloso terminó por conquistarme de un golpe.
Vinieron los presos azules con flores y besos, me atiborraron de agua de coco, porque querían que todo fuese hecho por ellos.
Se levantaron agradeciendo la oportunidad que se les concedía para aprender, superase y cuidar de la celdita de Melba y mama. Ya no había más que pensar. Un oficial rubio cantó Yolanda y un preso le hizo la voz acompañante. Cuando gritaban “Yolanda”, se juntaban sus cabezas como colegas de grupo. Terminó la velada llena de flores y yo que no paraba de lagrimear. Ya no era por mi madre y su angosta camita de antaño. Ahí habían seres humanos que habían cometido faltas tan grandes que en muchos casos deberían pagar de por vida. Pero se les dio la posibilidad de ser libres de espíritu, y de superase y de conocer y eran mejores hombres que cuando estaban libres, según ellos hasta más seguros. Las palabras finales fueron para nuestros hermosos hermanos presos en Estados Unidos. El espejo de Alicia se me volvió a torcer.
Ellos allá, por soñar que un día todos los presos del mundo puedan tener trajecitos azules y ver televisión y cuidar de museos. Ellos no podían cantar Yolanda con sus carceleros , ni Yesterday tampoco.. Que Gerardo no ha podido ver la luz de diosa que se le enciende a Adriana cuando se ríe, ni Tony pudo jamás recitar un solo verso, desde su altura universal, a su carcelero. Ni pueden verse ni hablarse, ni tienen museos que cuidar, ni siquiera pueden ver el pálido azul de aquel cielo.
Mis cinco hermanos, tan grandes como los apóstoles en Roma, tienen relación con la angosta camita de Yeyé. Tal vez en eso estaba pensando mi mamá cuando recostó su cabeza en la almohada. No en mí, sino en que a partir de aquel entonces nos sobrarían jóvenes como Abel y como Boris… así de guapos, así de tiernos, así dispuestos a soñar en camitas angostas.

Texto de Celia María Hart Santamaría (1963-2008), publicado en el libro Haydée, hace falta tu voz (Ediciones Ojalá, 2014).